Oscar Medina (ALN).- Hace poco más de tres años arrancó Clandestina, un emprendimiento ideado por la cubana Idania del Río y la española Leire Fernández. Asentada en La Habana Vieja, nació rompiendo el molde y encontrando resquicios dentro del rígido sistema legal de la isla. Se trata de un negocio y al mismo tiempo de una plataforma de creación artística. Y además de la tienda física hoy comercializan en línea desde suelo estadounidense sus piezas “99% diseño cubano”.
En 2015 se convirtió en la primera marca de diseño cubana. Una que con ingenio y buen humor se apropió de señas distintivas de la vida en la isla. Ahora Clandestina es más: sigue su senda, el trabajo colectivo, el desarrollo artístico, pero también es la única marca nacida en La Habana que comercializa sus productos a través de Amazon.
A finales de abril informaron a sus contactos que habían visto en Amazon algunas versiones copiadas del eslogan de una de sus camisetas –“Actually I’m in Havana” (“En realidad estoy en La Habana”)- y aunque se lo tomaron con calma –eso significaba que sus diseños empezaban a gustar tanto que hasta los copiaban- esto les llevó a plantearse una jugada audaz, tratándose de Cuba: ¿cómo podremos llegar a Amazon?
La cubana Idania del Río y la española Leire Fernández concibieron la idea. “Clandestina es la primera marca de diseño cubana de nuestro siglo que se consuma y conozca fuera”, explicó a ALnavío Leire Fernández. “Lo que buscamos es mostrar una Cuba moderna, sostener y proyectar el discurso de los jóvenes cubanos de hoy”.
Idania y Leire tienen a cargo la dirección creativa de la marca que también nació con una tienda y taller montados en una casa de La Habana Vieja. Tal como son las cosas en Cuba, había que darle la vuelta a la idea para poder funcionar: Idania es artista registrada según una ley de 1971 que permite a los creadores comercializar lo que hacen. Esta comercialización se hace a través del Fondo Cubano de Bienes Culturales y, resueltos los papeleos y conseguido el capital inicial, arrancaron en febrero de 2015.
Clandestina es un negocio, pero también es arte. “Es una tienda de diseño y una plataforma para comercializar diseño cubano de creadores jóvenes cubanos”, aclaró Fernández. “Tiene una concepción visual muy sólida, centrada en el legado cultural, gráfico, ideológico, temperamental de la isla. Trabajamos como plataforma para diseñadores y buscamos clientes a quienes les interese trabajar con diseñadores cubanos jóvenes. Buscamos ganar dinero y dejar de emigrar”.
– ¿Qué diferencias tiene el lenguaje visual del joven de La Habana con el que pueda tener cualquier otro en alguna otra ciudad del mundo?
– Ser cubano y vivir Cuba. Una experiencia muy diferente a nivel cultural y social. Otra manera de resolver el día a día. Difícil de explicar en palabras. Por eso existe Clandestina.
Plátanos y malecón
Por estos días en su tienda en línea sólo hay camisetas de diseño original. Y claro, entre las primeras la de “Actually I’m in Havana”, acompañada en la web con un texto que recoge el espíritu de la expresión: “Why aren’t you responding to my texts? And my fb messages? And my Snapchats? Is your phone broken? Are you in jail? Are you dead?
Actually, I’m in Havana”.
Esos son, digamos, los productos de línea permanente y los que se pueden vender en Estados Unidos a través de Amazon y de su propia web. Pero hay otros que sólo están disponibles en la casa habanera, algunos de ellos hechos con material reciclado y siempre fieles a algo que advierten sus directoras: “Todos los productos están diseñados por un equipo de artistas con sede en La Habana Vieja, hechos con todo lo que podemos encontrar, fabricados donde sea que los necesitemos y llevados a usted de la manera que podamos”.
La primera colección de camisetas (o, digamos, T-shirts) se confeccionó en Cuba con telas provenientes de República Dominicana. Para la segunda la materia prima fue panameña. Y luego… a resolver porque por un tiempo se trancó la cosa. Y ellas la destrancaron.
Ahora que Clandestina es la única marca cubana que ha logrado vender en línea al resto del mundo, la mecánica cambió. O tuvo que cambiar: los diseños se hacen en Cuba, pero la fabricación se realiza en Nicaragua y el serigrafiado de los motivos en Columbia, Carolina del Sur. Ni Barack Obama ni Raúl Castro lograron ser tan efectivos.
Aunque hay un desafío y un tono irreverente en el concepto de Clandestina –y su propia existencia plantea una postura-, la expresión política cruda y directa no está en los planes: “No nos interesa el posicionamiento político”, explicó Fernández: “Nos gusta la creatividad, Cuba, los plátanos y el malecón”.