Antonio José Chinchetru (ALN).- Las estrategias de PSOE y Podemos según se acercan los comicios catalanes del 21 de diciembre responden a una visión cortoplacista centrada en esas elecciones concretas. El acercamiento al nacionalismo por parte de los socialistas y la complicidad del partido de Pablo Iglesias con el independentismo les restan apoyos en el resto de España.
En un mundo en el que la información no entiende de fronteras físicas, dos de los cuatro grandes partidos afrontan las elecciones en Cataluña del 21 de diciembre como si los electores del resto de España no pudieran saber qué ocurre en esa comunidad autónoma. El PSOE, con una línea marcada por el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC, su formación ‘hermana’ en esa región), y Podemos enfrentan los comicios pensando en el corto plazo sin parecer evaluar las consecuencias que ello pueda tener en el conjunto del país de cara a unas futuras elecciones generales.
El PSC-PSOE busca diferenciarse de las otras tres formaciones consideradas constitucionalistas para tratar de captar un voto nacionalista desencantado con el independentismo. Como parte de esa estrategia ha incluido en sus listas electorales a destacados miembros de la formación catalanista democristiana Units per Avançar.
Este partido fue fundado por antiguos cargos de la extinta Unió Democràtica de Catalunya (CDC), que durante años formó coalición con Convergència Democràtica de Catalunya –refundada en el actual Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) de Carles Puigdemot– y que tuvo que disolverse por la acumulación de casos de corrupción.
Miquel Iceta ha hecho suyos muchos de los postulados de CDC y ha añadido nuevas propuestas destinadas a captar el voto nacionalista
El líder del PSC, Miquel Iceta, con el apoyo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha hecho suyos muchos de los postulados de la antigua CDC y ha añadido nuevas propuestas destinadas a captar el voto nacionalista. Defiende la creación de una Hacienda catalana que gestione todos los impuestos recaudados en Cataluña y propugna que el Estado condone parte de los 52.499 millones de euros (62.522 millones de dólares) del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) con los que el Estado ha rescatado financieramente a la Generalitat en los últimos años.
Al margen de eso, Iceta ya ha expresado en diversas ocasiones su rechazo a un acuerdo postelectoral que pudiera suponer que la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, fuera proclamada presidenta del gobierno autonómico en el caso de que la formación naranja fuera la más votada del bloque no independentista (tal como apuntan todos los sondeos). Ha dicho que sólo aceptaría un pacto que le situara a él al frente de un Ejecutivo regional. Esta actitud podría facilitar la formación de un nuevo Gobierno independentista catalán. Tras las críticas recibidas esta semana ha matizado que “estoy abierto a otras posibilidades”, si bien no ha explicado cuáles, más allá de que no apoyará a un candidato separatista.
En su intento de ganarse a los sectores considerados moderados dentro del nacionalismo catalán, el tándem Iceta-Sánchez corre el riesgo de molestar al electorado tradicional del PSOE del resto de España. Desde la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre, todas las encuestas han reflejado una mejora en la intención de voto de los socialistas cuando estos han acercado posturas con el gobierno de Mariano Rajoy y con Ciudadanos. En sentido contrario, cuando han marcado distancias con ellos los sondeos han apuntado a una fuerte bajada de apoyo a su formación.
Podemos juega en campo independentista
Si el PSOE no duda en hacer guiños al denominado nacionalismo moderado, la postura de Podemos es de un acercamiento más evidente al independentismo. Prueba de ello es su decisión de recurrir ante el Tribunal Constitucional (TC) la activación del artículo 155 de la Constitución Española, que ha permitido al Gobierno intervenir la autonomía y convocar elecciones regionales, en respuesta a la proclamación de la república catalana.
Podemos se ha convertido en el instrumento que necesitaba el separatismo contra el artículo 155
Los partidos separatistas PDeCAT y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no suman el mínimo de 50 miembros del Congreso de los Diputados español que marca la legislación para recurrir ante el TC. De esta manera, el grupo de Pablo Iglesias se ha convertido en el instrumento que necesitaba el separatismo.
Se trata de un nuevo episodio en una trayectoria caracterizada por una postura que en todo momento ha sido percibida por gran parte de la población como de complicidad con el independentismo. Al margen de que Pablo Iglesias y otros dirigentes de Podemos siempre hayan apostado por una acción conjunta con el separatismo, en este momento la postura responde a una estrategia electoral. La coalición Catalunya en Comú – Podem (en la que se presenta Podemos a las elecciones) está tratando de captar votos dentro del separatismo de izquierdas, caladero de ERC y la ultraizquierdista Candidatura de Unidad Popular (CUP).
La dirección de Podemos mantiene su cercanía con el independentismo a pesar de que esta le está suponiendo una constante pérdida de intención de voto en el conjunto de España, según reflejan las encuestas. Al igual que el PSOE, mantiene una estrategia a corto plazo que, con el tiempo, y cuando lleguen nuevos comicios en el resto del país, puede resultar muy negativa para sus intereses.