Leticia Núñez (ALN).- Madrid fue testigo de la metamorfosis del presidente de Ecuador. En su visita de diciembre, Moreno pregonó las bondades de la sonrisa y el humor. También criticó las ansias de poder del expresidente Correa, pero le dedicó un par de elogios. En el viaje a España de la semana pasada, el guion fue radicalmente distinto. Moreno propinó una bofetada a Correa en cada frase. El Gobierno quiere dejar claro que la distancia con el anterior Ejecutivo es total.
¿Dónde quedó el humor? ¿Dónde la autoayuda? En diciembre, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, visitó Madrid luciendo la mejor de sus sonrisas. Ofreció una ponencia cargada de ingenio, en la que los chistes fueron una constante. Nada ni nadie –ni siquiera el exmandatario Rafael Correa, con quien mantiene una tensa relación- parecían borrarle la chispa. Hasta el pasado viernes. El Lenín Moreno que aterrizó de nuevo en España debió dejarse la sonrisa en Quito. No hubo dosis humorísticas. Sólo ataques. Muchos ataques.
Llegó sin contemplaciones ni medias tintas. La consigna estaba muy clara: el Gobierno está dispuesto a rebatir las acusaciones sobre una supuesta persecución política en contra de Correa que está difundiendo el propio Correa, sobre quien pesa una orden de prisión preventiva desde el pasado 3 de julio (Ver más: Al expresidente Rafael Correa se le multiplican los problemas con la Justicia).
Por eso Moreno cambió la sonrisa por las embestidas contra el exmandatario. Sin compasión. Prácticamente en cada frase propinó una bofetada a Correa. El mismo del que fue vicepresidente y el mismo que apoyó su candidatura en las elecciones presidenciales del año pasado. El presidente sacó el látigo y no lo guardó hasta finalizado el Foro América en el que ofreció una charla titulada “Saliendo del abismo”.
En diciembre Moreno admitió que “siempre” tuvo “buen criterio” del exmandatario y que el propio Correa lo tuvo de Moreno
En diciembre, Moreno contó que la relación entre ambos se volvió “siniestra” por el deseo de Correa de perpetuarse en el poder, que calificó como “peligroso” y dijo que hay que abandonar “lo más pronto posible”. No se escondió. Pero tampoco mencionó el nombre de Correa en ningún momento.
Incluso le dedicó un par de elogios: “No me arrepiento de haber admirado a ese joven idealista que inició una gran transformación del país, pero no me gustan aquellos que tratan de disfrazar de democracias las dictaduras” (Ver más: Moreno: La relación con Correa se volvió “siniestra” por las ansias de poder).
Nada que ver con la segunda visita a España en apenas siete meses. No sólo no hubo elogios, sino que el Gobierno ecuatoriano dejó muy claro desde el primer segundo que la distancia con Correa es total y absoluta. Así lo demostraron con un vídeo que proyectaron en el salón del Hotel Intercontinental, situado en pleno centro de Madrid. Lo que todos los asistentes, entre los que figuraban 300 empresarios, esperaban que fuese una grabación promocional de Ecuador, resultó ser una de las críticas más contundentes expresadas hasta ahora. Y vaya si ha habido…
“Unos cuantos mancillaron los valores fundamentales de la patria. Trataron de arrebatar nuestra ilusión. Nos vendieron una revolución. Mientras tanto, la situación de la economía no era saludable. No había tal bienestar como narraban”, decía la voz en off al tiempo que se proyectaban imágenes del Ejecutivo de Correa.
En diciembre Moreno admitió que “siempre” tuvo “buen criterio” del exmandatario y que el propio Correa lo tuvo de él. Algo con lo que se atrevió a bromear: “Es probable que ambos estemos equivocados”, señaló. En julio no hubo ni rastro de tales sentimientos ni guasas.
Si en la anterior visita todo lo que habló de Correa tuvo que ver con la reelección indefinida, que después se prohibió en febrero en una consulta popular, la semana pasada Moreno no dejó ningún tema escabroso sin tocar.
En esta ocasión, la contundencia fue la nota predominante. El Gobierno ecuatoriano acusó al anterior Ejecutivo de acabar con la inversión extranjera, de sostener la economía “con exorbitantes niveles de endeudamiento”, de “vulnerar los derechos humanos y liquidar la libertad de prensa”. Después llegó el capítulo de las obras inconclusas: “Funcionan a medias y otras se hicieron con contratos mañosos”.
Moreno cambió la sonrisa por las embestidas contra Correa en la visita que realizó a España la semana pasada
Y, cómo no, la corrupción. “Un vicepresidente preso, altos funcionarios juzgados, muchos prófugos de la justicia… Las cifras de la corrupción son inéditas y vergonzantes”, apuntó el vídeo. Después, Moreno se encargó de dar la puntilla. Aseguró que recibió un Ecuador “extremadamente crítico” por los escándalos y dijo que el país ha perdido miles de millones de dólares por la corrupción (Ver más: Moreno denuncia que Ecuador perdió miles de millones de dólares por la corrupción).
También hay que recordar que a principios de julio, Correa cayó a lo más bajo en sus ataques a Moreno recordándole la tragedia que sufrió –recibió un balazo- y que le dejó en silla de ruedas. “Ha sido un impostor profesional, un lobo disfrazado de cordero, sin convicciones, pero yo creo que también hay algo patológico. Algunas veces, las personas que han sufrido una tragedia como la que él sufrió –él era un deportista, le metieron un balazo en la espalda y quedó condenado a una silla de ruedas- guardan una amargura, una frustración con la vida, una frustración hacia los demás que no han sufrido esta desgracia y cuando tienen poder deforman esa amargura. Nosotros creemos que va por ahí también el asunto, porque es demasiado grave ya, es patológico”, señaló el expresidente.
Rafael Correa cae a lo más bajo en sus ataques a Lenín Moreno
El expresidente de Ecuador recuerda a Moreno la tragedia que sufrió -recibió un balazo- y que le dejó en silla de ruedas.
En diciembre, Moreno ofreció un discurso nada habitual entre la clase política. Defendió que hay que enamorarse de la vida, de las texturas, los colores, los aromas y los sabores. Se mostró partidario de hacer un esfuerzo por pensar que cada día va a ser mejor. “¿No será tal vez el momento de usar un poco de humor en beneficio propio y en beneficio de los demás? Nos tomamos todo muy en serio”, afirmó.
Esta vez tenía todo organizado para desmontar a Correa. El presidente que cerró las puertas de Ecuador a la inversión extranjera, que se fue con la economía en rojo, que “ocultaba todo”, que tuvo una “permisividad extrema” con el narcotráfico y del que recibió un país polarizado. No hubo tema en el que no saliera a relucir el nombre de Correa. Azote tras azote. Y es que en su primer año de gobierno, Moreno ha desmantelado el legado de Correa, rompió con los fantasmas del pasado y está promoviendo la apertura.
El presidente asegura que está construyendo “un nuevo país”, que está refrescando las relaciones, el contacto con el mundo. De ahí las palabras de aliento. De esperanza de no caer otra vez en el abismo. No todo podía ser latigazos.