Antonio José Chinchetru (ALN).- El referéndum ilegal de este domingo y los planes del Gobierno catalán de proclamar la independencia esta semana podrían tener consecuencias no previstas por el nacionalismo ni por el Partido Popular. Mariano Rajoy tiene poco margen de maniobra más allá de asumir las competencias del Ejecutivo autonómico y convocar elecciones regionales. El gran beneficiado sería Ciudadanos, que podría llegar a gobernar en Cataluña.
La celebración del referéndum ilegal en Cataluña, que se llevó a cabo sin ningún tipo de garantías y que estuvo acompañada de imágenes de actuaciones policiales en una parte de los centros de votación, ha restringido el abanico de actuaciones que puede llevar a cabo el Gobierno español. Tal como adelantó el diario ALnavío la semana pasada, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene previsto proclamar la independencia de forma unilateral en los próximos días. Por ello, los analistas coinciden en que la única vía que le queda al Ejecutivo de Mariano Rajoy es asumir las competencias de la autonomía catalana para acto seguido convocar elecciones en dicha región.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha sido el primer líder político en plantear esta opción. En declaraciones a varios medios de comunicación ha pedido la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española. Dicho artículo establece en su punto 1: “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.
En el punto 2 añade: “Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas”.
De esta manera, la Constitución otorga al Gobierno, como lo hacen las Cartas Magnas de otros países con sistemas federales o descentralizados políticamente, una herramienta para impedir que el poder local actúe contra el interés general o la integridad territorial del Estado. En este caso concreto, el Ejecutivo podría asumir las competencias del Gobierno autonómico catalán para convocar elecciones regionales, una atribución del presidente de la Generalitat.
“Control de daños” en Cataluña
El jefe de Opinión del diario El Mundo, Jorge Bustos, ha enumerado a ALnavío la secuencia de hechos previsibles a partir de ahora: “Declaración unilateral de independencia; aplicación del artículo 155, no para suspender la autonomía al completo, sino para habilitar a Rajoy a convocar elecciones en Cataluña. Y, quizás, comicios en toda España”.
Cristian Campos, analista del diario digital El Español, coincide en la necesidad de aplicar el citado artículo de la Constitución Española. Sin embargo, él considera adecuado que la secuencia de los hechos sea diferente, para evitar que el Parlamento autonómico proclame la independencia.
En su opinión: “La batalla de la imagen o de la concordia y la paz ya está perdida, con lo cual lo único que puede hacer el Gobierno es aminorar daños”. Campos considera que hay que aplicar un “control de daños”. Esto “significa aplicar el 155 ya, antes de que se declare la independencia. La declaración de independencia será un gesto formal, pero con un peso simbólico enorme. Si se aplica ya el 155 no pasará de una nota a pie de página en los libros de Historia, pero si se declara la independencia de Cataluña, eso pasará a formar parte de los libros de Historia junto con la declaración de 1934 -cuando Lluís Companys proclamó el Estado catalán en el seno de una inexistente República federal española- y otras fechas”.
La celebración de unas elecciones autonómicas, con independencia de que las convoque Rajoy, Puigdemont u otro presidente catalán por haber sido inhabilitado este último, daría un vuelco total al Parlamento catalán.
En opinión de Campos, el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) de Puigdemont es el gran vencedor dentro del sector independentista: “El PDeCAT ha salido reforzado porque ha cumplido todo aquello que mucha gente pensaba que no iba a cumplir. No sé hasta qué punto les permitirá recuperar todo su antiguo electorado, pero al menos a nivel de imágenes han salido muy reforzados”.
Añade que: “Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) era el partido que hace dos meses aparecía como líder en todas las encuestas, pero lo que la gente está percibiendo en la calle es que el líder del proceso ha sido Puigdemont. Es quien ha dado la cara de manera más firme. Oriol Junqueras (líder de ERC y vicepresidente de la Generalitat de Cataluña) ha aparecido llorando, con muestras de sentimentalismo y de una melancolía típicamente catalana, y eso da una imagen de cierta debilidad”.
Ciudadanos, el gran vencedor
En el sector contrario, el “voto útil de todos los catalanes no nacionalistas es Ciudadanos”, en opinión de Campos. Este analista añade: “El poco Partido Popular (PP) que quedaba en Cataluña ha muerto, y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en estos momentos no es una opción porque no hay espacio para la tibieza”. Esta concentración del voto en torno al partido liderado por Albert Rivera podría suponer un giro absoluto en el panorama parlamentario catalán.
PDeCAT y ERC no repetirían su alianza electoral, y la ultraizquierdista Candidatura de Unidad Popular (CUP) y un Podemos que en Cataluña “se ha quitado la careta de la ambigüedad” presentarían sus propias listas electorales. Esto fragmentaría el voto independentista.
Los sufragios contrarios al nacionalismo se concentrarían en Ciudadanos. Aunque las sumas de votos independentistas y contrarios a la secesión fueran similares, la concentración en una única candidatura fortalecería al partido de Rivera, según explica Campos.
“Si se convoca a elecciones, Ciudadanos podría llegar a gobernar en Cataluña”, asegura el analista. De esta manera, la celebración del referéndum de este domingo podría tener un efecto contrario al previsto por sus promotores: la instauración mediante las urnas del primer Gobierno autonómico catalán abiertamente contrario al independentismo desde la restauración de la democracia en 1978.