Daniel Gómez (ALN).- José Manuel de la Chica es arquitecto de soluciones empresariales del banco. Su trabajo es imaginarse el futuro para traerlo al presente. En una entrevista para ALnavío, recalcó que la tecnología no marca el ritmo a la innovación. Lo marcan las necesidades de las personas. Por eso dice que Latinoamérica es una fuente de aprendizaje.
La banca está cambiando y los bancos lo saben. El presidente de BBVA, Francisco González, declaró en una ocasión que en el futuro serán “una empresa de software”. Los datos irrumpen con fuerza en el mundo financiero. Renovarse o morir, esa es la regla. Con el objetivo, no solo de no quedarse atrás, sino de lograr un puesto de prestigio en este nuevo escenario, existen personas como José Manuel de la Chica, arquitecto de soluciones empresariales del área de nuevos negocios digitales de BBVA, quien conversó con ALnavío.
– ¿Qué es un banco?
– Como decía Bill Gates, es posible que en el futuro el mundo no necesite bancos, pero sí necesitará la banca. Hacen falta servicios financieros. No solo vamos a operar con dinero, sino con cualquier cosa que genere valor. Es el cambio de paradigma. Dejamos el internet de la comunicación de la primera década del siglo XXI, luego nos movimos al internet social y ahora nos adentramos al internet del valor. Cómo se trasladará el valor entre personas, organizaciones y redes. Aquí es donde el banco juega su nuevo rol de dinamizador.
– El cambio de paradigma abre un nuevo campo de batalla para BBVA.
– Las reglas del juego han cambiado muchísimo. El juego en sí también. Las cosas no son como hace 15 años. Por un lado, tenemos los grandes competidores bancarios. Luego las famosas GAFA [Google, Amazon, Facebook y Apple]. Además, todo un ecosistema de empresas fintech que poco a poco empiezan a entrar en banca. Aunque si miramos los países del norte de Europa, las fintech están arrastrando casi el 20% de la operativa financiera tradicional. Lo que tenemos que ver es cómo convivimos, cómo nos diferenciamos y qué aportamos.
BBVA registró más del 40% del beneficio total en México / Flickr: Timothy Neesam
– ¿Da miedo este nuevo escenario?
– Miedo no. Ni siquiera incertidumbre. Es un reto. Lo que nos tiene que dar miedo es que no cambiara nada. Al final las cosas van a mejor. No solo formamos parte del ecosistema financiero, sino que además somos clientes del mundo financiero. Tendremos mejores servicios como clientes para poder aprovechar las oportunidades en relación al dinero que tenemos, ganamos y pedimos prestado.
De la Chica trabaja en el centro de innovación que BBVA tiene en Madrid. Allí, cualquier parecido con la banca tradicional es pura coincidencia. Los empleados no visten de traje ni realizan operaciones financieras. Se dedican a pensar y prueba de ello son las pizarras y mapas interactivos teñidos de proyectos, soluciones y estrategias. “Exploramos nuevas líneas de negocios. Bien sea porque las creamos nosotros, porque nos aliamos con empresas líderes en otros sectores o porque hacemos inversiones y adquisiciones. La consigna es ir en la avanzadilla que ofrece el mundo digital. Vivir en 2017, trabajar para 2020 pero con la mente puesta en el 2030”.
– Haga un ejercicio de visualización. ¿Cómo imagina ese 2030?
– Veremos muchos cambios, aunque quizá el más radical sea el de los agentes autónomos. Máquinas que tomarán decisiones por sí mismas. Gestionarán dinero y valor como personas. Para eso habrá tres elementos claves. Los avances en la internet de las cosas y en robótica, es decir, la maquinaria y los sensores que están en el mundo y se relacionan con la sociedad y las personas. El blockchain [cadena de bloques], una tecnología emergente que permitirá la comunicación entre las máquinas. Y un tercer apartado que es la inteligencia artificial. El machine learning y el deep learning [aprendizaje automático y aprendizaje profundo] que permite a las máquinas tomar decisiones. Además de cambios en la experiencia del cliente y cómo nos relacionamos con el mundo, también habrá una renovación regulatoria. ¿Qué responsabilidad tiene una máquina sobre las decisiones que toma? Habrá que ver qué responsabilidad tiene desde el punto de vista legal y económico, entre otros.
