Antonio José Chinchetru (ALN).- La alianza con el separatismo es una seña de identidad de Podemos incluso antes de su propio nacimiento como partido político. Algunos de sus líderes, incluyendo a Pablo Iglesias, llevan años defendiendo esa estrategia como una vía para desmantelar el sistema parlamentario español surgido de la Transición a la democracia y la aprobación de la actual Constitución. El brusco giro dado por Iglesias la semana pasada, cuando comenzó a defender el ‘consenso del 78’ y la unidad de España, es mera retórica destinada a frenar la caída que reflejan los sondeos electorales.
Desde el momento mismo de la creación de Podemos, Pablo Iglesias se ha mostrado muy afín a los movimientos independentistas vasco y catalán, si bien siempre vinculó el objetivo de estos con el desmantelamiento del actual sistema político español. En 2014 afirmó que la separación de Cataluña de España sólo sería posible si se rompe “el candado del 78” (en referencia a la Constitución española, aprobada en 1978). Antes de la fundación del partido, su compañero y amigo Íñigo Errejón se había expresado ya de forma similar. En una mesa política sobre procesos constituyentes organizada por la revista Vientos del Sur, sostuvo que era necesario “convencer a las izquierdas a las que les va bien al calor de los sentimientos soberanistas o nacional-populares de que el candado del 78 sólo se abre juntos”.
Esa afinidad con el separatismo catalán ha sido el motor de la estrategia de Pablo Iglesias ante el reto independentista. La mayor parte de sus discursos durante las últimas semanas han sido coincidentes con los del separatismo. Aunque no ha apoyado de forma abierta la independencia de Cataluña, sí se ha mostrado en casi todos los casos partidario de las acciones emprendidas por quienes quieren la ruptura de España. El 5 de septiembre, casi un mes antes de la celebración del referéndum ilegal, dijo: “El 1 de octubre es una manifestación política legítima. Nosotros no compartimos la hoja de ruta de las fuerzas políticas que gobiernan en Cataluña, pero entendemos que el 1 de octubre es una manifestación legítima, y que las manifestaciones pueden tener muchas expresiones”.
No a la equidistancia, contra el Gobierno de España
Tras la celebración de la consulta ilegal, en la que se repitieron imágenes de personas que votaban varias veces, criticó al Gobierno por las acciones policiales para tratar de impedir el referéndum, a pesar de que habían sido ordenadas por los tribunales y no por el Ejecutivo. Se mostró, además, más afín al Ejecutivo independentista que al de Mariano Rajoy: “Este no es momento de equidistancias. Está muy claro quién ejerció ayer la represión y quién está del lado de la democracia”. También tuvo duras palabras con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, por mantener “un diálogo con el Partido Popular”.
Se ha mostrado en casi todos los casos partidario de las acciones emprendidas por quienes quieren la ruptura de España
Al igual que los nacionalistas, Iglesias dijo del Gobierno español que son “herederos de la dictadura” y “la vergüenza de todos los demócratas de Europa”. Podemos llegó a pedir formalmente, mediante una carta enviada al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, por cinco eurodiputados de la formación, que sancionara a España por “vulneración de los valores fundamentales” de la Unión Europea. Cuando el pasado 27 de octubre se votó en el Parlamento de Cataluña la declaración unilateral de independencia, Catalunya Si que es Pot (la coalición liderada por Podemos en Cataluña) fue el único grupo parlamentario no declarado oficialmente separatista que sí participó en la votación. Ciudadanos, PSC-PSOE y PP abandonaron la Cámara en señal de protesta. Ese mismo día, el Senado español aprobaba la activación del artículo 155 de la Constitución española para intervenir la autonomía catalana y convocar elecciones.
Pablo Iglesias llevaba atacando esa medida desde el mismo momento en que el Gobierno llegó a un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos para aplicarla. Llegó a decir que equivalía a una “administración colonial” de Cataluña y que implicaba “un ataque a los fundamentos mismos de la democracia española”. Tras su aprobación en el Senado, siguió criticándola. En ese momento, el partido ya estaba fracturado, tanto en esa comunidad autónoma como en el resto del país.
Las encuestas ya reflejaban una caída en la intención de voto a Podemos, una tendencia que además se aceleraba con el paso de las semanas. Y comenzaron a surgir voces contra la cercanía al independentismo en el seno del partido. Carolina Bescansa, fundadora de Podemos y exsecretaria general de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados (cargo del que fue apartada tras tomar partido por Íñigo Errejón frente a Pablo Iglesias en el último congreso de la formación), dijo hace dos semanas: “A mí me gustaría que Podemos hablase más de España y a los españoles, y no sólo a los independentistas”. Este fin de semana, Errejón también defendía la unidad de España en una entrevista en el diario El Mundo. Curiosamente, su trayectoria histórica ha sido en sentido contrario.
Tras la proclamación de independencia, la corriente interna Anticapitalistas reconoció la autoproclamada república catalana, y el entonces todavía líder de Podemos en Cataluña, Albano Dante Fachín, mostró su cercanía con los independentistas. Iglesias dio entonces un aparente giro de 180 grados en su estrategia. Intervino la autonomía de la federación catalana de su partido y comenzó un enfrentamiento con Fachín, que concluyó con la renuncia de este último. Además, impulsó repetir la alianza electoral con Catalunya en Comú. Esta formación agrupa en su seno a varios partidos de izquierdas, incluyendo Barcelona en Comú, la formación de la alcaldesa de la ciudad condal, Ada Colau.
Un líder independentista para la candidatura en Cataluña
Busca mostrar un alejamiento de los independentistas, pero se trata de un mero cambio cosmético
De esta manera, busca mostrar un alejamiento de los independentistas. Trata así de poner freno a la caída de apoyos que muestran las encuestas (el sondeo del CIS de este martes proyecta una bajada de un 21,1% a un 18,5% de los votos, y el del domingo en El Español prevé que sea superado por Ciudadanos en las próximas elecciones generales) y a la fractura en el seno de su partido. Sin embargo, se trata de un mero cambio cosmético. Ada Colau no destaca por su oposición al independentismo. De hecho, ha dado sobradas muestras de afinidad con sus defensores y ha llegado a decir que reconoce como “gobierno legítimo” al gabinete secesionista y destituido de Carles Puigdemont. Además, se ha referido a los antiguos miembros de este Ejecutivo que están en prisión por orden judicial como “prisioneros políticos”. Pablo Iglesias ha utilizado esta misma expresión, a pesar de que la doctrina jurídica muestra que no pueden ser considerados como tales.
Iglesias quiere que la candidatura de Catalunya Si que es Pot en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre sea para el miembro del Congreso de los Diputados, y dirigente de Catalunya en Comú, Xavier Domènech. Aunque en sus declaraciones más recientes este último no se ha expresado de forma tan abierta a favor de la ruptura con España, sí es separatista. De hecho, es miembro de la organización independentista anticapitalista Proceso Constituyente de Cataluña.