Leticia Núñez (ALN).- Desde que asistió a su primer mitin, allá por 1980, Puigdemont siempre ha estado al lado de los independentistas. En 2016, llegó a la Generalitat de Cataluña con un aviso: “No es tiempo para cobardes ni para temerosos, tampoco para los flojos de piernas”. Y un año y medio después, el ‘president’ se ha convertido en el hombre que ha llevado el reclamo rupturista más lejos que nadie desafiando a la Constitución española. Hoy, a partir de las seis de la tarde, centrará las miradas de todo el mundo. ¿Proclamará la independencia?
Esta tarde se paran los relojes. Como en el cuento de Gabriel García Márquez “La mujer que llegaba a las seis”, hoy quien también irrumpirá a esa hora será el presidente catalán, Carles Puigdemont. Es un día decisivo. Hay muchas preguntas en el aire, pero la fundamental es si proclamará la independencia de Cataluña. Algo que se sabrá a partir de las seis, cuando comparecerá en el Parlamento regional para explicar “la situación política”, sin más detalle.
Puigdemont centrará las miradas de todo el mundo. Es el hombre que ha llevado el reclamo independentista de Cataluña más lejos que nadie. Ya lo advirtió el día que juró el cargo de presidente catalán, en enero del año pasado: “No es tiempo para cobardes ni para temerosos, ni para los flojos de piernas”. También es el hombre que podría fracturar a España. Pero, ¿quién es realmente?
Nació en la localidad gerundense de Amer hace 55 años. Es el segundo de ocho hermanos. Todos recibieron una educación en español en una escuela católica, pero, como muchos de su generación, en casa hablaba catalán. Está casado con la rumana Marcela Topor y tiene dos hijos. Es, resumidamente, un periodista hijo de pasteleros metido en política. Como si de la receta de un dulce se tratara, la trayectoria profesional Puigdemont mezcla dosis periodísticas y políticas a partes iguales.
Él, que de niño soñaba con ser astronauta, estudió filología catalana y después se dedicó de lleno al periodismo. Fueron más de dos décadas al pie de la actualidad, aunque no de forma exclusiva: en su juventud participó en distintas entidades de perfil nacionalista como la Crida y también cofundó las juventudes de Convergència Democrática de Cataluña (CDC) en Gerona.
El primer mitin al que asistió fue en 1980 y tuvo como protagonista a Jordi Pujol
Trabajó en los diarios Los Sitios y El Punt, donde según una información de Expansión, ejerció todo tipo de funciones: corresponsal, corrector lingüístico, redactor y redactor jefe. También fundó la Agència Catalana de Notícies, que dirigió entre 1999 y 2002, y la publicación en inglés Catalonia Today.
Desde 2006, la carrera periodística de Puigdemont vive un paréntesis. Ese año decidió dedicarse activamente a la política. Fue elegido diputado en el Parlamento catalán por parte de la formación Convergència i Unió (CiU). Un año después, en 2007, se presentó al frente de la candidatura de su partido a la Alcaldía de Gerona. Perdió y se mantuvo en la oposición en el consistorio hasta que en 2011 ganó y se convirtió en alcalde. Con esta victoria, Puigdemont puso fin a 32 años de hegemonía del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) en esa ciudad.
Reeditó el cargo en los comicios municipales de 2015 y ese verano fue elegido presidente de la Associació de Municipis per a la Independència (AMI), una entidad que engloba a entes locales favorables a la secesión.
Lo que viene después es conocido. Puigdemont ha sido el encargado de continuar con el trabajo que empezó su antecesor Artur Mas, actualmente inhabilitado para ocupar cualquier cargo público durante dos años por la celebración de una consulta independentista en noviembre de 2014. Y es que Puigdemont siempre ha estado del lado de los independentistas, incluso en la época en la que “había tan pocos que si faltaba uno (a las manifestaciones) se notaba”, como recuerda su amigo personal Miquel Casals en el libro “Puigdemont, el presidente @Krls”.
Habla el lenguaje de la independencia “como no lo hacía su más cauto predecesor, Artur Mas”, según publicó la BBC. Puigdemont calificó el simulacro de referéndum en noviembre de 2014 como “una victoria contundente e histórica del independentismo” y tras el referéndum ilegal del 1 de octubre señaló: “Creo que nos hemos ganado el derecho a ser oídos, pero lo que veo difícil de entender es esta indiferencia, o falta absoluta de interés, en entender qué está pasando aquí. Ellos nunca quisieron escucharnos”.
El primer mitin al que asistió fue en 1980 y tenía como protagonista a Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat y referente del nacionalismo catalán. Fue precisamente Pujol quien construyó su discurso político estableciendo como enemigo -calificado de rancio, retrógrado y egoísta- a España. Para Puigdemont, la labor de Pujol “quedará reivindicada por sí misma” con distancia “histórica”, según declaró al periódico ARA.
Como dice el refranero español: de aquellos barros, estos lodos. Aunque el deseo de independencia no empezó bajo su gobierno, Puigdemont sí es la cabeza visible del desafío sin precedentes a la Constitución española. Parece dispuesto a arriesgar la autonomía para conseguirlo. Promovió un referéndum sin ningún tipo de garantías que había prohibido el Tribunal Constitucional. De hecho, acumula seis desacatos a la máxima Corte judicial española en apenas un mes. Aunque los ojos de medio mundo ven el desafío independentista catalán como una travesía destinada al fracaso, este hijo de un pastelero de un pueblo de Gerona permanece impertérrito. Hasta las seis.