(EFE).- Irán negó este sábado cualquier implicación en un intento de asesinato contra antiguos o actuales funcionarios estadounidenses, después de que Estados Unidos acusase a un hombre vinculado a la Guardia Revolucionaria iraní de tramar un plan para asesinar al entonces candidato republicano Donald Trump.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Esmail Baghaei, tachó de “completamente infundada” y rechazó en un comunicado el papel de su país en un intento de asesinato contra antiguos o actuales funcionarios estadounidenses.
El vocero de la diplomacia iraní recordó que Washington ya había formulado acusaciones similares en el pasado que “resultaron ser falsas”.
“La repetición de esta afirmación en el momento actual es una repugnante conspiración de los sionistas y círculos anti-iraníes para complicar las cosas entre Irán y EE.UU.”, afirmó el diplomático.
La denuncia de EEUU
El Departamento de Justicia de EE.UU. denunció el viernes que Irán encargó al acusado Farhad Shakeri, de 51 años, «dirigir una red de socios criminales para impulsar tramas de asesinato contra sus objetivos, incluyendo el presidente electo Donald Trump».
Shakeri, descrito en la demanda como un afgano residente en Teherán que pasó una década en la cárcel en Nueva York, donde conoció a sus socios, antes de ser deportado, es un miembro «activo» de la Guardia Revolucionaria.
Según el Departamento de Justicia, el acusado participó voluntariamente en una conversación telefónica con el FBI, a los que aseguró que el 7 de octubre pasado le encargaron preparar un plan para matar a Donald Trump en la semana siguiente, pero que nunca pensó en preparar ese plan «en el marco de tiempo propuesto por la Guardia Revolucionaria», sin que quede muy clara esa contradicción.
La acusación se produce después de que en septiembre la campaña de Trump dijera que funcionarios de inteligencia de EE.UU. habían advertido al entonces candidato «sobre amenazas reales y específicas por parte de Irán con el objeto de asesinarlo».
Las autoridades iraníes han amenazado en reiteradas ocasiones con vengar la muerte del general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, cuerpo exterior de la Guardia Revolucionaria iraní, asesinado en enero de 2020 en un ataque selectivo de EE.UU., ordenado por Trump.