María Rodríguez (ALN).- El Museo Picasso de Barcelona expone hasta este domingo casi 200 piezas para acercar la vida y arte del artista español Pablo Picasso. El hilo de la muestra es un tema omnipresente en su obra: la cocina. “¿Lo ves? También una cacerola puede gritar… Todo puede gritar”, le dijo Picasso a su biógrafo francés Pierre Daix.
Mostrar una visión diferente pero muy realista del artista Pablo Picasso, maestro del cubismo. Eso es lo que llevó al Museo Picasso de Barcelona a organizar la exposición ‘Picasso desde la cocina’, que podrá visitarse hasta este domingo. Una muestra que expone casi 200 piezas para acercar la vida y arte de este malagueño desde un tema omnipresente en su obra: la cocina.
La muestra está dividida en secciones, como la cocina catalana, la cubista, cocina y penuria en tiempos de guerra, la cocina al aire libre y las recetas de la estampa.
La muestra recuerda lo unido que estaba Picasso a la emblemática taberna Els Quatre Gats
En la sección cocina catalana, la muestra recuerda lo unido que estaba Picasso a la emblemática taberna Els Quatre Gats, ubicada en la calle Montsió de Barcelona. El encargado de la taberna, Pere Romeu, no tardó en fijarse en el artista. Le encargó varias tareas gráficas, como el menú y el cartel del plato del día. Se acababa de estrenar el siglo XX. Algunas de estas primeras obras de Picasso pueden verse en la muestra.
En la cocina cubista, la exposición reúne las obras de Picasso en las que las cosas más sencillas del día a día entraban en su obra. Como por ejemplo una cuchara para un vaso de absenta y un letrero de un restaurante casi tapado con todo lo que se puede degustar en él: vino, jamón y un pollo bien cebado. Ya lo dicen los organizadores de la muestra en la web del museo: “La alimentación y todos los objetos y espacios relacionados con ella son elementos de desacralización de la pintura y la escultura, dan valor a las acciones corrientes y arraigan el arte de Picasso en el sabor de lo real”.
En la Guerra Civil española (1936-1939) y años posteriores, Picasso adaptó su pintura a los tiempos. De esta época es el célebre Guernica, un inmenso lienzo que puede visitarse en el Museo Reina Sofía de Madrid. Refleja el bombardeo en el municipio vasco de Guernica, al norte de España, en el transcurso de la guerra.
El caos y las penurias de estos años también los muestra el artista en sus bodegones: tarros, fruteros, pescados, crustáceos, morcillas, alcachofas, cuchillos, tenedores, mesas, sillas… Todo tiene un aire destartalado. “¿Lo ves? También una cacerola puede gritar… Todo puede gritar”, le dijo Picasso a su biógrafo francés Pierre Daix.
Picasso también pasó por la etapa de ceramista. Según afirman los organizadores, el malagueño se tomó muy en serio esta nueva actividad artística y asimiló las complejas técnicas de este arte. “Los condimentos y la cocción son la base de la cerámica, como de la cocina. La relación entre ellos es lo que marca la calidad de los platos de cerámica [de Picasso], en los que la cocina está asimismo muy presente: sardinas, lenguado, huevos fritos, salchichas”, subrayan. Estas cerámicas con el sello Picasso también le esperan hasta este domingo en el museo del artista en Barcelona.
Con motivo de la clausura de la exposición, la Vegetable Orchestra celebrará un concierto-vermut el domingo en el que las verduras y otros vegetales se transformarán en instrumentos comestibles. Fundada en 1998 y con sede en Viena, la Vegetable Orchestra no tiene límites: música contemporánea, pistas de house, electrónica experimental, jazz… En definitiva, un fin de fiesta de lo más original para honrar a este maestro del cubismo.