Antonio José Chinchetru (ALN).- 2018 comienza en Cataluña presagiando un ‘annus horribilis’ de inestabilidad política y fuertes tensiones. Un ‘vídeo candidato’ a presidente de la Generalitat prófugo de la Justicia, una aritmética electoral endiablada a pesar de una apariencia de lo contrario, la irrupción del jacarandoso autonomismo tabarnés y la imparable fuga de empresas son algunos de los elementos principales del nuevo escenario en esta comunidad autónoma española.
Cataluña comienza el año en una situación política endiablada. La conformación de un Gobierno autonómico resulta sumamente complicada y la dinámica interna de cada uno de los dos bloques enfrentados, el independentista y el constitucionalista, resulta también muy compleja. Tras los comicios, la mayoría absoluta lograda por los separatistas no está garantizada debido a la situación de fuga en Bélgica de cinco de los diputados electos y la estancia en prisión de otros tres. La lista de enredos es larga, e incluye una nueva oleada de fuga de empresas y la reclamación de una nueva comunidad autónoma llamada Tabarnia, que nació como broma pero puede convertirse en algo serio.
1.- Carles Puigdemont, el ‘video candidato’ prófugo
Sobre el papel, el bloque independentista goza de una cómoda mayoría absoluta de 70 diputados (a pesar de que no logró alcanzar el 50% de los votos). Esto debería permitir que un candidato separatista lograra ser investido presidente autonómico al primer intento gracias a los 34 escaños de Junts per Catalunya, los 32 de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y los cuatro de la Candidatura de Unidad Popular (CUP). En una situación de normalidad, el aspirante natural sería el expresidente catalán Carles Puigdemont, cabeza de lista de la candidatura secesionista más votada.
Puigdemont, quien planteó los comicios como un plebiscito para que él pueda recuperar el cargo, reclama ser quien asuma la jefatura del próximo Gobierno autonómico. De hecho, argumenta que se trata de una “restitución” y que ningún otro presidente sería “legítimo”. Sin embargo, el hecho de que sea un prófugo de la Justicia complica que pueda colmar sus aspiraciones.
El reglamento del Parlamento de Cataluña obliga a que el candidato afronte el debate de investidura estando presente en la Cámara. Para que esto fuera posible, Puigdemont debería volver a España desde Bélgica, arriesgándose a ser detenido. Con tal fin, está tratando de forzar un cambio de la normativa interna del Legislativo regional para poder intervenir mediante videoconferencia.
2.- La ‘Opción Oriol Junqueras’ se desinfla
Hacer presidente a Puigdemont por videoconferencia no es del agrado de ERC, que reprocha a Puigdemont que se fugara mientras que Oriol Junqueras (exvicepresidente del Gobierno catalán y líder de Esquerra Republicana de Catalunya) se quedó en España e ingresó en la cárcel. La fuga del expresidente fue determinante para que se ordenara la prisión provisional de Junqueras mientras se le juzga debido al riesgo de que siguiera sus pasos. Sin embargo, tras un rechazo inicial al líder de Junts per Catalunya, la oposición a investir a Puigdemont va disminuyendo.
ERC fue una de las grandes derrotadas de los comicios. Afrontaba las elecciones como aspirante a ser el partido que lograra más votos y escaños, pero al final se vio reducida a una tercera posición (segunda dentro del independentismo). A pesar de ello, tras los comicios la formación reclamó a Puigdemont que volviera a Cataluña o que si no permitiera un acuerdo para que Junqueras fuera el nuevo presidente autonómico. Desde este partido se daba por hecho que los tribunales concederían el 4 de enero la libertad provisional a su líder.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Ya no confían en que Junqueras salga de prisión este jueves. Si esto no ocurre, no podría ser candidato debido a que no podría participar en persona en el debate de investidura. La semana pasada, ERC seguía dando por hecho que Puigdemont no podría ser el próximo presidente catalán, pero este lunes ha dado un giro de 180 grados. El portavoz del partido, Jordi Sabrià, ha declarado en una entrevista con la radio RAC1 que la “única opción” que barajan es la presidencia del líder de Junts per Catalunya. Sin embargo, eso no garantiza su elección.
3.- Ocho ‘tele votos’ desde Bélgica y la prisión
Aunque se llegara a un acuerdo entre los independentistas para presentar un candidato a presidir la Generaltitat de Cataluña, no está claro que se pudiera hacer efectiva la mayoría absoluta lograda en las urnas. No sólo es necesaria la presencia física del aspirante al cargo, también lo es para poder votar. Los diputados sólo pueden ejercer su voto a distancia por razones de “fuerza mayor” que no incluyen la prisión ni el encontrarse en el extranjero fugado de la Justicia.
De esta manera, los 70 diputados independentistas se convertirían en 62, frente a 57 constitucionalistas (36 de Ciudadanos, 17 de PSC-PSOE y cuatro de Partido Popular) y los ocho de Catalunya en Comú-Podem (la coalición de Podemos). El bloque que en principio votaría en contra de un candidato separatista sumaría 65 escaños, tres más que el independentismo. En el caso de que el juez concediera un permiso especial a los tres diputados encarcelados para poder acudir a la cámara, se produciría un empate.
