Antonio José Chinchetru (ALN).- El independentismo catalán ha aceptado concurrir a las elecciones autonómicas convocadas por Mariano Rajoy, pero tendrá que improvisar una estrategia sobre la marcha. Podemos las enfrenta con fuertes problemas internos. El bloque constitucionalista es el único que afronta los comicios sin dudas, aunque también hay diferencias sobre si acudir de forma conjunta o por separado.
Con la convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha puesto en marcha un juego de estrategia en el cual el primer combate se ha saldado a favor de los partidarios de la unidad de España. Al aceptar concurrir a los comicios, y al confirmarlo el propio Carles Puigdemont en su rueda de prensa en Bruselas, los partidos separatistas han reconocido de facto la legitimidad del Estado para hacer esta llamada a las urnas. De esta manera, su discurso ha quedado en entredicho después de haber proclamado una supuesta república catalana independiente.
Más que a un juego de ajedrez, la situación se parece a una partida de Risk. No hay dos contendientes sobre el tablero, sino un número más amplio de participantes que se coaligarán en varios bloques ya definidos. Sin embargo, la naturaleza de las alianzas está por definir y la correlación de fuerzas puede variar con el paso de los días.
Tres bloques diferenciados
Por un lado, se encuentra el grupo constitucionalista, formado por Partido Popular (PP), Ciudadanos y Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC, formación ‘hermana’ del PSOE que representa a este último en el territorio catalán).
Frente a él se sitúa el frente independentista. La participación del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT), del ex presidente autonómico Carles Puigdemont, y la de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), de su ex vicepresidente Oriol Junqueras, ya están confirmadas. La ultraizquierdista Candidatura de Unidad Popular (CUP) no ha aclarado si concurrirá o no a las elecciones.
Pablo Iglesias ha dado un giro estratégico de 180 grados para frenar la caída de apoyos a Podemos en toda España
Al margen de los dos grandes bloques figura Podem, la marca de Podemos en Cataluña, cuya posición ha variado entre la equidistancia y el apoyo abierto al independentismo, hasta hace un día con el aval de la dirección nacional del partido. Enfrenta la carrera electoral en una situación crítica, profundamente fragmentado. Su actitud de las últimas semanas ha causado que todos los sondeos electorales reflejen una importante caída de apoyo en el conjunto de España, por lo que Pablo Iglesias ha dado un giro estratégico de 180 grados. Ha pasado a criticar el apoyo al separatismo de los suyos en Cataluña y ha intervenido a su marca catalana para dirigirla desde Madrid.
Estos tres bloques tienen poco tiempo para definir con qué tipo de alianzas van a jugar en el tablero electoral. Apenas les queda una semana para ello. El 7 de noviembre es la fecha límite para registrar las posibles coaliciones que se puedan formar para concurrir a los comicios. Después, entre los días 13 y 18, deberán presentar ante la Junta Electoral Central la composición de las listas electorales, con los nombres de los candidatos a ocupar un escaño en el Parlamento autonómico.
Bloque constitucionalista, coordinado pero por separado
Debido al sistema electoral español, una misma cantidad de votos para varios partidos genera una suma total de escaños menor que si esos sufragios se dirigieran a una sola lista. Es la razón por la que PDeCAT, ERC y varios pequeños partidos independentistas acudieron a las últimas elecciones autonómicas en la coalición Junts Pel Sí (Juntos por el Sí). Desde el Partido Popular se ha tratado de promover una estrategia similar para el bloque constitucionalista de cara al 21 de diciembre.
Lo previsible es que los partidos constitucionalistas coordinen sus campañas electorales pero no vayan juntos en una única lista
Su vicesecretaria de Estudios y Programas a nivel nacional, Andrea Levy, defendió esta estrategia el sábado en una entrevista en la emisora radiofónica Onda Cero. La política catalana dijo: “Ir al 21-D todos los partidos constitucionalistas en una candidatura conjunta es una opción válida”. Desde Ciudadanos rechazaron rápidamente la propuesta. Consideran que muchos simpatizantes del PSC no votarían una candidatura en la que estuviera presente el PP y viceversa.
De esta manera, lo previsible es que los partidos constitucionalistas coordinen sus campañas electorales para movilizar el voto no nacionalista pero no vayan juntos en una única lista. Los escaños extra que pudieran dejar de ganar por no acudir en una sola candidatura podrían recuperarlos al evitar que muchos electores suyos no acudieran a votar para no apoyar una lista donde estén presentes políticos de partidos a los que rechazan.
En el frente independentista todo está abierto
Hace semanas se daba por hecho que, en el caso de que hubiera elecciones, el PDeCAT y ERC no reeditaran la coalición Junts Pel Sí (Juntos por el Sí) con la que concurrieron a los anteriores comicios. En el nuevo escenario, sin embargo, eso ya no está tan claro. En ambas formaciones se está valorando esta opción, pero todavía no hay nada decidido. En términos puramente electorales y de lucha interna dentro del bloque independentista, a ERC le conviene acudir por separado, puesto que todos los sondeos prevén que sea la fuerza más votada y que se imponga con comodidad sobre el partido de Puigdemont.
En términos de lucha interna dentro del bloque independentista, a ERC le conviene acudir por separado
Otra incógnita son los candidatos, sobre todo en lo referido al PDeCAT. Parece descartado que repita Puigdemont como cabeza de lista, por lo que se barajan varios nombres. Uno de ellos es el de Josep Rull, exconsejero (ministro regional) de Territorio y uno de los impulsores de la radicalización independentista del catalanismo de derechas, según informa El País. La sorpresa llegaría si el elegido es el exconsejero de Empresa, Santi Vila. Este último dimitió del cargo el jueves ante la negativa de Carles Puigdemont a convocar elecciones. Tan independentista como el resto del PDeCAT, difiere en la estrategia a seguir, puesto que defiende una vía pactada para lograr el objetivo.
Una opción que se maneja también es que los cabezas de lista independentistas, bien por separado o bien en una lista conjunta, sean los presidentes de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, que se encuentran en prisión preventiva acusados de un delito de sedición.
Podemos, las espadas en alto
En lo referido a Podemos, tampoco están claras las cosas. El descabezamiento de su líder catalán, el independentista Albano Dante Fachín, por orden de Pablo Iglesias ha limitado la autonomía de la marca regional del partido morado, Podem. Iglesias ha convocado un referéndum interno para concurrir en coalición, como ya hicieron en los anteriores comicios autonómicos con Catalunya en Comú. Esta formación agrupa en su seno a varios partidos de izquierdas, incluyendo Barcelona en Comú, la formación de la alcaldesa de la ciudad condal, Ada Colau.
El cabeza de lista sería el presidente de Catalunya en Comú y parlamentario en el Congreso de los Diputados español, Xavier Domènech. Se da la circunstancia de que Domènech es miembro de la organización independentista anticapitalista Proceso Constituyente de Cataluña.
Los representantes de la corriente Anticapitalistas, con una ideología muy similar a la CUP, todavía no se han expresado en público ante esta propuesta. Si la rechazaran podría ser un problema para los planes de Pablo Iglesias y Ada Colau. Han reconocido como establecida la república catalana independiente, son especialmente fuertes en esa región y su líder es el defenestrado Fachín.