(EFE).- Brasil naufragó en la Copa América de Estados Unidos dando una imagen pobre, con Vinícius desubicado, sin un centro del campo capaz generar fútbol y a la espera de un delantero con galones.
La primera gran cita de la Canarinha a los mandos de Dorival Júnior no llega al aprobado. El técnico aún no ha perdido, pero los ocho partidos que encadena invicto (3 victorias y 5 empates) dejan un mal sabor de boca.
«Bochorno» ha sido una de las palabras más repetidas en la prensa brasileña para referirse a la eliminación, antes de lo esperado, en cuartos de final en la tanda de penaltis a manos de Uruguay.
Estas son las claves del nuevo revés de la selección brasileña:
1. Ni rastro del ‘jogo bonito’
Los de Dorival han desplegado un juego burocrático y a menudo sin profundidad en los cuatro partidos disputados en la Copa América.
El empate sin goles en el debut frente a Costa Rica (0-0) activó las primeras alertas. El equipo recuperó el tono ante Paraguay (1-4), aunque volvió a tener una actuación gris contra Colombia (1-1).
En cuartos fue incapaz de tener un juego fluido los últimos veinte minutos, cuando tuvo superioridad tras la expulsión del uruguayo Nahitan Nández.
Sin Neymar, de baja por lesión, Brasil no tuvo un director de orquesta a la altura. Lucas Paquetá, inmerso en una investigación en Inglaterra por manipulación de apuestas deportivas, estaba llamado a ejercer ese rol, pero no dio el paso.
2. A la espera de Vinícius y Rodrygo
La afición esperaba ver la versión ‘madridista’ de Vinícius y Rodrygo, que llegaban con un nuevo título de Liga de Campeones de Europa debajo del brazo.
Pero al final ambos han sido dos de los señalados del traspiés en el torneo continental. Rodrygo, que asumió el 10 de Pelé y Neymar, se marcha sin ver portería. Vinícius se salió ante Paraguay con un doblete y poco más. Además, se perdió los cuartos por acumulación de tarjetas.
3. En busca de un 9 con jerarquía
La Copa América ha demostrado que Rodrygo, además de no gustarle, pierde muchas de sus virtudes en la posición de falso 9. Ahí le encajó Dorival, escoltado por Vini y Raphinha o Savinho, pero con libertad de movimientos. No funcionó.
Ante la Celeste fue el turno de Endrick, la joven promesa fichada por el Real Madrid que deslumbró en los amistosos de marzo ante Inglaterra y España. Tampoco funcionó. El exjugador del Palmeiras tuvo pocos minutos en general y apenas disfrutó de ocasiones de gol.
4. Sin laterales de garantías
Brasil siempre ha sido una prolífica fábrica de laterales técnicos y eminentemente ofensivos. La lista es interminable. Sin ir más lejos, en el Mundial de Corea y Japón 2002, el último que levantaron los sudamericanos, eran Cafú y Roberto Carlos.
En esta Copa América fueron Danilo (Juventus) y Wendell (Oporto). Ambos superan los 30 años. El primero fue además el capitán, que estuvo correcto en defensa, si bien aportó muy poco en ataque.
5. Tres seleccionadores en año y medio
Ante este escenario, los medios brasileños cuestionan si hay un proyecto deportivo serio con vistas al Mundial de 2026. La selección ha tenido tres técnicos desde el Mundial de Qatar: Ramon Menezes, Fernando Diniz y ahora Dorival Júnior.
Cada uno con un estilo diferente. En el caso de Diniz, se confió en él como parche hasta la llegada del anhelado italiano Carlo Ancelotti, lo que no finalmente no se produjo.
Sin tiempo para lamentaciones, Brasil tendrá en septiembre dos duros test ante Ecuador y Paraguay en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de 2026, donde hasta ahora acumula más derrotas (3) que victorias (2).
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