Sergio Dahbar (ALN).- Chico Buarque de Hollanda recibió este año el premio Roger Caillois. Tanto el músico brasileño como el sociólogo y crítico literario francés que difundió la cultura de América Latina, comparten historias marcadas por los amores contrariados en la Segunda Guerra Mundial. A finales de enero el músico brasileño Chico Buarque de Hollanda (1944) ganó el premio Roger Caillois 2017 por su obra literaria. El reconocimiento fue creado en 1991 por el PEN Club de Francia, junto con la Casa de América Latina y la Sociedad de escritores y amigos de Roger Caillois (1913-1978), sociólogo francés y crítico literario que difundió la cultura de América Latina.
Nueve novelas y seis obras de teatro, junto a un universo musical donde las letras siempre alcanzaron un enorme valor poético, fueron reconocidos este año y ubicados entre las obras de otros autores latinoamericanos que ganaron el premio en el pasado: Leonardo Padura, Adolfo Bioy Casares, Álvaro Mutis, Cesar Aira, Mario Vargas Llosa, Ricardo Piglia, Carlos Fuentes, Juan Gabriel Vásquez, Alberto Manguel y Roberto Bolaño.
Músico con una capacidad creadora inagotable, intelectual comprometido contra la dictadura militar en los 70 -que lo condujo al exilio en Italia-, hoy es un mito viviente de la fuerza creadora brasileña. Sigue siendo un hombre tímido del que se enamoran todas las mujeres que lo conocen cuando baja en bermudas y franela hacia las playas de Ipanema, como uno más, en busca de los aromas del atardecer en una ciudad que no se parece a ninguna otra.
Cuando leí la noticia del premio, resultó inevitable que uniera ambos nombres, Caillois y Buarque de Hollanda, al del azar y de los estragos del amor que marcaron con fuego los años de la Segunda Guerra Mundial.
Roger Caillois tenía 25 años en 1938. Funda el Colegio de Sociología, con Gastón Bachelard, Georges Bataille y Michel Leiris. Y recibe una invitación para dar una conferencia en Buenos Aires. Su anfitriona es una mujer 23 años mayor que él, atractiva, mundana, intelectualmente interesante. Y tiene dinero. Victoria Ocampo.
De esa relación tormentosa y apasionada de Caillois y Ocampo dan cuenta sus cartas
Roger Caillois no lo sabe, pero se embarca hacia un destino que marcará su vida para siempre. Una conferencia se transforma en una estancia de seis años en Argentina. Caillois y Ocampo se enamoran.
De esa relación tormentosa y apasionada dan cuenta las cartas que en 1999 la editorial Sudamericana reunió con el lacónico título de Correspondencia. Victoria acoge a Roger en su casa de San Isidro. Y le presenta a todos los intelectuales argentinos que giraban alrededor de la revista Sur.
Pero Caillois esconde un secreto. Se llama Yvette Billod. Era su amante en Francia, y tuvo una hija que él apenas conocía, debido a su viaje a Buenos Aires. Victoria Ocampo se entera de esta situación. Mueve cielo y tierra para lograr que Billod y su hija se trasladen a salvo hasta Argentina.
Roger Caillois vivía como profesor en Buenos Aires y sus ingresos eran escasos. Ocampo se encargó de arreglar todo para que se casara con Yvette, y para que consiguieran un apartamento. Llegó a la obsesión de decorarlo. La correspondencia refleja fielmente la tormentosa relación que une y condena a estos tres personajes.
Vidas paralelas
¿Qué tiene que ver Chico Buarque de Hollanda con la historia accidentada de Caillois en el sur, en plena guerra? Aparentemente muy poco. Salvo que en 1967 Chico tenía 23 años y fue a visitar al poeta brasileño Manuel Bandeira en Río de Janeiro, que ya estaba viejo. Lo acompañaban Vinicius de Moraes y Tom Jobim.
En algún momento Bandeira le preguntó por su padre, el historiador Sergio Buarque de Hollanda. Se quejó de que hacía tiempo que no lo veía, recordó las cosas que habían vivido juntos, y mencionó al pasar que después se fue a Alemania y tuvo aquel hijo… Fue como si hubiera estallado una bomba en los pies de Chico. Todos entendieron que era un secreto para la familia.
Sergio Gunther fue presentador y cantante en Alemania Oriental
Este fue el hilo del que Chico Buarque de Hollanda comenzó a tirar. Con preguntas a sus padres y con dos historiadores que ayudaron a rastrear a Sergio Gunther, el hermano desconocido, que murió en 1981 sin que pudiera conocerlo. Había sido presentador y cantante en Alemania Oriental. Murió de cáncer del pulmón, igual que su padre. Ambos habían sido fumadores serios. Ambos le quitaban el filtro al cigarrillo.
Así nació El hermano alemán, que Chico publicó en 2015 en Literatura Mondadori. Una novela sobre una historia real, un intento por aclarar la bruma de un secreto familiar, lo que ocurrió en Alemania entre 1929 y 1931 cuando su padre fue corresponsal del Jornal do Brasil.
En 2017, los nombres de Chico Buarque de Hollanda y Roger Caillois quedaron unidos por un reconocimiento merecido, a la obra de un artista pleno que -aún a sus 72 años- quita el aliento con su talento para la creación de historias que conmueven.
Ambos, en tiempos absolutamente opuestos, vivieron en carne propia los estragos del amor y de la guerra. Y entendieron que nadie puede gobernar los impulsos humanos que suelen tener vida propia y consecuencias impredecibles.