Ysrrael Camero (ALN).- La decisión de Más Madrid de presentarse a las elecciones generales del 10 de noviembre puede acelerar un deslave en la cartografía política española. Hereda esta organización algunas de las banderas que la deriva personalista de Podemos ha dejado atrás, sobre todo la que se vincula con la transversalidad de su propuesta política.
Íñigo Errejón es la personalidad que despunta detrás de Más Madrid. Fue uno de los fundadores de Podemos, llegando a ser jefe de campaña, portavoz, secretario de Política, y secretario de Análisis Estratégico de esa organización. Defendía un perfil más populista y transversal en contraste con la visión más ortodoxa que sostenía Pablo Iglesias. El choque fue decisivo, para ambos.
El enfrentamiento entre Errejón e Iglesias protagonizó varios telediarios y encabezó titulares de prensa. Más allá de la purga progresiva que este último hacía de los líderes fundadores de Podemos, el debate que terminó con la salida de Errejón tenía un tinte fundamentalmente estratégico.
Esto divide aún más al bloque de izquierda. Y las críticas contra Errejón hacen énfasis en esa consecuencia. Por ende, Más Madrid se defiende sosteniendo que presentará candidaturas en aquellos lugares donde la representación es más proporcional para no causar un mayor daño. Errejón es inteligente, apoyó a Hugo Chávez pero rechaza al dictador Nicolás Maduro, quien es un impresentable hasta para sus antiguos aliados.
Errejón, quien ha estudiado sistemáticamente, y apoyado recurrentemente, a los populistas latinoamericanos, insistía en que el éxito de Podemos sería posible sólo si era capaz de asumir una posición transversal en la política española. Debía evitar competir por el espacio de Izquierda Unida para poder hacerlo por el poder.
Esa lucha entre una transversalidad socialdemócrata, defendida por Errejón, y el tradicional perfil de izquierda radical que sostuvo Iglesias, tuvo importantes consecuencias. Iglesias ganó la partida interna y a Errejón lo desplazaron hacia una candidatura en Madrid.
Esta fue la oportunidad. Negoció Errejón una coalición con la exalcaldesa Manuela Carmena, lo que funcionó como excusa para que Podemos terminara de salir del inquieto joven. Montando tienda aparte con Carmena una victoria podía catapultarlo por encima de sus antiguos compañeros. La respuesta de Iglesias fue ortodoxa: estuvo dispuesto a apoyar a los Anticapitalistas, sabiendo que eran una apuesta imposible, para perjudicar la posibilidad de una victoria de Más Madrid en la capital.
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Lo logró. Pero su credibilidad quedó tocada nuevamente. A pesar de que Carmena perdió la Alcaldía, la organización Más Madrid quedó con una muy importante representación en toda la Comunidad. La retirada de la vida política activa de la exalcaldesa dejó a Errejón a la cabeza de su nueva organización. Más Madrid cuenta con 20 escaños en la Asamblea de Madrid, el Parlamento de la Comunidad, y 19 concejales en el Ayuntamiento de Madrid, la capital. Un espacio privilegiado para hacer política nacional.
Si acaso hubiera podido Pedro Sánchez formar gobierno, a Errejón le esperaba un tiempo para hacer crecer su organización, consolidando su rol de pugnaz opositor en Madrid, capital y Comunidad, mientras que iba proyectándola nacionalmente, preparándose para tiempos más propicios.
Pero acá se atravesó la versión española del día de la marmota, llevando a Errejón a sacar cuentas y sopesar posibilidades. El descenso de Podemos y de Iglesias es evidente. Muchos de los antiguos aliados, como Compromís, en Valencia, han ido abandonando a Pablo Iglesias en su soledad. Errejón conoce bien esas organizaciones que rodearon a Podemos luego de 2014, porque él ayudó a construir esa coalición social, política y cultural.
Justamente una declaración de Compromís aceleró la decisión. No cabía seguir deshojando la margarita. Más Madrid decidió postular candidatos para las elecciones generales del 10 de noviembre. El enfrentamiento con Iglesias ya tendrá números nacionales. O no. Falta mucho por decidir en materia de circunscripciones y candidaturas.
Esto divide aún más al bloque de izquierda. Y las críticas contra Errejón hacen énfasis en esa consecuencia. Por ende, Más Madrid se defiende sosteniendo que presentará candidaturas en aquellos lugares donde la representación es más proporcional para no causar un mayor daño. Errejón es inteligente, apoyó a Hugo Chávez pero rechaza al dictador Nicolás Maduro, quien es un impresentable hasta para sus antiguos aliados.
La política está llena de paradojas. La posición moderada que asumió Pablo Iglesias en las últimas elecciones, y su acercamiento al PSOE, parecían ser más fruto de la mente estratégica de Errejón que de la pasión encendida de Iglesias. Pero la estrategia de Sánchez pudo más.
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La frustración ante unas nuevas elecciones, las promesas perdidas de regeneración democrática, la reconstrucción de una coalición plural de iniciativas locales urbanas, pueden ser el espacio de oportunidad para la estrategia populista y transversal de Más Madrid. Recorriendo el camino que abrió Podemos y que Iglesias abandonó. El ascenso a la política nacional de Más Madrid mientras se eclipsa la estrella de Podemos es significativo. Errejón es ahora quien emerge.