Ysrrael Camero (ALN).- Luego de las elecciones del 26 de mayo las instituciones europeas se siguen moviendo. Los últimos nombramientos expresan la consolidación de una alianza pro-europea entre socialdemócratas, populares y liberales, así como la existencia de un eje político de cooperación entre Berlín, París y Madrid que vincula a Angela Merkel con Emmanuel Macron y Pedro Sánchez para bloquear a las fuerzas que pretenden disgregar a la UE.
Varios frentes amenazan hoy al proyecto integrador europeo. Desde el oeste soplan vientos de ruptura. Estados Unidos hace tiempo había dejado de ser el aliado histórico comprometido con la defensa continental, pero con Donald Trump ha devenido en adversario vehemente y promotor de las fuerzas centrífugas internas. Basta con ver la posición del presidente estadounidense en su visita a Londres y el rol que ha venido jugando Steve Bannon como promotor de fuerzas reaccionarias para comprender la visión que la nueva dirigencia de EEUU tiene del Viejo Continente.
Desde oriente la tempestad no hace sino empeorar. La ampliación de la Unión Europea al Este la llevó a compartir frontera con el oso ruso. Vladímir Putin ha desarrollado políticas contra el bloque europeo y contra sus aliados en su área de influencia histórica. El frente de fricción entre Rusia y la Unión Europea se extiende desde el Báltico en el norte hasta Ucrania y Georgia en el sur. Las declaraciones de Putin sobre el agotamiento del proyecto liberal tienen en los europeos un destinatario claro.
Internamente las fuerzas centrífugas han incrementado su presencia y activismo, levantándose contra la cesión de soberanía que ha hecho posible la UE, desplegando las viejas banderas de los nacionalismos étnicos y sus identidades contra la identidad europea y sus instituciones. En el Parlamento Europeo que funcionará entre 2019 y 2024 tendrán estas fuerzas la cuarta parte de los diputados. Si hubieran llegado a un tercio hubieran podido bloquear una parte importante del funcionamiento de la UE.
En medio de este escenario, dejando atrás una crisis, pero a las puertas de lo que podría ser otra, la designación de los altos cargos europeos adquiere especial relevancia. Tras dilatadas y complejas negociaciones los liberales, los populares y los socialistas llegaron a un acuerdo que combina responsables políticos y altos funcionarios técnicos con una dilatada experiencia en organizaciones internacionales.
La alemana Ursula von der Leyen, de 60 años, es muy cercana a Angela Merkel, siendo su ministra de Defensa desde 2013, pertenece a la CDU y llegó a sonar como sucesora de la canciller alemana hace tres años. Será postulada para ser la presidenta de la Comisión Europea, aunque tendrá que trabajar el apoyo del Parlamento Europeo para su ratificación, ya que la postulación ha estado envuelta en polémicas.
Christine Lagarde, abogada liberal francesa, desde 2011 ha sido directora gerente del Fondo Monetario Internacional, ahora será la presidenta del Banco Central Europeo. Goza de un gran prestigio, tanto técnico como político y diplomático, liderando la respuesta a la crisis económica de 2008 desde el FMI. Su capacidad para construir alianzas en torno a reformas económicas será muy útil para defender la fortaleza monetaria en la zona euro.
Por su parte, el liberal Charles Michel, nacido en 1975, quien ha sido primer ministro de Bélgica desde 2014 hasta 2019, será ahora presidente del Consejo Europeo. Es reconocido por su capacidad negociadora, talento que lo llevó a ser el primer ministro belga más joven desde 1841, a pesar de que su movimiento era la tercera fuerza política.
Josep Borrell, será el alto representante de la política exterior europea. Sustituirá en ese cargo de Federica Mogherini. Europeísta de 72 años y pieza fuerte del socialismo español, tiene una larga experiencia en asuntos europeos. Electo eurodiputado en 2004 llegó a presidir el Parlamento Europeo en el momento de máxima expansión de la UE, lo que implicó recibir a todos los países de Europa central y oriental.
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Socialdemócratas, populares y liberales conforman un bloque comprometido con el sostenimiento del proyecto europeo. Un bloque que se sostiene sobre pilares occidentales, al dejar sin representación en los altos cargos a los europeos orientales. Los verdes también han ratificado la defensa de una política europea para levantar un muro contra los nacionalismos y los populismos de derecha, pero no se han incorporado en la actual coalición. Se cierra finalmente un ciclo político y se abre otro.
El italiano David Sassoli, periodista, es un socialista florentino del Partido Democrático italiano, y será a partir de ahora, y por dos años, el nuevo presidente del Parlamento Europeo. Es un adversario acérrimo de las políticas de Mateo Salvini en Italia, llegando a advertir que el nacionalismo es un veneno destructivo.
Se quedaron por fuera dos socialdemócratas que habían sonado con fuerza en las negociaciones, el holandés Frans Timmermans y el búlgaro Serguéi Stánishev.
Socialdemócratas, populares y liberales conforman un bloque comprometido con el sostenimiento del proyecto europeo. Un bloque que se sostiene sobre pilares occidentales, al dejar sin representación en los altos cargos a los europeos orientales. Los verdes también han ratificado la defensa de una política europea para levantar un muro contra los nacionalismos y los populismos de derecha, pero no se han incorporado en la actual coalición. Se cierra finalmente un ciclo político y se abre otro.