Redacción (ALN).- La Unión de Naciones Suramericanas se ha roto por la mitad. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron la semana pasada que dejarán de participar en el organismo. La parálisis es tal que se encuentra sin secretario general desde enero de 2017. A la falta de liderazgo, tras el fallecimiento del expresidente venezolano Hugo Chávez, se añade el giro político hacia la derecha que vive América Latina. El futuro de Unasur es una incógnita.
“Llegó la hora de Suramérica, la hora de Unasur, confiamos en la capacidad política de nuestra naciente unión para enfrentar en la actualidad esta amenaza [la influencia de Estados Unidos] que compromete el porvenir de nuestras repúblicas, el porvenir de nuestros pueblos y el porvenir de toda la humanidad”. Son palabras del expresidente venezolano Hugo Chávez. Era agosto de 2009 y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) no hacía ni un año que había echado a andar. Chávez y otros mandatarios del momento, entre ellos el brasileño Lula da Silva, se opusieron a la propuesta de EEUU de crear un área de libre comercio en el continente americano. En su lugar establecieron Unasur, una unión económica y política para reforzar los lazos de Suramérica. Una década después, el futuro de Unasur es una incógnita.
Máxime después de que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron el viernes pasado que dejarán de participar de manera indefinida en el organismo debido a problemas de funcionamiento de la institución, falta de consenso y carencia de Secretaría General. Dicho de otra manera, el organismo que en su día lideraron Hugo Chávez en Venezuela y Lula da Silva en Brasil, coincidiendo con “el giro a la izquierda” en América Latina, hoy se ha roto por la mitad.
Hay un mapa nuevo. Unasur ha perdido a la mitad de los miembros. Se mantienen Bolivia, Ecuador, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela. Queda en suspenso el bloque de los 12 países que agrupó a 388 millones de personas y un Producto Interior Bruto (PIB) de 1,9 billones de dólares, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Samper dejó la Secretaría General en enero de 2017 y desde entonces no se ha designado sucesor
Está en el aire el futuro de un organismo que además de Chávez y Lula, otros presidentes como Rafael Correa, Evo Morales y Néstor Kirchner vieron como una oportunidad para hacer frente a la influencia de Estados Unidos en la región.
Pero, ¿qué ha desencadenado la crisis? Carlos Malamud, investigador principal sobre América Latina en el Real Instituto Elcano, apunta a la falta de liderazgo tras la muerte de Hugo Chávez en 2013. El fallecimiento “avisó un futuro irrepetible. Ni surgiría un líder capaz de seguir impulsando el proyecto hegemónico cubano-venezolano ni el comienzo de la crisis económica de Venezuela permitiría seguir bombeando petrodólares a los gobiernos amigos con la intensidad pasada”, señala Malamud en un artículo publicado en El Heraldo de México.
Otra causa que apuntan los expertos es el cambio político en la región. Es decir, el giro a la derecha tras los triunfos de Mauricio Macri en Argentina, Pedro Pablo Kuczynski en Perú y Sebastián Piñera en Chile. Además, en Brasil, tras la destitución de la presidenta izquierdista Dilma Rousseff, asumió el poder el conservador Michel Temer.
Estos gobiernos de centro-derecha no sólo se ubican en las antípodas del bolivarianismo, sino que también han mejorado las relaciones con Washington en los últimos años. La izquierda latinoamericana, cercana al chavismo, vive un momento delicado.
“En 2015, la victoria de Macri permitió especular con el agotamiento del bolivarianismo y la reemergencia de la centro-derecha regional. La medida impulsada por estos seis países fue un duro golpe a la continuidad del proyecto chavista”, manifiesta Malamud en El Heraldo. Y añade: “El declive de Unasur debe relacionarse más con la gestión del último secretario general, Ernesto Samper, y el desgobierno existente desde la finalización de su mandato”.
Malamud lo argumenta así: “Si desde su creación Unasur fue una institución al servicio de la política exterior de Chávez, bajo Samper aumentó la sensación de subordinación al chavo-madurismo. La mediación en la crisis venezolana, cuyo objetivo principal era propiciar el diálogo entre Gobierno y oposición, naufragó por su parcialidad y por la resistencia de (Nicolás) Maduro a ceder en cuestiones básicas”.
Algo que también comparte Andrés Serbin, presidente ejecutivo de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales: “En la primera etapa, la Unasur funcionó por la posición proactiva de Lula para tener una base de proyección regional, y de Chávez, por su diario de la patria grande. Sirvió para resolver conflictos, pero después se estancó cuando Ernesto Samper asumió la Secretaría General”, apuntó en declaraciones a Infobae.
“La medida impulsada por estos seis países fue un duro golpe a la continuidad del proyecto chavista”, según Malamud
Samper dejó la Secretaría General en enero de 2017 y desde entonces no se ha designado una nueva personalidad para asumir el cargo. El gobierno de Mauricio Macri impulsó la candidatura del diplomático argentino José Octavio Bordón, pero Venezuela se opuso.
Ante este panorama, el investigador del Real Instituto Elcano señala que los gobiernos de izquierdas deben “recomponer sus propuestas si quieren recuperar en el futuro próximo el protagonismo de otras épocas”. En caso contrario, añade, “estarán inmersos en un bucle permanente dominado por las nostalgias de las cosas que han pasado”.
Tras el anuncio de la retirada de la mitad de los países, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, les acusó de “asestar una puñalada con la intención de desangrar la Unasur”, tal como recogió la agencia EFE. Por su parte, el Gobierno de Uruguay indicó que no piensa salirse de la institución y finalmente, el presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó que liderará el resurgir de Unasur.