Juan Carlos Zapata (ALN).- Lo que salió de los dos encuentros del miércoles y jueves en Santo Domingo, parece superar las expectativas. Tres señales lo confirman: Que el presidente Danilo Medina exprese que se avanzó en la definición de una agenda. Que el portavoz del régimen de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez, haya dicho que de todas las rondas anteriores “esta ha sido la oportunidad en que de manera más firme y de manera más clara nos hemos acercado a un acuerdo”. Y el propio comunicado de la MUD. En la letra grande y pequeña del texto hay más que el resultado de encuentros exploratorios.
El diálogo entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición avanzó en dos jornadas en República Dominicana. Hay grupo de países amigos. Hay nueva fecha para la próxima reunión, 27 de septiembre. Y hay una plataforma de arranque. Como dijo el presidente Danilo Medina este jueves: “La reunión de ayer fue buena y la de hoy mejor. Avanzamos en definición de una agenda de los principales problemas de Venezuela”. Palabras del presidente dominicano. México, Chile, Bolivia y Nicaragua son los países que acompañarán la ronda de diálogo. Pero se buscan dos más. En ello están de acuerdo las partes.
Ayer decíamos que ni la oposición ni el gobierno eran iguales. No sólo por la situación política y económica de Venezuela sino también por la experiencia acumulada en las anteriores rondas de diálogo. Por ello la oposición, agrupada en la Mesa de Unidad Democrática, MUD, planteó desde un comienzo que se trataba de reuniones exploratorias en las que expuso las condiciones con el fin de allanar la negociación.
Sin embargo, lo que salió de los dos encuentros del miércoles y jueves en Santo Domingo, parece superar las expectativas. Tres señales lo confirman: Que el presidente Medina exprese que se avanzó en la definición de una agenda. Que el portavoz del régimen de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez, haya dicho que de todas las rondas anteriores “esta ha sido la oportunidad en que de manera más firme y de manera más clara nos hemos acercado a un acuerdo”. Y el propio comunicado de la MUD. En la letra grande y pequeña del texto hay más que el resultado de encuentros exploratorios.
Hay grupo de países amigos. Hay nueva fecha para la próxima reunión, 27 de septiembre. Y hay una plataforma de arranque
No podía ser de otra manera, ya que los puntos a discutir siguen siendo los mismos desde la primera vez que el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, sentó a las partes en el Hotel Meliá Caracas. De modo que no había mucho que buscar en el escenario, sino puntualizar y encontrar el camino para avanzar. Además, los negociadores por parte del régimen de Maduro eran los mismos y por la oposición repetían algunos, pero quienes no habían estado antes, conocen el tema.
Lo nuevo en el temario es el grupo de amigos que acompañará el proceso y será garante del acuerdo; expresión de que la comunidad internacional está empujando la negociación.
El mismo comunicado que emitió la oposición indica el avance. Lo primero es que en el texto lo que menos se aprecia es ingenuidad por parte de la delegación opositora, para tranquilidad de sus seguidores. “Tenemos un plan estratégico”, apunta la MUD. “Conocemos la naturaleza del régimen”, añade. Que el objetivo es salvar a Venezuela y para esto “es indispensable la sustitución constitucional del régimen de Nicolás Maduro”. De allí se parte.
Dice la MUD que dada la crisis, la comunidad internacional ha presionado y ha obligado al régimen de Nicolás Maduro a aceptar el diálogo. Afirma esto la oposición a pesar de que desde el régimen se insiste en que la iniciativa es de Nicolás Maduro. Pero no, la MUD deja en claro que es de la ONU y del presidente Medina. De allí, apuntábamos en nuestro análisis de este jueves, que en las reuniones sostenidas por el canciller Jorge Arreaza en Madrid y en París, esa presión haya quedado manifiesta. Presiona la Eurocámara. Presiona la ONU. Presiona la OEA. Presionan los países más importantes de Latinoamérica. Presiona el Vaticano. Y es que el alcance de la crisis venezolana ya no es local, tampoco regional, es mundial, tal como lo constató el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, en su reciente viaje a París, reseñado por ALnavío. Y lo ratifica el comunicado. “La magnitud de los graves problemas que azotan a Venezuela ha sobrepasado nuestras fronteras. Esto ha forzado a que la comunidad internacional se pronuncie y presione al gobierno a retomar el camino democrático”.
