Daniel Gómez (ALN).- BBVA Research sabe cómo analizar la corrupción en tiempo real. Lo hace con una herramienta basada en big data que ha puesto a prueba investigando a Brasil. En el país se observa que la operación Lava Jato deterioró de manera inmediata la imagen del gobierno de Dilma Rousseff. También que el escándalo Odebrecht interrumpió la recuperación económica al momento de revelarse.
“La corrupción tiene un impacto político, económico, inmediato y negativo en Brasil”, concluyó Ernestor Dos Santos, economista principal de BBVA Research para América Latina, y autor del reciente informe Analizando la corrupción con big data.
Dicha afirmación es posible gracias a un índice de percepción de corrupción que elaboró el propio banco. La motivación de BBVA era lograr una herramienta “más perceptiva, más sensible a las noticias y potencialmente más volátil” que las que ofrecen organismos como Transparencia Internacional.
“Consideramos que el indicador es más adecuado para medir los efectos de la corrupción en la aprobación del gobierno, la confianza, los resultados electorales, etc”, defendió Dos Santos en el informe.
Para construir el índice, los economistas se valieron del banco de datos de Google Trends (de ahí lo de big data con que titulan el informe). Entonces organizaron las búsquedas alrededor del término “corrupción” y en este caso, las implicaciones que tuvo entre los brasileños, para luego compararlas con los datos de otros organismos oficiales.
Cómo Lava Jato afectó a Dilma Rousseff
El 17 de marzo de 2015, el juez Sergio Moro destapó la operación Lava Jato, un esquema de lavado de dinero que implicó a un centenar de cargos públicos brasileños, entre ellos, la expresidenta Dilma Rousseff. De hecho, estos vínculos supuestamente ilegítimos con la petrolera estatal Petrobras fueron una de las causas que provocaron el cese de Rousseff en agosto de 2016.
BBVA resalta dicho acontecimiento en el informe. Para analizarlo pone en juego dos variables. El índice de percepción de corrupción que elabora el propio banco y el nivel de aprobación del gobierno, según datos oficiales. Entonces se observa que una cosa guarda relación con la otra.
Mientras el sentimiento de corrupción crecía entre los brasileños, el índice de aprobación gubernamental se precipitaba. Hasta 30 puntos de aceptación perdió el gobierno de Dilma Rousseff en una semana.
BBVA, que elaboró las gráficas en un índice del 0 al 100, evidenció cómo la aprobación del gobierno pasó de tener 40 puntos antes de que se revelara Lava Jato, a caer hasta los 10 puntos unos días después.
Hasta 30 puntos de aceptación perdió Dilma Rousseff en una semana
Para evaluar el impacto económico, BBVA mide la confianza de los consumidores y de los productores con los datos deFecomercio y la Fundación Getulio Vargas, y la compara con su propio índice de percepción de corrupción.
El daño económico también fue inmediato. En un mes, la confianza de los consumidores pasó de 115 puntos a 85 (en un índice del 0 al 200), un descenso de 30 puntos motivado por la corrupción y que es aún más devastador por el momento que vivía el país. Brasil entró en recesión en 2015, pero dos años atrás la confianza de los consumidores había experimentado una tendencia a la baja que se vio agravada por el caso Lava Jato.
Lo mismo ocurrió por el lado de los productores. La tendencia a la baja que motivó la crisis económica en Brasil tuvo el agravante de la corrupción. Esta provocó un descenso de 10 puntos en el ya mermado sector industrial. Si la confianza estaba un poco por debajo de 90 puntos (en un índice de 200) en marzo de 2015, entonces cayó alrededor de 77.
Odebrecht interrumpió la recuperación económica
El 21 de diciembre de 2016 es la otra fecha reseñada en el informe de BBVA. Ese día salió a la luz el entramado de sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, el escándalo de corrupción más grande de América Latina que impactó en una decena de gobiernos.
Obviamente, Brasil fue el país más afectado. Allí la firma protagonizó sobornos por 200 millones de dólares al menos a 145 cargos políticos. Esto tuvo un impacto evidente en el índice de percepción de corrupción elaborado por BBVA. Si con Lava Jato el medidor se situó en 75 puntos, al instante de conocerse el caso Odebrecht alcanzó máximos de 85.
Si bien Odebrecht no afectó la reputación del gobierno porque el presidente Michel Temer no fue señalado por el escándalo, la aprobación de los políticos en general no superó los 15 puntos.
No ocurrió lo mismo a mediados de 2017, cuando el diario O Globo hizo públicas unas grabaciones que implicaron al presidente Temer en el entramado de lavado de dinero de Lava Jato. Entonces la aceptación de su gobierno tocó mínimos de cinco puntos.
Volviendo a los primeros días de Odebrecht, la economía, en auge gracias a una coyuntura favorable, también sufrió un breve periodo de interrupción. Tanto la confianza de los consumidores como la de los productores se vieron mermadas. Fue inmediato y en ambos casos, la curva al alza se precipitó 10 puntos ante el mayor sentimiento de corrupción entre los brasileños.