(EFE).- Al término del primer semestre de 2022, Venezuela muestra signos de una incipiente recuperación económica, en especial en sus tasas de crecimiento del PIB o en la reducción de la inflación respecto a ejercicios anteriores, lo que no anula la desigualdad social o la precariedad de los servicios básicos, entre otros problemas.
La mejora del país, cuya economía se redujo más del 70 % en la última década, empieza a notarse en un aumento del consumo o en la apertura incesante de pequeñas empresas, una realidad boyante en Caracas, mientras que millones de personas en la periferia siguen en la pobreza sin poder, en ocasiones, comprar lo necesario para comer.
A continuación, algunas claves de este crecimiento desigual:
Precios y moneda
La inflación acumulada en el primer semestre se ubica en 53,8 %, una sexta parte de lo que marcaba el indicador en la primera mitad de 2021, según mediciones del Observatorio Venezolano de Finanzas, un ente independiente integrado por expertos económicos.
Mientras tanto, el bolívar se devaluó en un 17 % frente al dólar en el primer semestre del año, de acuerdo con los reportes del Banco Central (BCV), un dato mucho mejor que el del mismo período de 2021, cuando la moneda venezolana se depreció cerca de un 50 %.
Estos resultados, según expertos, se deben, entre otras razones, al empeño del Ejecutivo en controlar la demanda de dólares, disminuyendo la emisión de bolívares, necesarios para comprar divisas, a través de la reducción del gasto público y la restricción de los créditos bancarios.
Petróleo y exportaciones
El petróleo, la principal fuente de riquezas de Venezuela, sigue fluctuando en cuanto a la producción mensual que pasó de 775.000 barriles por día (bpd) en abril a 735.000 en mayo. Los datos aportados hasta ahora por la Organización de Países Exportadores (OPEP) dan un promedio de 755.000 bpd.
Mientras, las exportaciones mostraron un crecimiento del 182 % en el primer trimestre, según el Gobierno, que en mayo cifró en un 76 % el alza de las no petroleras, sin explicar a cuál período de tiempo correspondía el dato.
Con esta realidad, Venezuela se aleja de la meta fijada por el presidente Nicolás Maduro de producir 2 millones de bpd a finales de 2022, así como del objetivo de exportar el 20 % de todo lo que se produce, pues -denuncian los industriales- tres cuartas partes del aparato productivo están inoperativas y las sanciones internacionales siguen restringiendo su capacidad de acción.
Alimentos y salarios
El sueldo mínimo se ubica en 130 bolívares, luego de un aumento que entró en vigencia en marzo y que supuso un aumento del 1,705 % en este monto que es percibido por cerca de 10 millones de personas, la mayoría obreros y pensionistas.
El celebrado incremento salarial se tradujo, en un primer momento, en 28 dólares mensuales, una cantidad que, con la devaluación monetaria, se ha reducido hasta 23,4 dólares o, lo que es lo mismo, en una capacidad para comprar solo el 5 % de los alimentos necesarios, ya que la canasta familiar ronda los 480 dólares.
Agua y luz
La pretendida reactivación económica se topa de frente con un servicio eléctrico que es interrumpido prácticamente a diario en la mayor parte del país, según mediciones independientes de afectados por esta situación.
Asimismo, más de la mitad de los nuevos emprendimientos y de los ciudadanos que aspiran a formar parte de la recuperación deben sortear una conexión a internet deficiente, que no llegue el agua a las tuberías diariamente y, en general, con unos servicios públicos que son valorados negativamente por el 50 % de los venezolanos.
Recuperación económica: Presente y futuro
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que Venezuela crecerá un 5 % este año y obtendrá el mejor desempeño de Sudamérica, una oportunidad que el Gobierno de Maduro espera potenciar con más inversiones extranjeras y la reapertura para vehículos en las fronteras terrestres a partir de agosto.
En este sentido, el mandatario emprendió una gira internacional en junio con la que prevé atraer capital desde Turquía, Argelia, Irán, Kuwait, Catar y Azerbaiyán, mientras mantiene un canal de diálogo con Estados Unidos que permita, como pretende el chavismo, el levantamiento de algunas sanciones financieras.
Toda esta recuperación económica carece de precisión en medio del silencio oficial que caracteriza al Ejecutivo y que, para blindar esta potestad de actuar sin control, ha aprobado recientemente la Ley de Zonas Económicas Exclusivas que otorga al jefe del Estado poderes para crear negocios libres de impuestos en algunas áreas geográficas del país.