Juan Carlos Zapata (ALN).- Gira Mike Pompeo por América Latina y el Caribe, y llega el canciller ruso Serguéi Lavrov a Cuba. Esto cuando todavía está caliente la silla en la que se sentó en el Palacio de Miraflores con Nicolás Maduro, el vicecanciller, Serguéi Ryabkov. Los rusos quieren presencia. Y van donde tienen que apuntalar posiciones. El canciller ahora afirma que Rusia mantiene contactos, que “dialoga activamente” con la oposición que representa a Juan Guaidó.
Rusia no quiere que fracasen las negociaciones entre Juan Guaidó y Maduro. Rusia quiere que la crisis tenga una salida política. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha dicho en otra ocasión que “se necesitan dos para bailar un tango” en referencia a Estados Unidos y Rusia. Y es hacia donde quiere apuntar ahora Rusia respaldando las negociaciones que cuentan con la mediación del gobierno de Noruega.
Pero ahora el canciller Lavrov reconoce otro tipo de relación. Comenta el medio ruso que Moscú mantiene contactos “con todos los representantes del terreno político” del país, tanto con el Gobierno como con la oposición, y que explica a los partidarios de Juan Guaidó que se ponen en contacto con Moscú que “son inadmisibles sus intentos de solucionar sus problemas provocando una intervención desde el exterior”.
Lavrov viaja a Cuba. Pero también habla de Venezuela. Lo hace en una entrevista con Russia Today. Y tiene que hablar de Venezuela porque Rusia, Cuba y Venezuela conforman un triángulo. Lo hace porque las negociaciones han entrado en otra fase. En fase de decisiones. Y Rusia y Cuba son fundamentales en lo que se pueda acordar. Rusia quiere aparecer como el factor que ayudó a recomponer la situación en Venezuela, que ayudó a la solución electoral. En tal sentido, y de cara a las negociaciones, afirma que “empieza prevalecer el sentido común en Venezuela”. Y señala que “nunca detenemos el diálogo sobre la situación del país”.
Un sentido común que compete a la misma Rusia cuyos voceros afirmaban que con la oposición de Guaidó sólo había habido un contacto de ida y vuelta; es decir, una comunicación y ya. Pero ahora el canciller Lavrov reconoce otro tipo de relación. Comenta el medio ruso que Moscú mantiene contactos “con todos los representantes del terreno político” del país, tanto con el Gobierno como con la oposición, y que explica a los partidarios de Juan Guaidó que se ponen en contacto con Moscú que “son inadmisibles sus intentos de solucionar sus problemas provocando una intervención desde el exterior”.
Son palabras de Lavrov. Y ya la frase de que Moscú “explica a los partidarios de Juan Guaidó”, dice mucho del tiempo que el gobierno de Vladímir Putin le puede estar dedicando a la oposición. Este es otro cantar.
Todo parece haber cambiado desde que comenzaron las negociaciones en Oslo, que Moscú respalda, y de allí la presencia rusa en la cumbre de Estocolmo, en la que los factores clave de la política mundial decidieron respaldar la iniciativa noruega. Lavrov hizo un recorrido por lo que ha sido el Grupo de Contacto promovido por la Unión Europea, lo que ha sido la iniciativa de Montevideo, y ahora ésta, la de Oslo. Y admite que es con Oslo que las cosas están cambiando para mejor.
“Empieza a prevalecer el sentido común”. No se pudo con el golpe militar. No se pudo imponer una revolución de color, dijo, desde afuera, y de allí que la negociación de Oslo adquiera importancia. Porque puede conducir a “un acuerdo satisfactorio para todos, en primer lugar para el pueblo venezolano”. Lavrov lo dice luego de valorar lo que Maduro y Guaidó han señalado de la negociación.
Rusia insiste en el tema de la intervención militar. Rusia ha denunciado la posición del gobierno de Donald Trump y la de otros factores que no descartan la opción militar para desalojar a Maduro del poder.
En esta entrevista, Lavrov volvió sobre el punto. Reiteró lo que ha dicho él y lo que ha dicho Putin: “Muchos países de la región” -incluidos aquellos que exigen la renuncia del presidente Nicolás Maduro– “se oponen categóricamente a la idea del uso de la fuerza”. Agrega el diario que “en general, cuando EEUU adoptaba ‘una postura más agresiva’ hacia Caracas, ‘se entendió que con Venezuela no se acaba la cosa’, y que ‘Cuba y Nicaragua serían los siguientes’”.
De allí la presencia del vicecanciller ruso en Caracas, Serguéi Ryabkov, el comunicado de respaldo de Rusia a Nicaragua con motivo de los actos por el aniversario de la Revolución Sandinista, y ahora este viaje a Cuba de Lavrov.
Dijo Lavrov que “incluso los países latinoamericanos que apoyaban a EEUU y se mostraban a favor del cambio de poder en Venezuela, ‘nunca aceptarán un escenario militar’, de forma que, si alguien en Washington ‘decide usar la fuerza’, toda América Latina ‘se mostrará en contra’”. En esto no le falta razón. “Creo que los países latinoamericanos tienen su propio sentimiento de orgullo y de justicia…Todo esto nos permite tener esperanza en que se encuentren soluciones de paz y vías pacíficas para salir de la crisis de Venezuela o de cualquier otra parte de la región”.
Por otra parte, Lavrov apoya las reformas que se desarrollan en Cuba. Y rechaza las presiones de los Estados Unidos contra el régimen de Maduro. Se pronunció, en entrevista con Russia Today, contra la aplicación de la Ley Helms-Burton, señalando que nadie en el mundo respalda “esta política”. Es una política triste, dijo, sin perspectiva.