Leticia Núñez (ALN).- La de Concha y Toro es la historia de una empresa familiar que nació en 1883 en Chile y que generación tras generación se ha transformado en la compañía de vinos más grande de Latinoamérica y una de las líderes a nivel mundial. Está presente en 140 países y sólo en 2017 exportó más de 36 millones de cajas de vino. Ahora, los críticos la han seleccionado como la segunda marca más admirada a nivel internacional. Ya lo dice la directora de Asuntos Corporativos de la bodega, Blanca Bustamente, al diario ALnavío: “Nuestros vinos también son la razón por la cual millones de personas saben que existe un país llamado Chile”.
Dice Blanca Bustamante, directora de Asuntos Corporativos de la bodega Concha y Toro, que el vino enriquece cada momento. De los caldos de la firma chilena disfrutan prácticamente en todo el mundo. Esta semana, la revista británica Drinks Business, a partir de un centenar de encuestas realizadas a escritores especializados, sumilleres y maestros vinateros, la seleccionó como la segunda marca de vinos más admirada en el mundo. Sólo la supera la española Familia Torres.
En una entrevista con el diario ALnavío, Bustamante subraya que la clave del éxito es que generación tras generación han encontrado el modo de traspasar tanto la pasión por los viñedos como los conocimientos. “Hasta convertirnos en la empresa vitivinícola más grande de Latinoamérica y en una de las líderes a nivel mundial”. Pero no sólo eso. Según Bustamante, “la de Concha y Toro es, además, la historia del vino chileno”.
– ¿Qué supone para Concha y Toro ser la segunda marca de vinos más admirada en todo el mundo?
– Es una responsabilidad muy grande y un honor enorme, ya que el panel de jurados de Drinks Business es altamente especializado y exigente. Desde que nació este estudio, hace siete años, hemos ocupado posiciones destacadas, y esa admiración creemos que proviene eminentemente de la calidad de nuestros vinos, pero también de la tradición, excelencia, liderazgo e innovación, y es también la razón por la cual millones de personas en el mundo saben que existe un país llamado Chile, donde se producen vinos de excelente calidad.
– ¿Qué características convierten a sus vinos en los más admirados? ¿Por qué cualidades les premian?
– Tal vez la calidad que atraviesa a todos los segmentos de precio, pero también la consistencia, saber que si se elige una botella nuestra va a encontrar una calidad que no decae y se mantiene. La historia de Concha y Toro es la historia de una empresa familiar que encontró un modo de traspasar pasión y conocimientos de generación en generación, hasta convertirse en la empresa vitivinícola más grande de Latinoamérica y en una de las líderes a nivel mundial. Pero además es la historia del vino chileno.
– ¿Cuál es su vino estrella?
– En 1965 nació Casillero del Diablo, en 1975 Marqués de Casa Concha y en 1987 Don Melchor, uno de los primeros vinos Ultra Premium de Chile. Creo que en ellos tres se resume la vocación de calidad que es nuestro sello.
– Concha y Toro posee viñedos en Chile, Argentina y Estados Unidos. ¿Se plantean expandirse a algún otro país?
– No por el momento.
– ¿Han pensado alguna vez en comprar viñedo en España?
– Siempre se evalúan oportunidades. Pero actualmente estamos focalizados en tres orígenes: Chile, Argentina y Estados Unidos.
– ¿Cómo ven el mercado español? ¿Qué diferencias encuentran respecto al chileno?
– Es un origen productivo de larga tradición de grandes vinos. Además, es una industria que tiene un gran mercado doméstico donde el vino es parte de la cultura. Creo que en tiempos más recientes se ha modernizado en cuanto a inversiones productivas y se ha abierto al mercado internacional siendo muy competitiva.
– ¿Qué retos se plantean para este año?
– Este es el año en que la viña cumple 135 años de vida y coincide con un cambio de estrategia comercial que busca proyectar a la empresa hacia el futuro, haciendo el modelo de negocios más eficiente y moderno. Durante este año ya hemos empezado a ver los frutos de esta renovación.
“Este es el año en que la viña cumple 135 años de vida y coincide con un cambio de estrategia comercial”
– La suya es una historia familiar que se remonta al año 1883. ¿Cuál es el secreto del éxito?
– La calidad de nuestros vinos sigue siendo nuestra gran fortaleza, la característica más importante y el sello que de manera indeleble perdura. La viña fue precursora en la creación de grandes vinos. Todos ellos fueron capaces de seducir desde sus inicios a cientos de consumidores y a la crítica especializada. Y, por otro lado, haber detectado de manera tan temprana que era clave abrirse al mundo de manera importante. Hubo que aprender desde cero el negocio de las exportaciones. El liderazgo que tomó la compañía en los años 90 en términos de apertura a nuevos mercados fue crucial para todo lo que vendría después. Hoy es una empresa moderna, que ha adaptado el modelo de negocios a los nuevos desafíos de la industria y que se reinventa permanentemente sin abandonar lo que son sus valores más permanentes.
– Tras tantos años de esfuerzo que han dado lugar a una marca global, ¿qué les motiva para seguir creciendo y mejorando?
– La viña que comenzó como un negocio familiar se constituyó en 1921 en sociedad anónima y desde entonces ha tenido un rol gravitante en el desarrollo de la industria y su apertura hacia el mercado internacional. Hoy es la quinta del mundo en volumen, la segunda en cantidad de hectáreas plantadas, cuenta con su propio Centro de Innovación y está presente en más de 140 países. Es una presencia global impactante y un liderazgo a nivel de industria que nos exige siempre estar a la vanguardia en todas las materias. Tal vez la mayor motivación e inspiración de quienes trabajamos en ella es ser parte de una generación de ejecutivos que ha sabido posicionar a la viña como una marca global admirada. Es muy reconfortante formar parte de este equipo.
– Han hecho una fuerte apuesta por la innovación.
– La innovación es uno de nuestros pilares. El Centro de Innovación inaugurado en 2014 es un paso más de la viña que aporta en investigación vitivinícola de punta al servicio de la industria. Busca dar respuestas concretas a los desafíos que enfrentamos a todo nivel y es un proyecto a largo plazo en el cual la viña tiene puestas todas sus esperanzas.
– ¿Cómo aplican las nuevas tecnologías al vino?
– En el centro hay diferentes líneas de investigación y se promueve la transferencia de esos conocimientos al interior de la viña y también al resto de la industria. Hoy la empresa se proyecta con una visión de largo plazo, garantizando continuidad y coherencia en el tiempo, asegurando la sustentabilidad de una empresa vitivinícola de clase mundial y en eso la innovación juega un rol clave.
– En 2016, implantaron el Laboratorio de Biología Molecular. ¿En qué consiste?
– Este nuevo laboratorio añade capacidades que nos permiten hacer análisis a nivel molecular que son fundamentales para nuestro programa de producción de plantas. Sin duda, producir plantas sanas tiene implicaciones para las nuevas plantaciones. Esto ayudará a aumentar la calidad, productividad, homogeneidad y longevidad de los viñedos. Devolveremos al viñedo plantas sanas y reforzadas, manteniendo la productividad para cada aptitud y variedad.
– ¿Con vino, la vida sabe mejor?
– Ciertamente, el vino enriquece cada momento, nos permite disfrutar en compañía de los más cercanos. El vino, asociado a un estilo de vida saludable y a un consumo moderado, es un aporte al bienestar de las personas.