Leticia Núñez (ALN).- En los últimos 12 años, América Latina ha recibido alrededor de 115.000 millones de dólares procedentes de China, según datos de la CEPAL. Sin embargo, la Inversión Extranjera Directa de Pekín sigue concentrada en pocos países. Brasil obtuvo el 55% de la inversión realizada por empresas chinas, seguido de Perú con el 17% y de Argentina con el 9%.
Dice la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que es necesaria una “asociación estratégica de confianza mutua” entre la región y China. No es para menos. Las cifras hablan por sí solas. La Inversión Extranjera Directa (IED) de Pekín en Latinoamérica ascendió a 90.000 millones de dólares entre 2005 y 2016. A esto se suman los 25.000 millones de dólares que la institución dependiente de Naciones Unidas estima que América Latina recibió de China en 2017. En total, 115.000 millones de dólares.
Brasil obtuvo el 55% de la inversión realizada por empresas chinas, es decir, alrededor de 63.250 millones de dólares. Le sigue Perú con el 17% (19.500 millones de dólares) y Argentina con el 9% (unos 10.350 millones de dólares). De esta manera, sólo estos tres países concentran el 81% de los ingresos de IED de China en Latinoamérica.
La CEPAL explica el crecimiento sustantivo de las inversiones de China en Brasil por la venta de distintas compañías energéticas. Sólo de enero a noviembre de 2017, hubo tres operaciones. China Investment Corporation, junto con la singapurense GIC y la canadiense Brookfeld Infrastructure Partners, compraron el 90% de los activos de Nova Transportadora Do Sudeste por 5.200 millones de dólares. Después, la china State Grid Corporation se hizo con el 100% de la brasileña CPFL Energia por 10.290 millones de dólares. Y, en tercer lugar, la también china State Power Investment Corporation adquirió Sao Simao Hydroelectric Power Plant Brazil por 2.250 millones de dólares. En total, más de 17.700 millones de dólares.
En 2016, China Three Gorges Corporation había comprado la brasileña Duke Energy por 1.200 millones de dólares.
Tras Brasil, Perú y Argentina, México es el cuarto país latinoamericano que más IED recibe de China. Alrededor de 6.700 millones de dólares. Le siguen Jamaica, con 2.300 millones; Venezuela, con 2.000 millones; Ecuador, con 1.900 y Cuba con 1.400. A la cola están Paraguay y Uruguay, ambos con 200 millones, y Haití con 100.
Los sectores más atractivos
La inversión de China en América Latina y el Caribe también muestra un fuerte grado de concentración en términos de sectores, con la minería y los hidrocarburos como principales receptores. En el caso de la minería, la CEPAL destaca que ha sido el sector más atractivo para el desarrollo de nuevos proyectos con un 27% del monto total de inversiones anunciadas entre 2004 y octubre de 2017.
La inversión de China en América Latina está muy concentrada en pocos países y sectores
Mientras, los metales y las energías fósiles pierden cierto peso. Si entre 2004 y 2010 representaron el 42% y el 18% de todas las inversiones del país asiático, en el periodo más reciente de 2011 a 2017 esta cifra disminuyó al 20% y 6%, respectivamente.
En este sentido, la CEPAL subraya en el documento Explorando nuevos espacios de cooperación entre América Latina y el Caribe y China que el cambio fue compensado por el aumento de las inversiones en telecomunicaciones, sector inmobiliario, alimentos y energías renovables. Esto, a su juicio, “da cuenta del interés de las empresas chinas por ingresar a nuevos sectores en la región”.
En lo que respecta a fusiones y adquisiciones, la institución señala al sector de la energía como el principal objetivo para las compañías chinas, representando el 49% del monto total de adquisiciones. De éstas, un 12% fue sobre energías renovables. Por su parte, la minería y las empresas de servicios básicos supusieron el 9% y el 33% del total, respectivamente.
Finalmente, la CEPAL subraya que además de la inversión tradicional, los países de Latinoamérica y China han establecido vínculos a través de contratos de construcción. En muchos casos, son adjudicaciones estatales que se acompañan de financiamiento de bancos del gigante asiático.
Entre 2011 y 2016, los contratos de construcción logrados por firmas chinas alcanzaron los 40.000 millones de dólares en la región, un valor 40% superior al monto de los nuevos proyectos y de las fusiones y adquisiciones realizadas en el mismo periodo, que ascendieron a 28.000 millones de dólares.