Daniel Gómez (ALN).- “Empoderar a la mujer, hacer que se sienta útil”. Es uno de los grandes desafíos de la Fundación Microfinanzas BBVA, según explica a ALnavío la directiva María Oña. Lo dice porque en América Latina hay datos que preocupan, como que 51% de los pobres son mujeres. Mujeres que, por cierto, trabajan de media 65 horas semanales sin apenas remuneración.
En la huerta de María hay todo tipo de cultivos. Vegetales, hortalizas e incluso, dinero. Sí, dinero. Eran los ahorros de la familia. Los enterraba ahí porque su marido no confiaba en los bancos. María, aunque estaba en desacuerdo, se limitó a acatar lo que le decía su esposo. Todo cambió cuando, poco después, unos ladrones se lo robaron todo. “A partir de ahora, el dinero lo guardamos en un banco”, advirtió con firmeza al marido, a quien no le quedó otra que ceder.
La historia es real. La protagoniza María Quispe, una campesina peruana puesta como ejemplo porMaría Oña, directora de comunicación y relaciones externas de la Fundación Microfinanzas BBVA(Leer más: Cómo BBVA crea emprendedores y universitarios en las zonas más pobres de América Latina).
“En Perú, las mujeres rurales dependen mucho de los maridos. Esta señora enterraba los ahorros, y eso que ya había hablado con nosotros y sabía que teníamos una entidad que les podía ayudar. Lo que destacamos es que luego del robo fue valiente y logró convencer al marido de que los ahorros están mejor en un banco”, dijo Oña al diario ALnavío.
El caso de María le sirve a Oña para explicar uno de los principales desafíos del organismo: “Empoderar a la mujer, hacer que se sienta útil”. En este sentido, existen datos preocupantes. Como que 51% de los pobres latinoamericanos son mujeres. Mujeres que, por cierto, trabajan de media 65 horas semanales sin apenas remuneración. Sólo 40% de ellas reciben algún dinero por esos trabajos.
La heroína de la lavadora
Desde la fundación insisten en su fórmula base: las microfinanzas, un concepto que no sólo abarca los préstamos, sino también educación y formación. “Sé que es un tópico, pero hay un dicho que lo explica muy bien: ‘No me des un pez, dame una caña y enséñame a pescar’”.
Para empoderar, en la fundación también insisten en visibilizar casos como el de María Quispe y el deJéssica Hernández. Este último llegó hasta las oficinas de Naciones Unidas en Nueva York. “Allí se convirtió en la voz de las mujeres de todo el mundo”, apuntó Oña (Leer más: Una madre soltera colombiana explica en la ONU cómo las microfinanzas le cambiaron la vida).
Jéssica Hernández vivía en Soacha, un barrio pobre situado a las afueras de Bogotá. Como necesitaba ingresos, y en vista de que sus vecinos no tenían máquinas para lavar la ropa, ideó un negocio con apoyo de la fundación. Este consistía en alquilar lavadoras por horas, lavadoras de plástico que ella misma cargaba y desplazaba sobre sus hombros. Como si de una heroína se tratase.
El andar de casa en casa con tanto peso le provocó una afección en los pulmones y tuvo que parar. Pero no desistió en sus esfuerzos. Por eso pidió otro microcrédito con el que lanzó un pequeño taller de ropa que ahora le da para vivir.
Las nuevas tecnologías
La Fundación Microfinanzas nació en 2007. Con presencia en Colombia, Panamá, Perú, República Dominicana y Chile, está reconocida como la institución filantrópica española y privada más importante de América Latina. A través de sus entidades, ha concedido 10.800 millones de dólares en créditos a cinco millones de personas.
Su labor contra la pobreza y su lucha a favor de la mujer le han convertido en todo un referente. De hecho, son uno de los miembros más destacados de ONU Mujeres.
Para empoderar, desde la fundación también insisten en visibilizar casos como el de María Quispe
El otro gran desafío de la fundación tiene que ver con la digitalización. “Queremos hacer de las nuevas tecnologías una herramienta para el desarrollo. Utilizándolas para llegar a más gente y de mejor manera”, explicó la directiva.
No imagine complejos ni sofisticadas herramientas. Con una tableta se puede hacer mucho. Y en este sentido van los esfuerzos de la fundación. “Nuestros asesores van con la tablet allá donde haga falta. Menos el pago del crédito en sí, pueden hacer cualquier cosa que necesiten sin necesidad de ir al banco”.
La Fundación Microfinanzas utiliza y desarrolla aplicaciones que facilitan la vida de las personas. Una de ellas es una red social, estilo Wallapop, que la gente utiliza para vender sus productos a amigos. También hay herramientas pensadas para los empleados y asesores de la entidad. A través de ellas reciben formación.