Daniel Gómez (ALN).- El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ya designó a su equipo de política exterior. Al frente de la Secretaría de Estado estará Antony Blinken, mientras que Jake Sullivan se desempeñará como asesor de Seguridad Nacional. Ambos apuestan por una transición pacífica en Venezuela.
Aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue sin aceptar su derrota, acaba de autorizar la transferencia de poderes a Joe Biden, quien ya está armando su equipo de gobierno.
Este lunes, anunció los ocho primeros nombres de su gabinete. Entre ellos los de las personas que liderarán la Secretaría de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional, dos instituciones claves en la política exterior estadounidense, y, por tanto, en la relación entre Washington y Caracas.
Antony Blinken, asesor de Biden desde que era senador hace 20 años, se desempeñará como jefe de la diplomacia estadounidense. La Secretaría de Estado es una institución que conoce bien porque fue el número dos de John Kerry durante el gobierno de Barack Obama.
Jake Sullivan se ocupará de la Seguridad Nacional, materia en la que asesoró a Biden cuando este era vicepresidente. Sullivan también trabajó para el Departamento de Estado en tiempos de Obama y fue uno de los negociadores del acuerdo nuclear iraní.
A partir del 20 de enero de 2021, tanto Blinken como Sullivan tendrán el tema Venezuela en el centro de la agenda. Es uno de los grandes focos internacionales de Estados Unidos, junto a China, Rusia, Irán y Corea del Norte.
¿Qué se puede esperar de ellos?
Sanciones y repudio a Maduro
Antony Blinken ha reconocido que en el tema Venezuela, la Administración Trump ha actuado bien. Al menos a la hora de desconocer y aislar a Nicolás Maduro.
“La Administración ha hecho lo correcto apoyando a las fuerzas democráticas en Venezuela. También dejando claro que Maduro no es legítimo y que la Asamblea Nacional es la única institución democrática del país. Por eso creo que el gobierno ha actuado correctamente, sumando a otros países para presionar a Maduro y lograr una transición”, dijo en marzo de 2019 a la agencia France 24.
Cabe recordar que Blinken participó en las primeras sanciones que Estados Unidos impuso a funcionarios chavistas en 2015.
Por su parte, Sullivan apuesta por “duplicar las sanciones y continuar construyendo la coalición internacional que se enfoque particularmente en separar a China, Cuba y Rusia de Venezuela a través de cualquier medio que tengamos a nuestra disposición porque ellos, efectivamente, son sus salvavidas”, comentó en marzo del año pasado en un acto en el Instituto Hudson.
Sullivan insistió en que Cuba es un elemento clave para sostener al gobierno de Maduro. Y podría dejar de serlo si Washington mejorara las relaciones con La Habana, haciéndola menos dependiente del petróleo venezolano.
“El vínculo de Cuba con Venezuela tiene una dimensión revolucionaria. Pero creo que aquí el tema central es el del combustible barato. Y si Estados Unidos pudiera construir una puerta B para Cuba que dijera, ya sabes, aquí tienes una manera de reemplazar los problemas de combustible de Venezuela, ahora trabaja con nosotros para sacar a Maduro de aquí… Esto es algo que valdría la pena explorar”, dijo.
¿Intervención militar?
En ese acto, Sullivan también habló de la intervención militar contra el gobierno de Nicolás Maduro. Apuntó que no es responsabilidad de EEUU iniciar un enfrentamiento con Venezuela, sino que debería ser una decisión consensuada entre otros países de Latinoamérica. En cualquier caso, apuntó que la guerra no sería una buena idea.
“Yo diría que una solución militar impulsada por Estados Unidos es un riesgo demasiado grande y, por lo tanto, Estados Unidos debería concentrarse en todas las herramientas no militares que se puedan aplicar (…) Ahora, si los países de la región, si Colombia, Brasil y otros, deciden tomar una acción más agresiva, eso es cosa suya. Yo creo que no debería ser así”, apuntó.
Otro que no contempla una solución militar para Venezuela es Antony Blinken. Lo ha defendido en entrevistas, y también en la mismísima ONU. Desde las oficinas de Nueva York rechazó la intervención, y dijo que el propósito de Biden “es el de un cambio de manera pacífica y democrática”.
Blinken apuesta por una transición política que se debe dar mediante unas elecciones libres y transparentes y tiene que alcanzarse con “el diálogo significativo entre todas las partes”.
Aunque el futuro secretario de Estado abogue por la vía pacífica para Venezuela, no descarta el uso de la fuerza cuando sea necesario. “El mundo no se gobierna a sí mismo”, dijo en un texto para la Brookings Institution en el que defendió las posturas intervencionistas para resolver conflictos.
“¿Qué pasa con nuestro propio uso de la fuerza? En la década de 1990, expulsamos a Saddam Hussein de Kuwait, destituimos a un dictador narcotraficante en Panamá y trajimos la paz a los Balcanes con un mínimo de bajas estadounidenses; luego matamos a Osama bin Laden. Pero los errores que cometimos en Irak y Afganistán, incluida la mala inteligencia, la estrategia equivocada y la planificación inadecuada para el día siguiente, han minado el apoyo para proyectar el poder estadounidense. Sin embargo, la fuerza puede ser un complemento necesario para una diplomacia eficaz”, sentenció Blinken.