David Placer (ALN).- El Ayuntamiento de Barcelona se declara desbordado con la llegada de familias venezolanas sin techo y pide ayuda al gobierno catalán y al español. La alcaldía ha dado alojamiento a más de 1.800 venezolanos sin techo en los primeros meses, pero avisa que ya no puede atender ni a las familias más vulnerables.
Barcelona (España) se desborda con la llegada de venezolanos que no tienen techo. El Ayuntamiento de Barcelona ha lanzado un llamado al gobierno catalán y al español para que ayuden a atender al creciente número de venezolanos con bebés y niños pequeños y que no tienen ni donde pasar su primera noche en la ciudad.
La Dirección de Servicios de Atención y Acogida a Inmigrantes (SAIER), dependiente de la alcaldía, y que atiende a los inmigrantes sin recursos recién llegados a la ciudad, ha avisado que su capacidad se ha sobrepasado.
Este miércoles, una joven pareja con una bebé de pocos meses fue rechazada en las oficinas del Ayuntamiento de Barcelona. Le explicaron que no tenían lugar en ninguno de los centros que gestionan. Lo mismo sucedió con la Cruz Roja.
Sólo en los seis primeros meses de este año ha ofrecido refugio a más de 1.800 venezolanos sin vivienda y recursos, según las cifras aportadas por el Ayuntamiento de Barcelona. Y la cifra no deja de crecer. Cada vez llegan con familias más numerosas y con niños más pequeños. Y todos los albergues están desbordados. Venezuela es el principal país emisor de refugiados que solicitan ayuda básica como techo y comida, muy por delante de Colombia, Ucrania y otros países.
Este miércoles, una joven pareja con una bebé de pocos meses fue rechazada en las oficinas del Ayuntamiento de Barcelona. Le explicaron que no tenían lugar en ninguno de los centros que gestionan. Lo mismo sucedió con la Cruz Roja.
El Ayuntamiento, presidido por la alcaldesa Ada Colau, afín a Podemos, ha lanzado las culpas sobre el gobierno catalán y el gobierno español por no atender sus obligaciones con los refugiados procedentes de países en conflicto.
El Ayuntamiento asegura que el gobierno español debería atender, al menos, a 400 inmigrantes sin techo en Barcelona. También lanza las culpas al gobierno catalán por no atender las emergencias sociales en el resto de ciudades de Cataluña. “Ninguna otra ciudad de Cataluña tiene albergues para inmigrantes o personas sin techo. Y toda esa presión debe ser asumida por Barcelona”, explica una portavoz del Ayuntamiento de Barcelona al diario ALnavío.
Barcelona cuenta con unas 1.200 personas que duermen en la calle, una cifra que ha aumentado 25% en apenas un año. A este número se suman cada día los recién llegados sin recursos, principalmente venezolanos que también acuden a las asociaciones, ONGs y partidos políticos para pedir ayudas de emergencia y no dormir a la intemperie.
“Hoy conocimos el caso de esta mujer, su esposo y su bebé que pueden terminar durmiendo en la calle, si no conseguimos un alojamiento de emergencia dormirán en la calle. Hace apenas dos semanas también conocimos a una mujer con solicitud de asilo sin hogar y que recibió una recomendación asombrosa por parte del Ayuntamiento. Le dijeron que se regresase a Venezuela porque, de lo contrario, terminaría durmiendo en la calle”, explica Adriana Rubial, miembro de Primero Justicia en Barcelona y de varias asociaciones de ayuda a la comunidad venezolana en España.
La policía detiene al encapuchado que apuñaló al refugiado venezolano en Barcelona (España)
Los refugios para inmigrantes están colapsados en Barcelona desde hace meses. El gobierno de la ciudad presidido por Ada Colau, que en 2008 visitó Venezuela invitada por el chavismo para conocer la política habitacional del gobierno venezolano, explica que la alcaldía no tiene recursos para atender la avalancha de refugiados venezolanos (y de otras nacionalidades) que se han disparado en los últimos dos años.
Las plazas son limitadas y los sin techo tienen que inscribirse en las listas de espera de los refugios donde pueden tardar varios meses para obtener una plaza. Allí, pueden usar las duchas y también reciben un listado de los comedores sociales donde pueden recibir comida o cena de forma gratuita. Pero faltan camas y lugares donde pasar la noche. La emergencia también llega en un período crítico: a pocos meses del invierno y de las olas de frío que suelen cobrarse la vida de quienes duermen a la intemperie.