La letra grande y la letra pequeña del comunicado de la MUD
La MUD confirma que la salida es política, no violenta. En consecuencia, lo concreto: Renovación del Consejo Nacional Electoral, porque habrá que cumplir con el cronograma electoral, ir a elecciones presidenciales, se entiende, y porque inclusive habría que ir a un eventual referendo con el fin de votar el acuerdo que surja de la negociación. Que el referendo es un punto planteado por la MUD.
La MUD propone la normalización constitucional del país. Porque la Asamblea Nacional debe recuperar las competencias arrebatadas, porque el Tribunal Supremo de Justicia debe asumir el rol que marca la Constitución, y porque la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) -punto álgido en la agenda- debe por lo menos mantener límites de acción, si es que la ANC mantiene su vigencia, una vez realizado el referendo.
La MUD insiste en las materias pendientes. La liberación de los presos políticos y el canal humanitario
La MUD insiste en las materias pendientes. La liberación de los presos políticos y el canal humanitario. Aquí, el régimen de Maduro debería enviar señales contundentes para confirmar que la voluntad de negociación es firme. Así sería consecuente con lo dicho por Jorge Rodríguez: “Es el diálogo de paz el que se impone. Un diálogo de paz para que Venezuela pueda dirimir sus asuntos entre venezolanos y venezolanas. A pesar de las dificultades que hemos tenido que sortear, de las agresiones que hemos recibido del imperio más poderoso de la historia, de los bloqueos a nuestra economía, insistimos que el diálogo es el que se debe imponer”. Ya el miércoles, Rodríguez había expresado que hablando es como se entiende la gente. Por su parte, el excandidato presidencial Manuel Rosales, miembro de la delegación opositora, señaló que el diálogo “tiene que ser para solucionar la tragedia política, económica y social que ensombrece el futuro”. Y Borges, antes, ya había colgado en su cuenta de Twitter este mensaje: “Si el gobierno de Maduro no atiende la crisis económica y social no habrá diálogo”. Es que el canal humanitario y los presos políticos son materias urgentes.
Plantea la MUD que el acuerdo al que se arribe debe ser sometido a referendo aprobatorio. Esto implica transparencia. Esto implica consulta. Y si el acuerdo se vota punto por punto, allí es cuando la Asamblea Nacional Constituyente va a otra dimensión. Porque entonces es el pueblo el que decidirá si la ANC tiene o no vigencia. Y es que el referendo propuesto procedería como el que Maduro debió llevar a cabo inicialmente para que fuera el pueblo y no él como jefe de Estado, el que convocara la Constituyente.
Este “nos hemos acercado a un acuerdo” casi parece una aceptación de las condiciones planteadas por la MUD en el texto
El diputado Luis Florido, integrante del grupo opositor, colgó en su cuenta de Twitter el comunicado de la MUD, aclarando al mismo tiempo que la negociación no ha comenzado. Sin embargo, el espíritu del comunicado va en otra dirección. Ya las “condiciones” expuestas en el texto implican un punto de partida.
Jorge Rodríguez apuntó en cambio que “siendo testigo de la mayoría de las reuniones que se han realizado en los años 2016 y 2017, yo también estuve en el proceso de conversaciones del año 2014, creo que esta ha sido la oportunidad en que de manera más firme y de manera más clara nos hemos acercado a un acuerdo”.
Este “nos hemos acercado a un acuerdo” casi parece una aceptación de las condiciones planteadas por la MUD en el texto, aunque cuando Rodríguez declaró el texto no era público. Sin embargo, lo que dice una parte y escribe la otra, implican un notable avance. Porque como hemos dicho, el régimen no es el mismo, la oposición no es la misma y la mediación internacional tampoco es la misma. El texto de la MUD lo confirma. Plantea un espectro más amplio y al mismo tiempo más claro sobre la negociación. Siempre subrayando el nuevo papel de los países garantes del acuerdo pues se impone que la negociación se aborde con seriedad y garantías, que este ha sido también un clamor del Papa Francisco: Garantías. Que se cumpla la palabra. Con la observación internacional no podrá ser lo mismo.