Antonio José Chinchetru (ALN).- Lejos de lo prometido por los líderes independentistas catalanes, ninguno de los 28 Estados miembro de la Unión Europea ha apoyado el separatismo catalán. Con muy contadas excepciones, todos hacen frente a tensiones nacionalistas de diferente naturaleza e intensidad. ALnavío repasa los casos de Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Bélgica.
Los líderes separatistas catalanes prometieron a sus seguidores que cuando se proclamara la independencia numerosos países de la Unión Europea (UE) reconocerían inmediatamente la nueva república. Llegada la hora de la verdad, el 27 de octubre, no sucedió tal cosa. No supieron ver, o no quisieron hacerlo, que la mayor parte de los Gobiernos de la UE hacen frente en el seno de sus propios países a tensiones independentistas de mayor o menor intensidad.
Tan sólo Eslovenia, Portugal, Malta, Luxemburgo y Bulgaria (a pesar de tener una fuerte minoría turca) no sufren tensiones de este tipo. En Europa Occidental son más comunes los problemas de independentismos internos. Es el caso, por ejemplo, de Groenlandia y las Islas Feroe en Dinamarca. En la parte Central y Oriental se dan tanto los de este tipo como los generados por las minorías nacionales que se identifican en mayor o menor medida con un país vecino, a veces con reclamaciones de integrarse en este y en otras ocasiones no. Un caso muy importante afecta a Rumanía, con su población húngara en Transilvania y, dentro de esta región, en especial en la zona conocida como País Székely.
Otro es el de las minorías rusas de las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia), si bien aquí se trata de reivindicación puramente lingüística. Una situación diferente al resto es la de Chipre. El tercio norte de su territorio fue ocupado en 1974 por fuerzas militares de Turquía, tras lo que se estableció la República Turca del Norte de Chipre (tan sólo reconocida por el Gobierno de Ankara).
Dentro de este complejo mapa de tensiones nacionalistas en la Unión Europea, ALnavío ha seleccionado cinco países concretos afectados por problemas independentistas. Destacan por la importancia de estos Estados dentro de la UE o por la importancia de sus movimientos independentistas.
Francia
Es uno de los Estados europeos con más movimientos separatistas dentro de sus fronteras. Por una parte, le afectan de forma directa dos de los independentismos más activos en España, que tienen además ansias expansionistas en territorio galo. El nacionalismo catalán reclama la región histórica del Rosellón (que ocupa la práctica totalidad del actual departamento de los Pirineos Orientales), al que denomina Catalunya Nord (Cataluña Norte). Formó parte de España hasta 1659. El 3,5% de la población habla el catalán.
El otro caso es el del País Vasco Francés, que forma parte del departamento de los Pirineos Atlánticos. El nacionalismo vasco denomina a esta región Iparralde. El 25% de la población es bilingüe, si bien el uso del euskera como lengua predominante es propio de las zonas rurales.
Francia está afectada por otros casos de movimientos separatistas. Uno de ellos es el occitano, que pretende la independencia de una Occitania que se extendería a la práctica totalidad de la mitad sur del país (menos el Rosellón y el País Vasco Francés), una porción del noreste de Italia y el español Valle de Arán (que forma parte de la comunidad autónoma de Cataluña), zonas en las que hay población que usa el idioma occitano o lengua de Oc. Otro es el bretón, que reclama el reconocimiento como nación de Bretaña, una de las 13 regiones (división administrativa superior a los departamentos) de Francia. Además del francés, también se habla bretón y galó.
El último de ellos afecta a la patria chica de Napoleón Bonaparte: Córcega, donde además del idioma de Víctor Hugo se habla corso, una lengua muy similar al italiano. Es el más violento de todos. El grupo terrorista Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC) asesinó a más de 30 personas entre 1976 y 2014, un periodo en el que cometió cerca de un millar de asaltos y numerosos atentados.
En todas las zonas afectadas por el independentismo se acepta el uso de las ‘lenguas históricas’, hay rotulación de tráfico bilingüe y el estudio voluntario de ellas en la escuela. Sin embargo, el único idioma oficial es el francés.
Italia
Es otro de los países europeos con más casos de movimientos independentistas, al margen de las reclamaciones nacionalistas occitana (sobre una pequeña zona fronteriza con Francia) y catalana (sobre la ciudad de Alguer, en Cerdeña).
