Daniel Gómez (ALN).- Carmen González, postulada para rectora del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, tiene un desafío por delante: recuperar el voto, una de las herramientas más poderosas que tienen los ciudadanos. “El voto es un instrumento de acción demócrata que debería ser usado con conciencia por todos los ciudadanos del país”.
Carmen González es una de los 15 postulados por la sociedad civil a la elección de rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Venezuela. Trabajó en esta institución por casi tres décadas como abogada. Hoy dirige la Asociación Civil Saber es Poder (Asosaber) y lidera en Venezuela dos de las principales luchas del país: la de la democracia, y también la del feminismo.
En esta entrevista con el diario ALnavío, Carmen González defiende la importancia del voto para lograr la paz en Venezuela. De ahí su postulación como rectora al CNE.
También señala a “la unidad, el encuentro y el diálogo” como la forma más efectiva que tiene el país para resolver sus problemas. Problemas entre los que se encuentra el machismo. Punto que también aborda en la entrevista.
– Lo mismo le pregunté al profesor José Domingo Mujica. ¿Es ingenuo postularse como candidato al CNE?
– Absolutamente no. Sabemos que este es un proceso complejo. Es público y notorio que los convocantes, la Asamblea Nacional, tienen una forma de elegir muy cuestionada, hasta el punto que recibieron algún regaño por parte de la comunidad internacional. Esto para nosotros también es como un reto. Nosotros al poner nuestro nombre buscamos reinstitucionalizar el Consejo Nacional Electoral y contribuir a que el voto, esa arma tan poderosa, sea el instrumento de paz que usen los venezolanos para lograr los cambios. Así que esto no es nada ingenuo. No es un capricho. Sabemos que nuestro trabajo no es fácil. De 114 que se postularon, 75 pasaron los requisitos para optar a la rectoría. En esos 75 me incluyo yo. De todos estos van a la plenaria 45, y de esos 45 van a escoger 15. De esos 15 queremos el equilibrio, la mitad, unas seis personas. Vean la complejidad que esto significa. Lo nuestro es decir aquí estamos para buscar la pacificación del país y encontrar un espacio donde estemos todos.
– ¿Por qué la sociedad civil ha decidido tomar la iniciativa en Venezuela?
-Estamos convencidos de que hay que asumir un reto. De decir como ciudadanos que aquí estamos y que enfrentamos los riesgos que implica poner nuestro nombre en determinadas instancias. Quien está en una trinchera está convencido de lo que tiene que hacer. Pero nosotros queremos que el país funcione desde el punto de vista económico, democrático, político… Nosotros podríamos decir que estamos en una situación de vulnerabilidad. Porque no estamos ni de un lado ni del otro. Desde el Foro Cívico y el Diálogo Social asumimos que debemos afrontar los riesgos y buscar el entendimiento que promueva el voto, uno de los instrumentos más poderosos que tiene la ciudadanía.
– Dice que es arriesgado postularse al CNE. ¿Cuáles son los riesgos que ustedes asumen?
– Te amenazan, te chantajean, te califican de colaboracionista, de alacrana, te dicen que cuánto te pagaron, que cuántos cargos te van a dar, etcétera. El imaginario popular cree que cuando uno pone su nombre para este tipo de actividades la única intención que tiene por detrás es lo meramente material. Lo económico. No. Nosotros estamos trabajando por el país. Nosotros estamos en Asosaber, vamos a cumplir 14 años en los que hemos demostrado trabajar con conciencia ciudadana, ayudando a las personas que entiendan que son parte de la solución y no del problema. Nosotros no estamos llegando como unos paracaidistas. Hemos hecho mucho trabajo a nivel sociopolítico para que después no podamos decir que este talento que yo tengo, este aprendizaje que yo tengo, lo pongo al servicio de la ciudadanía. No llegamos como advenedizos. Estuve 26 años en el Consejo Nacional Electoral y salí como jubilada. Nadie puede señalarme con el dedo. Lo que creo es que nosotros tenemos unos talentos y unas cualidades que merece la pena seguir aportando para que el país avance.
– ¿Está Venezuela preparada para un diálogo?
– 70 años de guerra en Colombia no han impedido que se sienten 13 veces para buscar un acuerdo de paz. Nosotros gracias a Dios no hemos llegado a esos extremos. ¿Entonces por qué no nos podemos sentar? Sí que tenemos algunas bajas, por lo ocurrido en 2017. Aquello fue duro. ¿Pero eso hará que no hablemos más nunca con el adversario? Fíjese que no digo enemigo, porque hablar de bueno y de malo no contribuye a buscar la paz.
– Esa polarización de la que habla, esa lucha entre buenos y malos, ¿es la que ha terminado debilitando el voto en Venezuela?
