Daniel Gómez (ALN).- ¿Jair Bolsonaro o Fernando Haddad? Sea quien sea el próximo presidente de Brasil, recibirá una economía debilitada. El FMI rebaja la previsión de crecimiento para 2018 en nueve décimas, al tiempo que advierte sobre la necesidad de una consolidación fiscal y de “proteger los programas sociales eficaces”.
La economía de Brasil crecerá 1,4% en 2018, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto son nueve décimas menos de lo que había pronosticado en abril. La huelga de camioneros desatada en mayo y el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel mundial provocaron esta merma en las previsiones.
El caso es que el futuro presidente de Brasil recibirá una economía debilitada. El próximo 28 de octubre se conocerá al elegido tras el balotaje que disputarán el ultraderechista Jair Bolsonaro, representante del Partido Social Liberal, y el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad.
El debilitamiento económico está provocado por dos motivos. Uno es el paro nacional de camioneros, el cual generó, según el FMI, “perturbaciones” que conllevaron riesgos para la economía. El otro son los flujos de capital, que este 2018 han huido de economías emergentes como la de Brasil.
Para fortalecer el marco fiscal el FMI pidió “una mayor flexibilidad presupuestaria”
“La sostenida normalización de la política monetaria en Estados Unidos y la mayor fortaleza del dólar, unidas a factores específicos de cada país, han ejercido presiones sobre los tipos de cambio y los costos de financiamiento de algunas economías de mercados emergentes y han reducido todavía más las entradas de capital”, explicó el organismo dirigido por Christine Lagarde.
Estos factores de incertidumbre, además de debilitar la economía, provocaron que el real brasileño cayera 14% “al frenarse la actividad interna y endurecerse las condiciones financieras externas”.
Respecto a la inflación, el FMI prevé un aceleramiento de 3,7% en 2018 y de 4,2% en 2019, “a medida que la política monetaria mantiene una postura flexible y la inflación de los precios de los alimentos repunta tras una reducción notable, producto de una cosecha excepcional en 2017”.
El FMI pone tareas al futuro presidente
Este es uno de los retos que el FMI pone a Brasil de cara el futuro. “Deberá continuar la acomodación monetaria”, comentó el organismo. Lo avisa porque aún “el desempleo se mantiene en niveles elevados y la inflación aumenta gradualmente y se acerca al nivel fijado como meta”.
El otro desafío tiene que ver con el sector financiero. A pesar de la fortaleza demostrada tras la recesión de 2015 y 2016, quedan riesgos por enfrentar. Entre ellos destacan las “exposiciones y transacciones con partes vinculadas, las grandes exposiciones, el riesgo país y de transferencia, los préstamos reestructurados, y es necesario reforzar la red de seguridad”.
El FMI también habla de “consolidación fiscal”. Por un lado, apuntó que “es fundamental reformar las pensiones para garantizar la sostenibilidad fiscal y la equidad”. Esto se debe a que “los gastos en pensiones son elevados y van en aumento, y las pensiones de algunos segmentos de la población son excesivamente generosas”.
Para fortalecer el marco fiscal también pidió “una mayor flexibilidad presupuestaria” y una reducción “del gasto salarial del gobierno, armonizar los regímenes tributarios del gobierno federal y los gobiernos estatales, así como mejorar las finanzas de los gobiernos subnacionales, sin dejar de proteger los programas sociales eficaces”.
Mientras hace frente a estos desafíos, Brasil verá cómo su economía se normaliza en el medio plazo al superar el efecto de la huelga de camiones. Cuando esto se estabilice, la economía crecerá a ritmo de 2,2%, y acelerará dos décimas más a finales de 2019. El próximo año el crecimiento de Brasil será de 2,4%, según el FMI.