Daniel Gómez (ALN).- En mayo de 2009, Lula da Silva se reunió con Hugo Chávez. Ambos eran presidentes. El primero de Brasil, el segundo de Venezuela. Tras la conversación, Lula decidió financiar las obras del Metro de Caracas con un préstamo de 747 millones de dólares tramitado por el Bndes. Hoy esta operación, en la que también participó Odebrecht, se encuentra bajo sospecha. Se encuentra en la caja negra del Bndes que Bolsonaro quiere destapar.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, tiene una orden para el nuevo jefe del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), Gustavo Montezano: “Abre la caja negra”, le dijo este lunes, cuando fue nombrado.
Esa caja negra lleva a Venezuela. A los negocios que mantenía el expresidente Luis Inácio Lula da Silva, hoy preso por corrupción, con el fallecido Hugo Chávez. Negocios opacos. Grandes operaciones de infraestructura cuyo paradero no siempre estaba claro.
El portavoz de Bolsonaro: “Eventuales personas que hayan participado en Gobiernos que han puesto a Brasil en la situación catastrófica que se encuentra no deben compartir la posibilidad de promocionar la mejora”.
La revista Época de Brasil ya reveló que el Tribunal de Cuentas de la Unión está investigando esas transacciones. Puso atención a una operación que involucra a Lula, a Chávez y al Bndes. También a la constructora brasileña Odebrecht, responsable del mayor escándalo de corrupción de América Latina.
26 de mayo de 2009. Lula y Chávez se reunieron en Brasil para que el Bndes financiara nuevas líneas en el Metro de Caracas. El brasileño aceptó, y prestó 747 millones de dólares para las obras. Obras que realizaría Odebrecht. Y obras en las que seis años más tarde, se encontraron irregularidades “escondidas en la casi impenetrable opacidad de las financiaciones del Bndes en el exterior”, detalló Época.
Esta es la caja negra de la que habla Bolsonaro. Una caja negra que señala a Venezuela, y también a Cuba y Mozambique. Son muchos los países involucrados con el Bndes pues no hay que olvidar que es uno de los bancos de desarrollo más importantes de la región, con una cartera de préstamos de 125.000 millones de dólares.
Señalar al Bndes no es una ocurrencia de Bolsonaro. Este fin de semana, Joaquim Levy presentó su renuncia. Había recibido críticas del presidente de Brasil por “no ser leal”. También del hombre que le puso en el cargo, el ministro de Finanzas, Paulo Guedes. “El gran problema es que Levy no ha dominado el pasado y no ha encontrado una solución para el futuro”.
El pasado es la vinculación de Levy con el Partido de los Trabajadores. El partido de Lula. Bolsonaro considera que los simpatizantes de esta formación no son de confianza, y que, para su proyecto, no sirven.
Sobre ello habló este lunes Rego Barros, portavoz del gobierno brasileño. Insistió en que los dirigentes que hayan ocupado cargos en las gestiones de Lula entre 2003 y 2010 y de Dilma Rousseff entre 2011 y 2016 no deben ostentar posiciones de poder.
“Eventuales personas que hayan participado en Gobiernos que han puesto a Brasil en la situación catastrófica en que se encuentra no deben compartir la posibilidad de promocionar la mejora”, dijo Barros.
El vocero habló en una rueda de prensa en la que anunció el nombramiento de Montezano. También se refirió a la caja negra, a Venezuela, a Cuba, y a la orden de Bolsonaro. “Su misión [la de Montezano] es abrir la caja negra del pasado, apuntando en dónde fueron invertidos los recursos en Cuba y en Venezuela”.
Montezano tiene 38 años, pero un dilatado currículum. Cuenta con 17 años de experiencia en los mercados financieros. Se forjó en la City de Londres. Allí fue socio de Banco Pactual, donde se desempeñó como director ejecutivo en Londres y, anteriormente, como encargado del área de crédito de la entidad.