(EFE).- Rhamon da Silva Bandeira, que pasó un año y medio privado de la libertad por cometer un asalto a mano armada, busca reintegrarse a la sociedad como enfermero y árbitro de fútbol, actividades que ejerce con una tobillera electrónica de las usadas para vigilar a presos en libertad condicional.
En noviembre de 2021, por causa de la dependencia con las drogas, «fui a resolver mis problemas y me hundí todavía más porque terminé detenido por un asalto», relató a EFE el árbitro y enfermero de 29 años.
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La aparición en el canal de youtubero Dinho Nascimento del árbitro con tobillera electrónica en un partido del fútbol aficionado en Natal, la capital del estado brasileño de Río Grande do Norte, llamó esta semana la atención de los medios de comunicación.
Tras un año, seis meses y 28 días de detención, Bandeira afirma que ya «está apto para la sociedad», haciendo lo que «más ama», que es ser árbitro de fútbol y enfermero en una de las unidades de salud de un barrio pobre en su ciudad.
«Ansío, en un futuro, encontrarme en la posición de árbitro FIFA, sea como línea o central, pitando los partidos por todo el mundo. Y sueño con un Mundial», señaló Bandeira, cuyo apellido ya está asociado con su profesión en el mundo del deporte.
La tobillera electrónica, una obligación
Para recobrar la libertad y seguir respondiendo al proceso fuera de las rejas, el árbitro fue obligado a usar la tobillera electrónica y a cumplir con algunas restricciones impuestas por la Justicia, como entregar su pasaporte y no poder ausentarse de la ciudad.
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De igual manera necesita siempre de un permiso especial para arbitrar en las noches, debido a que también tiene que cumplir con un horario para estar en casa.
«Soy una persona completamente diferente, que está luchando por sus intereses propios y también volviéndome a integrar a la sociedad», expresó.
Las medias largas de árbitro suelen cubrir la tobillera, pero Bandeira manifiesta que no esconde su condición, aunque reconoce que ya sintió «prejuicio» por parte de algunas personas que perciben el aparato de monitorización policial.
«El pasado para mí no importa, fue un aprendizaje»
En 2015 consiguió sus credenciales como árbitro asistente en la Federación de Río Grande do Norte, llegando a pitar partidos de categorías menores y del fútbol femenino, pero su licencia fue suspendida por su situación ante la Justicia.
En la actualidad, Bandeira vive del dinero que gana en partidos del fútbol aficionado de Natal, debido a que como enfermero todavía está haciendo la pasantía previa a obtener el título de técnico en enfermería.
No obstante, afirma que presentará en diciembre la prueba exigida para todos los jueces de su región y poder volver a pitar partidos oficiales en 2024.
«Hoy el pasado para mí no importa. Fue un aprendizaje, con seguridad, pero hoy me siento un ejemplo de superación y eso es lo que importa. Porque ese es mi mensaje: sí hay posibilidad de cambiar y vivir correctamente», aseveró.