Leticia Núñez (ALN).- El oficialista Carlos Alvarado asumirá el poder el 8 de mayo en un país polarizado, con un desencanto social creciente y desafección hacia la clase política. Sólo contará con 10 diputados en el Parlamento, por lo que le espera una gobernabilidad compleja. Expertos consultados por ALnavío tienen claro que su gran reto será combatir el déficit fiscal, además de mejorar las infraestructuras: “Mucho trabajo para los próximos años, sin duda”.
Carlos derrotó a Fabricio en la batalla de los Alvarado, lo que significa que Costa Rica volverá a tener un presidente del Partido de Acción Ciudadana (PAC), tras el mandato de Luis Guillermo Solís. Alvarado, de 38 años, recibe un país dividido, polarizado entre quienes están a favor del matrimonio homosexual y quienes se oponen. Se hará cargo también de un país donde el desencanto social va a más y en el que la clase política está desacreditada. En lo económico, tendrá que lidiar con el déficit fiscal y deberá hacerlo ya, según expertos consultados por este diario.
No tendrá fácil gobernar. Lo hará con apenas 10 diputados de un total de 57. “Ese es el calvario. La mayoría de los partidos restantes han ‘prestado’ los votos al candidato del PAC, pero no los escaños”, dice al diario ALnavío Alfredo Rodríguez, director del Master Internacional en Políticas Públicas de Seguridad en la Universidad Camilo José Cela. En su opinión, “un Parlamento tan dividido hará que la oposición cobre fuerza y trate de no facilitar el gobierno al PAC y su nuevo presidente”.
Por ello, Rodríguez apunta que “la posibilidad más beneficiosa para Costa Rica es un pacto para los grandes temas de Estado, dejando a la confrontación los asuntos ideológicos y más políticos, y en estos, que sean las fuerzas del Parlamento las que se mojen, pero que luchen con fuerza en los grandes problemas para levantar el país” (Leer más: En Costa Rica la continuidad le gana al fanatismo).
En definitiva, el experto señala que “la democracia más consolidada de Latinoamérica se enfrenta a un período difícil de gobernabilidad y los políticos deben dejar a un lado las divisiones para centrarse en sus jefes: los ciudadanos costarricenses, y resolverles los problemas acuciantes que agobian al país”.
“La democracia más consolidada de Latinoamérica se enfrenta a un período difícil de gobernabilidad”
Una idea que también comparte David Redoli, miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). “Carlos Alvarado tendrá grandes dificultades para articular consensos, enfrentando una delicada gobernabilidad. El corolario es bastante claro: Costa Rica está dejando de ser la gran excepción en América Latina. Aunque la confianza de los costarricenses en la democracia (62%) siga estando por encima de la media regional (53%), según datos del Latinobarómetro de 2017, el país está experimentando procesos y dinámicas similares a los de sus vecinos”.
Unos procesos que Redoli enumera a ALnavío: “Elevada fragmentación y volatilidad del voto, desencanto social creciente, desafección hacia una clase política percibida como corrupta, poco confiable y poco eficiente”. En este sentido, destacan casos como el Cementazo, una compleja trama de influencias políticas que ha afectado a los tres poderes de la República y ha salpicado al propio presidente, Luis Guillermo Solís.
Redoli cita también la aparición de alternativas populistas, “todo ello combinado con la irrupción de las Iglesias protestantes como potentes actores políticos. A eso deberá enfrentarse el nuevo presidente”.
Con todos estos factores, Rodríguez tiene claro que la clase política de Costa Rica “no se puede permitir un gobierno con las carencias del recién finalizado”. Ahora la cuestión radica en ver “si lo lograrán… o si querrán”, tal como señala.
En lo económico, el malestar es igual de notorio. Ilka Treminio, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Costa Rica, lo argumenta así: “La crisis económica de 2008 tuvo un impacto muy fuerte en el empleo, que no se ha logrado resolver en la actualidad, especialmente entre los jóvenes. La economía funciona a varias velocidades: hay un sector muy dinámico, que ha permitido el fortalecimiento de las clases medias, pero luego hay una economía muy atrasada donde hay pocas oportunidades. Luego está el sector rural, dentro de la parte menos dinámica. Esas diferencias hacen que no todas las personas se sientan insertadas”, dice a ALnavío.
Con este panorama, Carlos Alvarado asumirá el poder el próximo 8 de mayo. El exministro de Trabajo durante algo menos de un año ha prometido en la campaña “un gobierno nacional que afronte problemas como la pobreza, el déficit fiscal y las infraestructuras”, entre otros aspectos. Estos son precisamente sus grandes retos.
“Tendrá que elaborar un plan antifraude que resucite al país”
Los expertos hacen especial énfasis en el déficit fiscal. Costa Rica cerró 2017 con el déficit más alto en tres décadas. Según informó el Ministerio de Hacienda, la diferencia entre ingresos y gastos del Gobierno alcanzó 6,2% del Producto Interior Bruto (PIB), superior a 5,3% registrado en diciembre de 2016. Asimismo, el déficit primario, que lo constituye el gasto sin intereses de la deuda, se ubicó en 3,1% del PIB, superior a 2,4% de diciembre de 2016 (Ver más: El próximo presidente de Costa Rica tendrá que enfrentar una “profunda” crisis fiscal).
“Costa Rica debe lograr los niveles de seguridad de antaño, que van decreciendo con los tiempos”, según Rodríguez
“El primer reto, y principal, es lidiar con la enorme deuda fiscal, por lo que tendrá que elaborar un plan de impuestos y un plan antifraude fiscal que resucite al país, es decir, elaborar un plan fiscal integral”, explica Rodríguez.
De igual manera se manifestó Rogelio Núñez, profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Alcalá, en un acto celebrado en la Casa de América en Madrid antes de los comicios. “Es una losa que pesa sobre el país y que puede provocar graves problemas estructurales. Tiene que ponerse a solucionarlo ya”, afirmó. La urgencia es tal, que, según Núñez, “a partir del 2 de abril hay que empezar a pensar en cómo derrotar el déficit, que es el enemigo”.
Treminio también señala que el reto de Carlos Alvarado es de una magnitud considerable. “El primer mes ya va a tener que ver cómo paga los salarios del sector público. Va a llegar al gobierno sin tener recursos”, sostiene.
“No posponer las grandes decisiones”
Al margen del déficit fiscal, Alfredo Rodríguez apunta otra serie de retos. “En paralelo, mejorar los niveles de empleo, lo que, además, contribuiría a ayudar con el déficit fiscal. Otro gran reto es mejorar las infraestructuras, en especial las de movilidad, es decir, las relativas a la circulación, aunque no son las únicas”.
Por su parte, Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas sobre América Latina en el Cato Institute de Washington, tampoco se olvida del aumento de la desigualdad –dice que Costa Rica es el país de América Latina donde más ha crecido en el último siglo- y que en los últimos 20 años “la pobreza no baja del 20% de la población”. Algo que a su juicio obliga a Alvarado a “no posponer las grandes decisiones”.
Por si fuera poco, Rodríguez añade un par de tareas más a la lista de Carlos Alvarado. En primer lugar, lograr una sociedad igualitaria “donde se respeten los derechos de hombres y mujeres por igual”. Después, “lograr los niveles de seguridad de antaño, que van decreciendo con los tiempos”. Y finalmente, reducir las tasas de abandono escolar, puesto que “la educación y la formación son los pilares de una sociedad abierta, desarrollada y de futuro”. Con todo ello, concluye: “Mucho trabajo para los próximos años, sin duda”.