(EFE).- Científicos de varias universidades de América y Europa han identificado un grupo de plantas no nativas que han invadido los ecosistemas de los Andes y generado perturbaciones para la flora endémica de la mayor cordillera de América del Sur.
Así lo señaló este miércoles en un comunicado el ecuatoriano Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) al revelar un estudio que ha congregado a especialistas de instituciones académicas de Chile, Argentina, Ecuador, Bélgica y Estados Unidos.
El estudio sostiene que la cordillera de los Andes tiene un alto nivel de flora endémica que se constituye en una fuente importante de servicios ecosistémicos, pero que «se encuentra cada vez más amenazada por perturbaciones antropogénicas (generadas por el hombre) que han permitido el establecimiento de plantas no nativas, principalmente en las zonas de menor elevación».
«Las invasiones biológicas son uno de los principales factores que contribuyen a la pérdida de biodiversidad en todo el mundo, afectando ecosistemas en todos los biomas», se precisó en el estudio.
Asimismo, afirmó que, «aunque las invasiones de plantas se concentran actualmente en gran medida en las tierras bajas (de los Andes), el cambio climático y las actividades humanas están canalizando cada vez más especies hacia elevaciones más altas».
La investigación dividió en tres segmentos a la cordillera: Los páramos de la zona ecuatorial (Venezuela, Colombia, Ecuador y el norte de Perú), la puna (Perú y el norte de Chile) y la estepa sur andina (Chile y Argentina).
En la zona de los páramos las especies de flora invasora más importantes provienen de las familias Poaceae y Asteraceae; en la Puna de las familias Fabaceae y Rosaceae; mientras que en la estepa sur andina se han detectado Asteraceae, Poaceae y Fabaceae.
Cuatro de las plantas no nativas han sido ubicadas en todas las zonas andinas: Dactylis glomerata (Poaceae), Plantago lanceolata (Plantaginaceae), Taraxacum officinale (Asteraceae) y Rumex acetosella (Polygonaceae), precisó el informe difundido por Inabio.
Asimismo, precisó que veinte especies estaban presentes en al menos dos de las zonas biogeográficas definidas, de las cuales el 35 por ciento pertenecía a la familia Poaceae y el 15 por ciento Fabaceae; pero también detalló que el 75 por ciento eran de origen europeo.
El 62 por ciento de las especies identificadas en los páramos tienen forma herbácea, el 28 por ciento son graminoides y el 4 por ciento son arbustos.
En la puna el 41 por ciento son herbáceas, el 25 por ciento son gramíneas, el 18 por ciento son árboles y el 15 por ciento arbustos. En la estepa andina sur, el 68 por ciento son herbáceas, el 19 por ciento son gramíneas, el 7 por ciento son arbustos y el 6 por ciento árboles.
Los Andes tienen una extensión de más de 8.000 kilómetros y van desde Venezuela hasta Chile y Argentina, con una superficie estimada en tres millones de kilómetros cuadrados que albergan ecosistemas con una alta biodiversidad, tanto de flora como de fauna.
La cordillera de los Andes «es uno de los principales focos de biodiversidad en todo el mundo», con un «alto nivel de endemismo como resultado de la especiación y migración que ocurrió durante el último período glacial», se añadió en el informe.
Explicó que la zona andina concentra el 6,7 por ciento de la diversidad vegetal mundial y el 23 por ciento de las especies consideradas endémicas.
«Sin embargo, estos ecosistemas vulnerables han experimentado un aumento en las invasiones de plantas, con más de 100 especies de plantas no nativas reportadas recientemente en los ecosistemas de montaña en la estepa de los Andes del Sur«, precisó.
En el estudio han participado especialistas de las universidades argentinas de Concepción, Córdoba, Comahue y el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales.
También la Universidad de Chile, la Adventista, de Magallanes y el Instituto de Ecología y Biodiversidad chileno; la Universidad Espíritu Santo y el Inabio, de Ecuador; la Universidad Antwerp, de Bélgica; y las estadounidenses Lincoln y Tennessee.