Zenaida Amador (ALN).- El esperado 23 de febrero finalmente llegó. Esta vez a Caracas le toca reforzar la ardua labor desplegada desde los puntos fronterizos para el ingreso al territorio de la ayuda humanitaria y dar la cara en las horas cruciales de lo que parece una nueva etapa histórica para Venezuela.
Mientras despuntaba el sábado con las informaciones de los enfrentamientos en la frontera, los caraqueños iniciaban una jornada de protesta atípica. Los grandes líderes, comenzando por el propio Juan Guaidó, están al frente de las gestiones para el ingreso de la ayuda humanitaria en los puntos fronterizos. Esta vez, a diferencia de lo que suele ocurrir, las acciones comienzan en el interior para luego concentrarse en la capital de la nación.
Guaidó hizo un llamado claro para este 23 de febrero: “Convocamos a todos a salir masivamente a la calle en todo el país, a manifestarse en paz en los cuarteles para exigirle a la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) que deje pasar la ayuda humanitaria”. Y la gente así lo hizo, asumiendo el liderazgo de la manifestación cívica.
La movilización ciudadana rodeó la Base Aérea de La Carlota, al este de Caracas, donde los manifestantes gritaron consignas para demandarles a los militares que cese la agresión al pueblo, que se pongan del lado de la Constitución y permitan que la ayuda humanitaria llegue a los más necesitados
Los ciudadanos se echaron a las calles, con franelas blancas y banderas, sin importar el agresivo despliegue militar con el que amaneció Caracas. Todos entusiastas y sonrientes, esperanzados y convencidos de la trascendencia de este momento.
La movilización ciudadana rodeó la Base Aérea de La Carlota, al este de Caracas, donde los manifestantes gritaron consignas para demandarles a los militares que cese la agresión al pueblo, que se pongan del lado de la Constitución y permitan que la ayuda humanitaria llegue a los más necesitados, coreándole a los efectivos apostados dentro de La Carlota: “Pónganse de nuestro lado”.
Pero la estrategia del régimen de Nicolás Maduro es resistir y Caracas es el último bastión. Por eso fueron bloqueados todos los accesos al Fuerte Tiuna, la principal instalación militar de Caracas, lo que implica cerrar el paso por varias vías principales y entorpecer el tránsito por la autopista Valle-Coche, punto de conexión de Caracas con el occidente del país.
La zona de Plaza Venezuela fue tomada por convoyes militares con decenas de efectivos trajeados con equipos antimotines y otros tantos más en motos, desde donde son enviados por comandos a contener la avanzada de los ciudadanos.
En paralelo, circulan bandadas de motorizados de los llamados colectivos o grupos de choque afines al chavismo, tratando de contener cualquier aproximación de los opositores a la zona central de la ciudad, donde se encuentra el Palacio de Miraflores (casa de Gobierno).
Hacia ese punto están concentrando a los grupos de base del Partido Socialista Unido de Venezuela, a los funcionarios públicos y a los milicianos. La idea es atrincherarse. En este escenario Jorge Rodríguez, ministro de Información, arremetió contra quienes intentan ingresar la ayuda humanitaria y los tildó de traidores a la patria. “Esta es la hora de que el pueblo de Venezuela los juzgue y salga a defender este suelo que los vio nacer”, afirmó.
Nicolás Maduro apareció allí en tarima, tras una notoria ausencia de la actividad pública, asegurando que “el pueblo revolucionario” está movilizado, porque “la gente de Hugo Chávez Frías somos mayoría”.
La consigna es resistir
En la ciudad todos saben que esta es una larga medición de fuerzas. Las protestas de este sábado son sólo el inicio de una larga jornada que arreciará una vez que la ayuda humanitaria circule desde la frontera hacia el centro del territorio, cuando la Fuerza Armada decida entre atacar a los civiles o dejar que los alimentos y las medicinas lleguen a los centros de atención, cuando la gente decida quedarse en la calle exigiendo sus derechos sin importar las armas y la intimidación de quienes ejercen el poder.
A Caracas le toca dar la cara. Las horas decisivas recién están transcurriendo.