Antonio José Chinchetru (ALN).- La portavoz de la CUP, Anna Gabriel, respondió a Carles Puigdemont en el ‘Parlament’ con un discurso típico del comunismo más radical. Los medios de comunicación de todo el mundo estaban siguiendo el pleno del Parlamento catalán.
La portavoz de la ultraizquierdista Candidatura de Unidad Popular (CUP) en el Parlamento de Cataluña, Anna Gabriel, era consciente ayer de que la mayor parte de los medios de comunicación del mundo estaban siguiendo el pleno del Parlament en el que ella participó. Y en ese escenario mostró al mundo la ortodoxia comunista y chavista de su formación. La cifra de periodistas acreditados ante el Legislativo autonómico en esa jornada alcanzaba el millar, mientras que los medios de comunicación presentes eran más de una centena.
Ataviada con una camiseta negra con un estampado de claras reminiscencias comunistas, el dibujo de un puño en alto agarrando una hoz y otro en igual gesto con un micrófono, proclamó en la más pura ortodoxia marxista: “Queremos seguir caminando hacia una liberación de clase”. Atacó el actual modelo democrático y con economía de libre mercado español, totalmente integrado en la Unión Europea, refiriéndose a él como “sistema económico” que es “heredero del franquismo”.
Dar miedo “a los poderosos”
En una frase propia del discurso chavista, dijo: “Queremos una república que dibuje un nuevo mapa de relaciones internacionales que no se escriban desde el poder y desde el dinero, sino desde la alianza fraternal con pueblos y resistencias”. En la misma línea, afirmó: “Queremos una república que tal vez da miedo a los poderosos, pero que alberga esperanzas en el corazón de muchas personas sencillas en este país”. De esta manera es posible que se estuviera refiriendo a todas las empresas que han trasladado su sede fuera de Cataluña ante la inestabilidad generada por el reto independentista.
Anna Gabriel: “Queremos seguir caminando hacia una liberación de clase”
Según Gabriel, el referéndum ilegal del 1 de octubre se celebró “bajo una ocupación policial y militar”. Aunque no se desplegó un solo soldado en pueblo o ciudad alguna de Cataluña, la portavoz de la CUP ofrece el típico discurso comunista de que la Policía actuando a las órdenes de jueces de una democracia liberal son fuerzas de ocupación contra el pueblo.
Para ella: “Es necesario como nunca que recuperemos derechos y respeto a la libertad de prensa, que necesitamos como nunca que se acabe con la censura en nuestras calles”. Sin embargo, no hay tal censura, puesto que existen diversos medios independentistas (muy subvencionados por el Gobierno catalán, tal y como le recordó durante su intervención la líder regional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont) que se publican en absoluta libertad.
Las palabras de Gabriel recuerdan la idea expresada, entre otros, por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, de que la existencia de medios de comunicación privados atenta contra la libertad de expresión.
Se refirió a la inexistente república catalana como “acosada no ya por un Estado y por todos sus poderes, sino por una extrema derecha que se ha visto desbocada e impune en las calles”. Según ella, esa “extrema derecha” ha actuado en “las calles de Barcelona”. No se ha visto presencia alguna de la ultraderecha en la capital catalana, pero según la CUP el millón de personas que se manifestó de forma pacífica en la ciudad este domingo eran fascistas. Equiparó, una vez más, a los partidarios de una democracia de corte occidental con ultraderechistas.
“Independentistas sin fronteras”
Dijo también que la suya es una “república internacionalista”, para acto seguido proclamar en un juego de palabras característico del comunismo: “Somos independentistas sin fronteras”. En un lenguaje propio de los movimientos de ultraizquierda afirmó: “Desde el ejercicio de la autodeterminación se avanza y hacemos posible el ejercicio de otros derechos políticos, culturales, económicos y sociales”.
Gabriel habló de “prácticas fascistas” y de “la persecución del Estado” para referirse a las actuaciones de los jueces y fuerzas de seguridad en defensa, precisamente, del Estado de derecho y el imperio de la ley. Para ella: “La consecución de las libertades es la vía de la desobediencia del Estado español”. La portavoz de la CUP insistió: “Un Estado español que despliega sin vergüenza fuerzas policiales y militares por todo el territorio, que usa técnicas de terror, que ha permitido la acción de la extrema derecha, que nos niega derechos civiles y políticos básicos y fundamentales”.
Al margen de que no se desplegó fuerza militar alguna y de que los policías y guardias civiles actuaron por orden judicial, no ha habido uso algún del terror. No se niegan, además, “derechos civiles y políticos básicos”, como demuestra el hecho de que ella pudiera hablar en el Parlamento catalán, para el que ha sido votada después de presentarse a unas elecciones.
Gabriel se refirió a la actual Carta Magna española como “las cadenas del 78” que “queremos romper”. Trató de invalidar la legitimidad de la Constitución española con el argumento de que sólo el 20% de quienes pudieron votarla siguen vivos. Según este discurso, que también comparte Podemos, en todos los países cada generación debería redactar su propia Constitución.
Gabriel se refirió a la actual Constitución española como “las cadenas del 78” que “queremos romper”
Dijo también: “La Constitución de 1978, de esta Constitución tan extraña española, la única en el contexto europeo que se proclama en un contexto de violencia de la extrema derecha”. Es cierto que entonces existía una actividad terrorista de ultraderecha, pero resultó minoritaria frente a la de ultraizquierda. En 1978 asesinó a cuatro personas, muy lejos de los 65 asesinados por ETA (de ideología ultraizquierdista e independentista vasca) ese mismo año, a los que hay que sumar otra víctima de las Fuerzas Armadas Guanches (nacionalistas canarios de izquierdas).
Ese año estaban también activos los grupos Loita Armada Revolucionaria (independentistas gallegos de izquierdas) y el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), además de que se formó Terra Lluire (Tierra Libre). Poble Lluire, considerado continuador del brazo político de esta banda catalana, está integrado precisamente en la CUP.