Antonio José Chinchetru (ALN).- La unidad de acción del separatismo catalán es cosa del pasado. Carles Puigdemont se está convirtiendo en una rémora desde el punto de vista de gran parte del independentismo. El expresidente fugado a Bélgica se encuentra cada vez más aislado frente a ERC y PDeCAT, que desconfían de su estrategia. Los dirigentes de estas formaciones además marcan distancias con él de una forma cada vez más evidente.
Carles Puigdemont ha establecido su domicilio belga en Waterloo, escenario de la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte. Para el expresidente catalán, la localidad europea puede convertirse en algo parecido a lo que fue la isla atlántica de Santa Elena para el corso: el lugar de su definitivo destierro y soledad. Más allá de declaraciones de cara a la galería, el grueso de los líderes independentistas margina cada vez más al fugado, cuyas aspiraciones de recuperar el poder en Cataluña se presentan más lejanas conforme pasan los días.
El periodista de El Español y analista político Cristian Campos ha dicho a ALnavío: “Ahora mismo hay una guerra civil entre Esquerra Republicana (ERC) y Junts per Catalunya (JpC, la marca electoral con la que Puigdemont se presentó a los comicios de diciembre). Es una guerra fría, pero cada vez más beligerante”. Y añade: “ERC sabe que el camino de Puigdemont y el equipo de cuatro o cinco fanáticos que le rodean es absolutamente inviable. En el hipotético caso de que pudiera hacer una investidura simbólica, eso no tendría ningún recorrido. Sería una victoria en las redes sociales, pero nada más. Sería anulada por los tribunales y no tendría ningún efecto en la práctica”.
“ERC sabe que el camino de Puigdemont es inviable”, dice Cristian Campos
La secretaria general de ERC, Marta Rovira, es una de las personas que más claramente ha marcado distancias con Puigdemont, al tratar de trasladarle a él toda la responsabilidad de la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre. En su declaración de este lunes ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, Rovira sostuvo que ella trató de convencer al entonces presidente autonómico para que suspendiera la consulta debido a las cargas policiales que hubo en algunos colegios electorales. Según el relato, recogido por el periódico El País, Puigdemont desatendió sus argumentos y decidió seguir adelante.
Aunque oficialmente el presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent, sigue apostando por la investidura de Puigdemont, los hechos van en otro sentido. Por iniciativa suya, la Mesa de la Cámara ha decidido detener la propuesta de JpC para reformar la Ley de la Presidencia de la Generalitat con el objetivo de permitir que el político fugado pueda ser elegido sin estar presente en la sede del Legislativo autonómico. Por el momento, la decisión es solicitar un informe jurídico a los letrados del Parlament sobre esta cuestión.
Torrent y Rovira no quieren acabar en prisión
En opinión de Campos, Torrent y Rovira actúan de esta manera porque “no tienen ninguna intención de ir a la cárcel”. El analista catalán ha dicho a este periódico: “No sé si ERC está más sensata o más acobardada. Pero, en cualquier caso, tan sólo han cambiado la estrategia. No han dejado de ser independentistas, pero están pensando que lo pueden conseguir poco a poco. Es la teoría del gota o gota”.
Ha habido un giro radical en la estrategia de los principales dirigentes del separatismo. En este sentido, Campos recuerda: “Si cuando se proclamó la república catalana fue ERC la que presionó a Puigdemont, que quería convocar elecciones, para que adelantara la declaración de independencia, ahora es al revés. Son Puigdemont y su grupo de cinco acólitos quienes están empujando hacia adelante sin que eso vaya a llegar a ningún lado”.
Según el analista: “ERC está toreando a Junts Per Catalunya. Las dos partes esperan que la otra sea la que caiga. Ninguna de ellas quiere aparecer frente a sus seguidores como quien ha roto el procés, la ilusión”.
Aislado en su propia formación
Puigdemont no sólo está aislado de la segunda mayor fuerza separatista. También lo está de la que se supone que es su formación, el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT). La distancia entre el expresidente catalán y la dirigencia del PDeCAT, un partido que en opinión de Campos “está muerto”, es cada vez más insalvable, con un rechazo que es mutuo.
Según Campos, el PDeCAT “no es nada partidario de lo que está haciendo Puigdemont, dinamitando cualquier posibilidad de que en Cataluña haya un gobierno normal”. La posición de la formación es mucho más cercana a ERC que a la estrategia marcada desde Waterloo. Por otra parte, la influencia que tiene el partido sobre el político prófugo de la Justicia es nula.
Incluso Mas, predecesor de Puigdemont, marca distancias con el fugado
Incluso quien fuera el mentor de Puigdemont y predecesor suyo en la Presidencia de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, marca distancias con el fugado. En su declaración ante el juez del Tribunal Supremo, Mas sostuvo que le recomendó a Puigdemont que convocara nuevas elecciones autonómicas y que se sometiera a votación la declaración unilateral de independencia, tal como recoge El País. Además, dijo que su intención, totalmente distinta a la línea de actuación que protagonizó Puigdemont, era alcanzar un acuerdo negociado con el Estado.
Puigdemont está en Waterloo tan aislado como Napoleón en Santa Elena, desconectado de la realidad diaria del territorio sobre el que gobernó en el pasado. Campos sostiene: “Puigdemont está solo junto con su pequeño grupo. No le debe llegar ninguna información más allá de la que le transmite esta gente. Le están vendiendo la idea de que aquí en Cataluña todo el mundo está esperando ansioso su coronación. Vive aislado informativamente. Ya lo estaba cuando era presidente catalán normal. Aquí vivía en una burbuja, pero la burbuja en Bélgica es aún más exagerada”.