– Es cierto que la polarización ha servido para convertir el voto en un instrumento perverso. Parece que es negativo, al contrario de lo que debiera ser en las instituciones democráticas donde la participación primigenia es el voto. Para los que están en una parte de la polarización el voto es un instrumento para presionar. No voto, pero me das, como si fuera una especie de chantaje. Y para el oficialismo también. Para ellos es un instrumento de presión con el que logran sus objetivos. Porque ellos llaman a votar y van a buscar votantes hasta debajo de las piedras para conseguir que la gente vaya a las urnas. Cada quien hala el voto para su parte, para su interés. El voto es un instrumento de acción demócrata que debería ser usado con conciencia por todos los ciudadanos del país. En todas las partes del mundo se vota y se respeta la decisión.
– ¿Votar es ahora la principal necesidad de los venezolanos?
– Las encuestas dicen que la gente no quiere acciones bélicas. Y no le diré que no existe violencia porque hay femicidios, secuestros y otras muchas cosas que alteran el orden. Y otra cosa que dicen las encuestas es que la gente quiere participar y votar. Que no quieren resolver la situación por la vía de la confrontación. En Venezuela nadie está asumiendo las riendas de la institucionalidad. Tengo más de ocho meses sin internet, la gente no va al hospital porque no hay quien lo atienda, si vas a la calle y te chocan, o te roban, tienes que esperar más de 10 horas hasta que llegue una autoridad. Esto quiere decir que todas las instituciones, no sólo la electoral, tienen dolencias. Desde el punto de vista de la gobernabilidad el país está en una situación precaria y necesita que los que nos quedamos aquí se manifiesten. No esperar que venga un mesías, o alguien extraterrenal que nos venga a resolver los problemas.
– Habla de un líder extraterrenal. Hoy ni Maduro ni Guaidó aprueban en las encuestas. Y el país, además de polarizado políticamente, tiene una carencia de liderazgo. ¿No es en estas situaciones en las que emerge un mesías?
– No vamos a negar que en momentos de máxima presión surgen líderes como de debajo de las piedras. Esto es algo que no voy a negar ni diré que resolveremos nosotros solos el problema. Pero hoy, en lo que se refiere al plano del liderazgo, no se vislumbra que una sola persona pueda resolver la situación. La unidad, el encuentro y el diálogo son lo que puede contribuir al equilibrio que tanto deseamos. Por ahora, estos líderes que acabas de nombrar, creo que no conseguirán por sí solos lo que nosotros aspiramos. Uno porque ejerce el poder y la fuerza, y deja hacer y deja pasar, y el otro porque con todo lo que tenía, una Asamblea Nacional con más de 100 diputados, termina entregándola en cero. Así no podemos seguir apoyándole. Le dimos un legado de más de seis millones de votos que sirvió para dejar a la gente desesperanzada y a la deriva.
– ¿Está Venezuela preparada para tener una mujer líder?
– ¡Cómo no! Aquí hay mujeres con capacidad para destacar en lo que tiene que ver con el plano administrativo y financiero. Pero tenemos un techo de cristal que la mujer sigue pisando, pero no se atreve a romper. En los últimos días supimos que cada 30 horas una de nosotras es asesinada. Esto es porque la mujer se defiende, porque quiere salir de una relación, y el hombre termina resolviendo con violencia. Si no es la violencia desde el punto de vista físico, es desde el punto de vista psicológico. Aquí en Venezuela la cosa no está fácil. Desde el 1 de enero de 2020 hasta noviembre del año pasado teníamos 212 femicidios consumados y 12 frustrados. Este año, a principios de marzo según la organización Provea, teníamos siete mujeres asesinadas. Esto es terrible. Muestra una situación galopante que se ha agravado en tiempos de pandemia.
– ¿Diría que Venezuela es un país machista?
– Absolutamente. Y Venezuela no es el único. Pero día a día la mujer venezolana tiene que luchar por sus derechos. Mientras está en la calle o en el trabajo, luego regresa a casa a ayudar a recoger todo el trastero. Yo conozco hogares donde el hombre no calienta la comida, aun estando hecha. Sé de hogares que el primero que come es el hombre. Que la mejor comida es para el varón. Que la mujer no va a una reunión porque toca lavar los baños.
– Usted afronta dos luchas complicadas. La democracia y el feminismo en Venezuela.
– “Nunca mueren quienes han trabajado por los derechos humanos de las mujeres porque su legado hace historia”. Esto es una frase de Ruth Bader, quien fue jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos hasta su fallecimiento. Y claro, nosotras estamos trabajando por nosotras mismas, por nuestros derechos, es por eso que estamos aquí, y por eso que estamos en la postulación del CNE, para lograr ese equilibrio que promueva la reinstitucionalización de este órgano tan importante.