Antonio José Chinchetru (ALN).- El Gobierno de Mariano Rajoy confía en que, en cuanto se supere la situación generada por el desafío independentista, las casi 2.800 empresas que han trasladado su sede social fuera de Cataluña retornen a esta comunidad autónoma. Sin embargo, este punto de vista no es compartido por relevantes representantes del sector empresarial de la región. La experiencia histórica de Quebec, en Canadá, también apunta a que no se trata de un viaje de ida y vuelta.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, hizo un llamamiento la semana pasada en Barcelona durante la entrega anual de premios de la patronal autonómica Foment del Traball Nacional: “No saquéis más empresas, confiad”. A pesar de que desde la activación del artículo 155 la fuga de compañías hacia otras partes de España ha frenado su ritmo, el fenómeno continúa. Este viernes, según los datos del Colegio de Registradores, se alcanzaba la cifra de 2.773 compañías que habían trasladado su sede social fuera de Cataluña desde el 2 de octubre. Aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha mostrado su confianza en que estas compañías volverán a su comunidad de origen en cuanto esta vuelva a la normalidad, muchas de ellas no lo harán.
Bonet: “Las empresas que se han ido de Cataluña con motivo del desafío soberanista no volverán”
El presidente de la Cámara de Comercio de España y del Grupo Freixenet, José Luis Bonet, no comparte el optimismo de De Guindos. La semana pasada, dijo: “Las empresas que se han ido de Cataluña con motivo del desafío soberanista no volverán aunque finalmente no se produzca la independencia. En caso de que se mantenga la inestabilidad y la inseguridad jurídica, otras compañías seguirán abandonando la región”. El vicepresidente del Círculo de Economía de Cataluña, Juan José López Burniol, se expresó de forma similar en una conferencia que impartió en Zaragoza: “Las decisiones que se toman en la vida son irreversibles y muchas de las empresas que se han ido no volverán”.
Las declaraciones de López Burniol resultan especialmente relevantes debido a que es el vicepresidente de la Fundación Bancaria La Caixa, matriz del holding Criteria Caixa (que a su vez lo es de CaixaBank). Estas tres entidades fueron de las primeras en aprobar el traslado de su sede fuera de Cataluña (el banco a Valencia y las otras dos a Palma de Mallorca) tras el referéndum ilegal del 1 de octubre. No sólo han cambiado la sede social, sino también la fiscal. En esto siguieron los pasos de la primera entidad bancaria en ‘hacer las maletas’, el Banco Sabadell, que optó como destino por Alicante (Comunidad Valenciana).
Traslado de las sedes fiscales
Como estas entidades, cerca de mil compañías de todos los tamaños y sectores trasladaron su sede fiscal fuera de Cataluña a lo largo de octubre, según los datos de la Agencia Tributaria. Esta medida complica la vuelta a la comunidad de origen en mucha mayor medida que el cambio de sede social. Mientras que cambiar la localización de esta última no afecta de forma profunda a la estructura operativa de una gran compañía, esto sí ocurre al mudar la sede fiscal. En concreto, la ley obliga al trasladar a la nueva sede la gestión y dirección de los negocios (con lo que esto implica de mudanza de personal y directivos).
En el caso de las pequeñas y medianas empresas se suma a lo anterior que incluso el cambio de sede social implica costos importantes. Se tiene que pagar a abogados o a una gestoría para que se encarguen de las gestiones (un gasto menor para una gran compañía, pero relevante para una pequeña) y se tiene que pagar además el alquiler de una oficina en la ciudad de destino. En muchos casos esto hace que mantener la totalidad de la estructura en el lugar de origen suponga duplicar costos de modo no sostenible, por lo que se termina por trasladar también a parte o la totalidad del personal. Y resulta poco viable exigir a los empleados una nueva mudanza pocos meses después de la primera.
Al margen de los grandes bancos, algunas de las empresas que han trasladado su sede fiscal, además de la social, fuera de Cataluña son: las farmacéuticas Uxafarma (a Sevilla) y Stada (Madrid); Allianz Seguros (también a la capital de España), la cárnica Faccsa-Prolongo (Madrid) y La Bruixa d’Or y el resto de negocios de su fundador, Xavier Gabriel (la fiscal a Madrid y la social a Navarra).
El caso de Quebec
Cada vez son más los analistas que señalan el paralelismo entre lo que está ocurriendo en Cataluña y lo sucedido en Quebec, a pesar de que en la provincia francófona de Canadá el fracasado proceso independentista fue legal. Tras la victoria del separatista Partido Quebequés en las elecciones de 1976 saltaron todas las alarmas en el mundo empresarial de la zona, que era entonces la más próspera del país. De hecho, su capital económica Montreal, era la principal plaza financiera canadiense. La fuga de bancos y grandes empresas arrancó en 1978, dos años antes de la celebración del primero de los dos referendos de independencia pactados con el Gobierno central (el segundo fue en 1995).
Sólo en las dos últimas décadas Quebec ha perdido el 30% de su tejido empresarial
Las primeras en marcharse fueron las grandes entidades bancarias, que se trasladaron a Toronto (capital de Ontario y actualmente primera plaza financiera de Canadá). Es el caso del Bank of Montreal (que sigue teniendo su centro de operaciones en Toronto a pesar de mantener su nombre) y el Royal Bank of Canadá. La principal ciudad quebequesa pasó de ser la sede de los ocho mayores bancos canadienses a acoger a sólo uno de ellos, la National Bank o Banque Nationale du Canadá. Casi 40 años después, la situación sigue siendo la misma que tras la fuga bancaria.
A los bancos les siguieron muchas compañías del sector financiero y otros. Es el caso de la asegurador Sun Life y la aerolínea Air Canada. En tres años se marcharon casi 300 empresas, pero el proceso se prolongó en el tiempo y, hasta 1995, sumaron casi 700. Casi ninguna ha vuelto. Sin contar los 20 primeros años de este proceso, sólo en las dos últimas décadas Quebec ha perdido el 30% de su tejido empresarial, según los datos del Fraser Institute y el Instituto Económico de Quebec. Tras el referéndum independentista de 1995, Calgary y Vancouver tomaron el relevo de Ontario como territorios de destino.