Juan Carlos Zapata (ALN).- Tres vías y tres señales hacen posible conjeturar que no por difícil, la negociación entre Guaidó y Maduro no pueda arribar a un acuerdo. Los equipos vuelven a verse la cara. Vuelven a sentarse. Y aunque el terreno resulta escabroso, ¿hay que ser optimistas? Veamos lo siguiente:
La primera señal fue el comunicado del gobierno de Noruega en el que se deslizó la palabra “esperanza”. Si el acuerdo entre las partes es que sólo sea la mediación la encargada de la vocería y que la vocería, discreta, cuidadosa, parca, haya introducido la esperanza de que se arribe a un arreglo, pues hay que pensar que los avances están sobre la mesa.
Porque Héctor Rodríguez aspira a un acuerdo, a un acuerdo de los actores políticos, un acuerdo que luego sea reconocido por la gente. Lo dijo así: Si la sociedad no dialoga y se escucha, “los actores políticos pueden llegar a un acuerdo que la gente no reconoce”. Aquí está la buena noticia. Este dirigente del PSUV, del chavismo, ya piensa en el acuerdo, y piensa en uno que cuente con el respaldo del país.
La segunda señal. Héctor Rodríguez, gobernador del estado Miranda, miembro del equipo negociador de Nicolás Maduro y, por demás, el candidato de Maduro a las presidenciales en caso de haberlas, reconocía este martes en el Circuito Unión Radio de Caracas, que “se está avanzando” en la negociación. Interpretándolo, el avance es de tal naturaleza que ya Héctor Rodríguez comienza a decir que el “diálogo” debe trascender a Barbados, el diálogo debe ser una manifestación cotidiana de la sociedad, para que el país se reconozca y baje la confrontación. Ahora, ¿por qué afirma esto? Porque Héctor Rodríguez aspira a un acuerdo, a un acuerdo de los actores políticos, un acuerdo que luego sea reconocido por la gente. Lo dijo así: Si la sociedad no dialoga y se escucha, “los actores políticos pueden llegar a un acuerdo que la gente no reconoce”. Aquí está la buena noticia. Este dirigente del PSUV, del chavismo, ya piensa en el acuerdo, y piensa en uno que cuente con el respaldo del país. Héctor Rodríguez apunta que el hecho de “estar sentados en Barbados es un avance”. Y esta frase, no es cualquier cosa. Porque el diario ALnavío supo de buena fuente que a raíz de las más recientes sanciones de Estados Unidos contra los hijastros de Maduro -hijos de Cilia Flores, su esposa-, y contra el boliburgués Alex Saab -de extrema confianza de Maduro y Flores-, sus socios, hijo y empresas, el régimen de Maduro dudó en volver a la mesa de la negociación. Como ya estaba el antecedente de la sanción contra el hijo de Maduro, Nicolasito Maduro Guerra, los contrarios a la negociación querían que esta fuera la excusa para romper. Y Maduro no rompió. Y vuelven a la mesa. Y vuelven con este discurso de Héctor Rodríguez de más diálogo, más reconocimiento y menos confrontación y polarización.
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Así que de la esperanza del comunicado de Noruega se pasa a la señal de acuerdo de Héctor Rodríguez pese a que los puntos cruciales no hayan sido superados aún. Pero en esto consiste la negociación. Y lo que importa es que las partes, por mayores presiones que reciban, por mayores que sean las exigencias de los extremos, no han podido romper, no pueden romper (no los dejan romper) y siguen allí, buscando el acuerdo.
Tan es así que se llega ahora a la tercera señal. Y proviene del embajador de Guaidó en Estados Unidos. Carlos Vecchio no sólo confirmó la exclusiva del diario ALnavío sobre que las negociaciones se reanudan hoy, sino que, además, se mostró esperanzado de que la mesa arribe a un acuerdo antes de fin de año. El despacho es de la agencia AP. Señala que en “un discurso el martes en Washington afirmó que alberga esperanzas de que el diálogo resuelva la crisis antes de fin de año”. Esto es ahora. Esto es unos meses. Y es como si Héctor Rodríguez y Vecchio se hubieran puesto de acuerdo para ir preparando al país de que se negocia en serio, y en serio se avanza. Y lo dice Vecchio. Alto dirigente del partido Voluntad Popular, el mismo de Guaidó, y el embajador de mayor peso del gobierno de Guaidó, que ejerce funciones como tal, en el país donde se debaten “todas las opciones” para echar a Maduro del poder. Este espíritu del discurso de Vecchio, en nada contradice a Noruega que impuso una mesa de negociación permanente y “expedita”. Es expedito que haya acuerdo antes de fin de año.
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Luego, si a lo anterior sumamos la presión que están ejerciendo las potencias y los actores clave de la escena internacional –Rusia, China, la Unión Europea, el Vaticano, Canadá, inclusive los Estados Unidos y Cuba– para que la negociación no sea inútil, es posible pensar que se está en un camino en el que el acuerdo no es imposible. Eso sí, hay que prepararse. Y tomar en cuenta estas palabras de Héctor Rodríguez en Unión Radio: “El resultado que salga de esa mesa va a requerir un espíritu nacional”.