4.- Una improbable cascada de renuncias
La única manera posible de desatascar esta situación sin forzar la legalidad sería que Puigdemont y los otros cuatro fugados en Bélgica renunciaran a sus escaños. Al no hacer efectiva su acta de diputados, esta pasaría a corresponder a los primeros miembros de las listas electorales de sus formaciones que han quedado por debajo del corte para ser elegidos. Serían cinco escaños que permitirían una mayoría 67 o 70 representantes (dependiendo de si el juez concede permiso penitenciario a los encarcelados para ir a votar, o incluso decreta para ellos la libertad provisional) frente a los 65 que suman los constitucionalistas más Catalunya en Comú-Podem.
Esta posibilidad es, sin embargo, muy remota. Puigdemont y el resto de exmienbros del gobierno catalán fugados no están dispuestos a tomar esa decisión. Para el antiguo presidente catalán supondría aceptar una derrota en toda regla y una aceptación de que todo su discurso no correspondía con la realidad.
Otra posibilidad sería reformar el reglamento del Parlamento autonómico para que se pudiera ejercer el voto a distancia, pero resulta muy complicado poder hacerlo de forma legal. Si se forzara la negativa, es probable que los tribunales terminaran invalidando el cambio normativo, con lo que la presidencia así lograda pasaría a ser ilegal y no efectiva.
5.- Inés Arrimadas, atrapada en su victoria
En el bloque constitucionalista la situación no es más fácil. A pesar de que Ciudadanos fue el partido más votado y de que logró un mayor número de escaños, su líder regional, Inés Arrimadas, no tiene posibilidad de ser elegida presidenta. Desde el Partido Popular le reclaman que se presente a la investidura, pero la formación de Albert Rivera rechaza hacerlo. Consideran que al no existir una posibilidad real de éxito el efecto sería negativo tanto para ella como para el conjunto de los opuestos al independentismo.
La postura mantenida por Podemos frente al independentismo y su marcada hostilidad a Ciudadanos hace casi imposible que Catalunya en Comú-Podem diera su apoyo a Arrimadas. De esta manera, y aunque no pudieran votar los independentistas encarcelados o fugados, la candidata de Ciudadanos podría lograr un máximo de 57 sufragios a su favor frente a 62 separatistas en contra. El atasco en el Parlamento autonómico es difícil de resolver y cada vez cobra más fuerza la opción de que se repitan los comicios este año.
6.- Un constitucionalismo dividido
La unidad de acción del constitucionalismo se disolvió con el cierre de los colegios electorales el 21 de diciembre. Los buenos resultados de Ciudadanos contratan con una derrota sin paliativos del PP. Los resultados del Partido Popular fueron incluso peores de lo esperado. La reacción por parte de su líder en Cataluña, Xavier García-Albiol y otros dirigentes fue culpar a la formación de Rivera y Arrimadas.
Tras las críticas, sin embargo, exigieron a Arrimadas que intentara formar Gobierno, a pesar de que la aritmética electoral hace de eso una misión imposible. También el PSC-PSOE reclamó que la cabeza de lista de la candidatura más votada se presentara a la investidura. Desde Ciudadanos se oponen a ello y consideran que es un intento de debilitarle de cara a una posible repetición de comicios o, incluso, para frenar su auge a nivel nacional.
7.- Podemos, víctima de sí mismo
La estrategia de Podemos, que ha oscilado entre la equidistancia y la complicidad con el independentismo, ha tenido un coste para este partido y sus aliados en Cataluña. Los malos resultados han dañado la imagen tanto de la formación como de su líder a nivel nacional. De hecho, una de las noticias tanto del final de 2017 como de 2018 es que Pablo Iglesias está ‘desaparecido’ ante la opinión pública, algo que se atribuye precisamente a un intento de no hacer frente a preguntas sobre los comicios.
8.- Irrupción de Tabarnia
Al margen de las matemáticas parlamentarias, un nuevo factor ha aparecido para complicar todavía más la situación política en Cataluña. Se trata de Tabarnia, una hipotética región formada por las zonas donde han vencido en las elecciones partidos constitucionalistas en las provincias de Barcelona y Tarragona. Aunque el término tenía varios años, cobró fuerza tras los comicios del 21 de diciembre. Lo hizo como una broma en las redes sociales, sobre todo Twitter, destinada a desmontar el argumentario independentista.
La propuesta consiste en que Tabarnia se constituya en una comunidad autónoma española separada de Cataluña. Sus promotores argumentan, con datos reales, que las zonas donde han vencido los constitucionalistas aportan a las cuentas de la Generalitat mucho más que aquellas donde predominan los separatistas, pero que reciben mucho menos. Aunque arrancó como una broma, cada vez hay más catalanes no separatistas que se lo plantean como una opción real y la propuesta ha sido objeto de reportajes en medios de comunicación de todo el mundo.
9.- Sigue la fuga de empresas
Los resultados electorales del 21 de diciembre lejos de tranquilizar al mundo empresarial catalán, le ha puesto todavía más en alerta. La fuga de empresas a otras partes de España ha tenido un repunte desde los comicios. Entre las empresas de gran tamaño que se han trasladado figuran algunas como la eléctrica Endesa, controlada por la italiana Enel, y la cadena hotelera Best Hotels, propietaria de 34 establecimientos en España y Andorra. El presidente del influyente Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, predijo tras las elecciones, en declaraciones a El Mundo, que el éxodo va a continuar.