Por Caleb Zuleta (KonZ).- López Obrador ha abandonado las “tres agendas” que prometió en la campaña electoral para combatir la inseguridad y el crimen organizado. El presidente de México está señalado de aplicar las mismas recetas que llevaron a cabo Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Andrés Manuel López Obrador no cumple con lo que prometió, y el crimen se ha desbordado, al punto de que “México ya tiene las condiciones de un conflicto armado no internacional dentro de sus propias fronteras. Cotidiana y sistemáticamente se presentan enfrentamientos que se llevan vidas humanas. Es por eso que hay un alza de homicidios importantísima, un fenómeno de desapariciones masivas y un aumento importante de la extorsión”.
Todo lo anterior lo dice Lisa Sánchez, magíster en Gestión y Gobernanza Pública por la London School of Economics, licenciada en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico de Monterrey y el Instituto de Estudios Políticos de París y directora de México Unido Contra la Delincuencia. Lo afirma en entrevista con la revista Nueva Sociedad. La experta señala que “las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a la paz y a la justicia teníamos muchísimas más esperanzas en la administración de López Obrador por varios motivos”.
Y es que en la campaña prometió tres agendas que, según Lisa Sánchez, “eran fundamentales”.
Reorientación del combate contra las drogas.
Apertura de una justicia transicional.
Política de memoria, verdad y no repetición.
En cuanto a la primera, consiste en la “despenalización de los eslabones más bajos de la cadena”. En la segunda, “se trataba de terminar el conflicto, de abrir procesos de sometimiento a la justicia, de dar amnistías que acercaran a la justicia a ciertos criminales para pacificar el país”. Esta conducía a la tercera.
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Lisa Sánchez, entrevistada por Mariano Schuster, apunta que “estas tres agendas se encuentran muy abandonadas. Se trabajaron durante el periodo de transición entre el anterior gobierno y el actual en ciertos foros de pacificación y escucha a víctimas, pero las políticas tradicionales permanecen incólumes. El gobierno de López Obrador está siguiendo (quizás por inercia o por incapacidad de innovación) las mismas políticas que los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto”.
Aquí señala “a la sobreutilización del Ejército para tareas de seguridad pública. Además, han continuado las incautaciones y la persecución de los eslabones más débiles de la cadena delictiva”. Afirma que:
-López Obrador está haciendo tres cosas que son más propias de un gobierno de derecha que de uno de izquierda.
“La ampliación del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva automática. Prácticamente ya todos los delitos tienen prisión preventiva automática y eso va a afectar muy específicamente a los más vulnerables y a los más pobres”.
“Una reforma al sistema de justicia penal, volviendo a un modelo que privilegia la cárcel por sobre las mediaciones”.
“Está desarrollando una reforma al Poder Judicial que mina la última frontera de autonomía que teníamos las organizaciones de la sociedad civil para pelear contra los abusos del Ejecutivo y del Legislativo”.
Y la situación es grave. Cuando el periodista pregunta cuál es el estado de inseguridad y violencia, la experta responde:
-Es una realidad de urgencia, en tanto el narcotráfico ha crecido de manera exponencial. Desde 2006 hasta ahora lo que vemos es una desestabilización de la escena ilegal, en la cual la política de represión, de descabezamiento de carteles y de desintegración de organizaciones criminales ha generado una atomización del crimen organizado, que cada vez es más móvil y más difícil de rastrear. Esto ha provocado un incremento en la violencia producida por el Estado. Ninguna de las políticas que se han adoptado desde 2006 hasta ahora han redundado ni en un menor mercado ilícito ni en un menor consumo. Tampoco se evidencia menor tráfico ni menor cantidad de cultivos ilícitos. Por el contrario, se ha generado mayor violencia y una mayor actividad criminal neta. Lo que vemos es un país que sigue produciendo y traficando drogas hacia los mercados de consumo, pero cuya escena criminal es muy distinta de la que solíamos tener anteriormente. México ya tiene las condiciones de un conflicto armado no internacional dentro de sus propias fronteras. Cotidiana y sistemáticamente se presentan enfrentamientos que se llevan vidas humanas. Es por eso que hay un alza de homicidios importantísima, un fenómeno de desapariciones masivas y un aumento importante de la extorsión.