– Máquinas que sustituyen personas. Ya es una realidad en BBVA. El banco tiene más cajeros, pero menos empleados ¿El futuro destruirá empleos?
– A ciencia cierta, nadie sabe qué pasará. Hablan de que se perderán puestos de trabajo, pero también de que se generarán nuevos. De hecho, analizando los datos del Foro Económico Mundial, en 2020 el 60% de las nuevas ofertas de empleo en el área de tecnología va a referirse a perfiles de puestos de trabajo que todavía no existen. Véase el Community Manager. Hace cinco años era una posición fantasma y ahora es fundamental para cualquier empresa. Aparecerán nuevos negocios, nuevos modelos de economía. El nuevo mercado laboral no será excluyente. Será distinto.
– Ponga usted un ejemplo.
– Mire el blockchain. Es un nuevo campo de especialización para los abogados. Empieza a haber eventos sobre esta área, empieza a haber formación. Son oportunidades nuevas que quien se lo plantee puede aprovechar.
De la Chica trabaja en el centro de innovación que BBVA tiene en Madrid / ALN: Malala Sansur
– ¿América Latina vivirá esta transformación tecnológica?
– Cuando se habla de negocios digitales no hablamos solo de tecnología. Tenemos que fijarnos en las personas, cuáles son los problemas reales que tienen y sus oportunidades. No es que haya diferencias entre avances tecnológicos, sino que hay otras carencias. Latinoamérica tiene una ventaja y es que puede aprender de experiencias previas como en Europa aprendemos de lo que viene de Silicon Valley. Aprender de los aciertos, pero también de los fallos. La tecnología es exponencial y se está democratizando a una velocidad cada vez mayor. Lo que antes tardaba años, ahora llega en cuestión de meses.
– ¿Qué oportunidades tiene que aprovechar la región?
– Hay una oportunidad importantísima para trabajar en inclusión financiera. Áreas que no cuentan con oficina bancaria empiezan a operar gracias a los teléfonos móviles. Gracias al blockchain podrán dar un paso más: establecer préstamos entre personas y crear comunidades de financiación colectiva. Esto aporta un doble valor pues se crea un canal de aprendizaje recíproco. En España podemos explorar esa línea de trabajo y aprender lo que se haga allí en Latinoamérica. Es una cuestión de necesidades más que de una región concreta.
BBVA es líder en México, donde trabaja bajo el nombre Bancomer. Según los datos financieros del primer trimestre de 2017, supuso el 40,6% del beneficio total atribuido. Por ello, aunque América Latina experimente un retraso digital frente a los países desarrollados, desde el banco prefieren ignorar las cifras que explican ese déficit y tratar de estar a la vanguardia.
Prueba de ello fue la adquisición de Open Pay en diciembre de 2016. La aplicación de pagos en línea, nacida en Querétaro (México), fue la primera startup de comercio electrónico que BBVA compró en Latinoamérica. Previamente lo hizo, por ejemplo, en Finlandia con Holvi y en Reino Unido con Atom.
– ¿Cuál es la línea de trabajo en México? Allí cuentan con un centro de innovación.
– La idea es trabajar con el mismo paradigma mental. No somos solo un banco, sino un área que pretende llevar la banca digital un paso más allá. Estamos explorando nuevas oportunidades de negocios y vacíos. En el caso de México se trabaja mucho con el buró de crédito [Sociedad de Información Crediticia]. ¿Qué pasa cuando un cliente no cuenta con un buró crediticio satisfactorio o ni siquiera lo tiene? Hemos visto, por ejemplo, que los sistemas de préstamo alternativo tienen mucho margen de crecimiento.