El más importante es el que afecta a la Padanía, neologismo acuñado en los años 90 del siglo pasado por la xenófoba Liga Norte, para denominar a la mitad septentrional del país. En parte del territorio que reclama para su nuevo Estado convive con el nacionalismo de Véneto, que reivindica la recuperación de la antigua república de Venecia. En 2015, el Tribunal Constitucional prohibió la celebración de un referéndum de independencia de la región.
También coexiste con el separatismo de Tirol del Sur (oficialmente, Provincia autónoma de Bolzano – Alto Adigio). Esta zona es de habla mayoritariamente alemana y los secesionistas aspiran a la integración en Austria (país que no mantiene reclamación territorial sobre la zona). Menores en importancia son los que afectan a las islas de Sicilia y Cerdeña.
Reino Unido
El primer Estado que va a abandonar la Unión Europea también enfrenta problemas de separatismo. El de mayor actualidad es Escocia, donde se celebró un referéndum en 2014 cuyo resultado fue contrario a la separación. Los independentistas consideran que con el triunfo del Brexit han cambiado las circunstancias y reclaman una nueva consulta, a pesar de que se comprometieron a aceptar el resultado si salían derrotados.
Otro caso es el de Irlanda del Norte o Úlster, el más sangriento de Europa Occidental en la segunda mitad del siglo XX y que enfrentó a republicanos (católicos partidarios de la integración en la República de Irlanda) y lealistas o unionistas (anglicanos partidarios de seguir en Reino Unido). Entre 1969 y 1998 fallecieron de forma violenta más de 3.500 personas, incluyendo casi dos millares de civiles. Más de 2.000 víctimas fueron responsabilidad de los grupos terroristas republicanos, sobre todo el IRA Provisional, mientras que algo más de 1.000 responden a acciones de sus equivalentes unionistas, entre los que destacan la Fuerza de Voluntarios del Úlster (UVF), según el Conflict Archive on the Internet (CAIN-Conflict and Politics in Northern Ireland), de la Universidad del Úlster.
En 1998 se estableció la autonomía de la zona, tras la firma del Acuerdo de Viernes Santo. Sin embargo, el Gobierno de Londres la ha suspendido en dos ocasiones por diferentes motivos. A pesar de que oficialmente se ha terminado el conflicto, organizaciones terroristas escindidas del IRA siguen actuando de forma puntual.
Existen otros casos, pero con mucha menor fuerza. Afectan a Gales, a la Isla de Man (territorio autónomo no integrado dentro del Reino Unido pero cuya Defensa y representación internacional depende de él), o incluso a Inglaterra, donde hay un muy minoritario movimiento que reclama su independencia del Reino Unido.
Alemania
La principal potencia europea no está exenta de tener en su seno un movimiento separatista. Este afecta al land (estado federado) de Baviera, si bien es muy minoritario. Su principal representante es el Partido de Baviera, cuyo mejor resultado electoral en décadas se produjo en 2013, año en el que consiguió un 2,1% de los votos en unos comicios. Esta formación política presentó una demanda para celebrar un referéndum de independencia. El Tribunal Constitucional dictaminó en diciembre de 2016 que esa consulta es ilegal, debido a que “la soberanía recae en el pueblo alemán”.
La Carta Magna germana también considera inconstitucionales los partidos cuyo fin sea “poner en peligro la existencia de la República Federal Alemana”, lo que supone que las formaciones independentistas son contrarias a la ley. A pesar de eso, el Partido de Baviera no ha sido ilegalizado.
Bélgica
Con algo menos de 11,5 millones de habitantes, el país adonde huyó Carles Puigdemont y que acoge la mayor parte de las instituciones de la Unión Europea enfrenta serios problemas nacionalistas. Está dividido en tres regiones con alto nivel de autonomía. Una de ellas es la propia capital, Bruselas. Las otras son Flandes y Valonia. Los flamencos hablan un dialecto del neerlandés, mientras que los valones se expresan en francés. El independentismo es especialmente fuerte en la región de habla neerlandesa. La independentista y conservadora Alianza Neo-Flamenca (N-VA) es la fuerza mayoritaria en el Parlamento de Flandes, si bien también forma parte del Gobierno belga.
Existe un separatismo también de ultraderecha de Vlaams Belang, cuyos diputados en la Cámara regional fueron los únicos que votaron a favor de reconocer la autoproclamada república catalana. No faltan partidos secesionistas de otras ideologías, incluyendo la extrema izquierda.