Antonio José Chinchetru (AL).- Los afines al presidente del Gobierno español le atribuyen un “magistral dominio de los tiempos”, que explica que haya actuado con cautela ante el reto independentista catalán. Los críticos con Mariano Rajoy le achacan una falta de energía que explicaría la lentitud de su respuesta. Durante la crisis ha cometido varios fallos, pero también ha tenido importantes aciertos.
La gestión de la respuesta del gobierno de Mariano Rajoy al reto independentista catalán no está exenta de polémica. La lentitud en la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución española para intervenir la autonomía catalana es una de las principales críticas que ha recibido en los dos últimos meses. En diversas ocasiones, la sociedad civil ha parecido ir por delante del Ejecutivo en la reacción frente al secesionismo.
La salida de empresas de Cataluña y las manifestaciones en Barcelona a favor de la unidad de España han sido poderosos argumentos contra el secesionismo. El rey Felipe VI mostró una fortaleza que algunos vieron como contrapunto a una aparente actitud timorata del jefe del Ejecutivo. Desde las filas gubernamentales, sin embargo, el discurso es que Rajoy mide a la perfección los tiempos. ALnavío ha seleccionado los tres grandes errores y los tres principales aciertos del presidente del Gobierno español en esta crisis política.
Tres grandes errores
1. Permitir la creación de dos nuevas efemérides en el calendario nacionalista: el 1-O y el 27-O
La constante rememoración de fechas consideradas históricas forma parte de la estrategia independentista catalana a lo largo de las últimas décadas. Rajoy ha permitido, primero, que se celebrara el referéndum ilegal del 1 de octubre y, segundo, que el Parlamento autonómico aprobara la resolución para proclamar la independencia de Cataluña el 27 de octubre. Podría haberlo evitado activando el artículo 155 de la Constitución española en septiembre. Al no hacerlo, Rajoy ha dejado que a medio y largo plazo el separatismo tenga dos nuevas efemérides de fuerte carga simbólica que celebrar como forma de mantener viva la reivindicación de la ruptura con España.
2. Mala gestión del referéndum ilegal del 1 de octubre
El Gobierno no tomó las medidas adecuadas para impedir la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre. Una vez que éste tuvo lugar trató de evitarlo tan sólo en una parte de los colegios electorales, enviando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El resultado es que la votación se llevó a cabo (aunque una misma persona pudiera votar tantas veces como quisiera), pero los independentistas lograron además imágenes de la Policía y la Guardia Civil intentado evitarlo, que fueron multiplicadas con noticas falsas y el uso de fotografías de cargas policiales antiguas para intoxicar. De esta manera, se permitió que el secesionismo ganara una batalla en la lucha por la opinión pública internacional.
3. Descuidar la prensa internacional
El independentismo catalán se ha empleado a fondo en la lucha por la opinión pública internacional, manteniendo siempre un contacto fluido con los corresponsales extranjeros para hacerles llegar su punto de vista. La actitud del Gobierno español ha sido la contraria. Según informaba hace algo más de dos semanas el periódico El Mundo, los profesionales de los medios internacionales en España se lamentaban de no tener interlocutores en La Moncloa, sede de la Presidencia del Ejecutivo español.
Rajoy y su equipo optaron durante demasiado tiempo por no presentar batalla en el frente de la opinión pública mundial. La fuga de empresas, las masivas manifestaciones en Barcelona a favor de la unidad de España y la escapada de Carles Puigdemont a Bruselas, con una rueda de prensa en esa ciudad que fue calificada como “circo” por varios periódicos de referencia internacional, han conseguido dar la vuelta a la situación.
Tres grandes aciertos
1. Pactar el artículo 155 de la Constitución con PSOE y Ciudadanos
El discurso independentista, y el de Podemos, han tratado de identificar en los últimos meses a España con el Gobierno del Partido Popular (PP). Uno de los argumentos recurrentes ha sido que la independencia supondría la ruptura con Mariano Rajoy y el PP, a los que se identifica con los ‘recortes’ realizados para hacer frente a la crisis. Al intervenir la autonomía catalana tras alcanzar un acuerdo con el PSOE (principal partido de la oposición) y Ciudadanos (cuarta fuerza parlamentaria) desarma el discurso de ‘Cataluña versus PP’ y transmite una imagen de política de Estado.
2. Convocar elecciones autonómicas en Cataluña
La jugada es arriesgada al convocarlas a corto plazo, para el 21 de diciembre, puesto que se corre el riesgo de que el independentismo vuelva a conseguir la mayoría en el Parlamento autonómico. Sin embargo, puede salir bien, puesto que los sondeos muestran un progresivo deterioro del apoyo al separatismo.
Al llamar a unos comicios, rompe el discurso independentista de que España está en contra de las urnas y además muestra las contradicciones de los partidos secesionistas. Estos se autodeslegitiman al acudir a una convocatoria electoral realizada por las autoridades de lo que dicen es un país extranjero tras la proclamación de independencia.
3. Cuidar los apoyos internacionales
En los últimos años, la propaganda independentista ha presumido de que contaba con el apoyo de numerosos gobiernos y organismos internacionales. Llegada la hora de la verdad, se ha visto que esto no es así. El único presidente que ha hecho declaraciones a favor del separatismo catalán ha sido el venezolano, Nicolás Maduro, que además ha puesto el canal Telesur al servicio de los secesionistas.
El gobierno de Rajoy, por el contrario, no ha lanzado mensajes triunfalistas en esta materia, más allá de insistir en que la independencia supondría la expulsión de Cataluña de la Unión Europea, pero ha afianzado apoyos oficiales a la unidad de España más allá de las fronteras. El resultado ha sido que decenas de países han rechazado de forma explícita la declaración unilateral de independencia, al igual que la UE. Ni siquiera Venezuela ha reconocido la supuesta república catalana.