Daniel Gómez (ALN).- Michelle Bachelet, alta comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, ya está en Caracas. El régimen de Nicolás Maduro la recibió con pompa. Orquesta incluida. Y mentiras.
La visita a Venezuela de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se produce luego de la invitación que le entregó Nicolás Maduro en noviembre de 2018. Eso dijo Jorge Arreaza, ministro de Relaciones Exteriores del régimen.
Es verdad, pero una verdad a medias. Maduro, por medio de Arreaza, le entregó a Bachelet una carta para que visitara Venezuela. Siete meses después se está produciendo esta visita. No se hizo antes porque el régimen no garantizaba las condiciones exigidas por Ginebra. Se pusieron trabas. Primero, a la misión técnica de la ONU, que se demoró hasta marzo. Y luego a la visita personal de Bachelet, quien exigió poder hablar con todos.
Ahora, luego de reunirse con Bachelet este miércoles por más de dos horas, Arreaza dice: “Vamos a dar todas las facilidades para que todas las instituciones del Estado se reúnan con la alta comisionada. El resto de los poderes públicos también se reunirán con ella”. ¿Será esto verdad? Porque en su declaración, de seis minutos, lo que hubo fueron cuatro mentiras.
– Nuestra Constitución fue el primer paso para armar y ejecutar un sistema de protección de los derechos humanos que va más allá de los derechos civiles, políticos, culturales…
Mentira. Ese sistema de protección de los derechos humanos, basado en la Constitución, se rompió con claridad cuando Maduro decidió inventarse un Parlamento, la Asamblea Nacional Constituyente. Este acto, coinciden los analistas, fue la ruptura del hilo constitucional. Desde entonces, la situación no ha mejorado. Al contrario. Lo dijo la propia Bachelet en el informe oral sobre Venezuela que presentó en marzo en Ginebra, luego de la visita técnica de la ONU.
“Desde junio de 2018, la última vez que publicamos un informe sobre Venezuela, el ejercicio de los derechos sociales y económicos ha seguido deteriorándose continuamente. Los grupos de población más vulnerables, tales como los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los pueblos indígenas se han visto especialmente afectados. Por ejemplo, las arduas condiciones de vida obligaron a un número considerable de miembros de la etnia warao a cruzar la frontera con Brasil, en busca de alimentos, atención médica y otros servicios básicos”.
¿No era que el chavismo armó un sistema de protección de los derechos humanos?
– Analizamos el impacto del bloqueo criminal e ilegal de EEUU que dificulta el avance de este modelo de protección social que privilegia a la familia…
Mentira. En Venezuela, según dijo Bachelet, más de un millón de niños han dejado de asistir a la escuela. “La mayoría porque sus padres no pueden proporcionarles el desayuno, porque los programas de almuerzo escolar han colapsado, por la escasez de transporte público a precios asequibles, o por la falta de docentes y personal”. Una “devastadora crisis social y económica”, agregó Bachelet, que “comenzó antes de la imposición de las primeras sanciones económicas en 2017”.
Por tanto, “el modelo de protección social que privilegia a la familia” del que se vanagloria Arreaza ya estaba deteriorado. Antes de las sanciones. Sanciones, eso sí, que “preocupan” a Bachelet por las “posibles repercusiones sobre los derechos básicos y el bienestar de la población”.
– Queremos ir de la mano con la oficina de la alta comisionada para mejorar, corregir, rectificar donde haya que rectificar.
Mentira. El informe oral que expuso Bachelet en Ginebra estaba siendo transmitido por la televisión pública venezolana, hasta que de repente, se cortó la transmisión. ¿Casualidad? No lo parece. El informe no le gustó nada al chavismo.
Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento inventado por el régimen, reaccionó así a la lectura de Bachelet: “Mandó una comisión por ahí y dio un informe más chimbo que nada, sólo leyó lo que le entregaron los escuálidos [término con el que se refiere a la oposición] con información tergiversada. Eso sabíamos que iba a hacerlo quien gobernó ocho años con la Constitución de Pinochet, un dictador… Una señora que gobernó con la Constitución genocida de Pinochet no puede hablar de derechos humanos”.
El embajador de Maduro ante la ONU, Jorge Valero, también reaccionó al informe. “Está distorsionado”, dijo, “por la falsa campaña mediática internacional”.
Antes estas declaraciones la pregunta es: ¿Acaso el régimen ha corregido o rectificado algo de lo dicho por Bachelet? Y ante estas declaraciones, especialmente la de Cabello, ¿la siguiente declaración de Arreaza se puede considerar como cierta?
– En Venezuela todos y todas también reconocemos sus aportes [los de Bachelet]. Y reconocemos su honor y la importancia de que esté visitándonos en este momento.
¿De verdad todos y todas? ¿De verdad Cabello -quien dijo que el informe de Bachelet era “chimbo”, falso, y quien la acusó de gobernar Chile bajo las leyes del dictador Augusto Pinochet– reconoce los aportes de Bachelet? He aquí la cuarta mentira.
Al margen de la intervención de Arreaza, el periodista venezolano Nelson Bocaranda advierte en Twitter que hay condiciones exigidas por Bachelet que no se están cumpliendo. Una de ellas es que las reuniones no tuvieran cobertura mediática. “El canciller Arreaza comenzó violando esa petición al montarle concierto en Cancillería con medios oficiales transmitiendo”, denuncia Bocaranda.
Lo cierto es que el régimen le brindó a Bachelet un recibimiento por todo lo alto. Con nutridas comitivas de funcionarios, personal de seguridad, medios de comunicación e, incluso, una orquesta. Ni rastro de la discreción que supuestamente pidió la alta comisionada. Ella, no obstante, mantiene un perfil bajo. Su única comunicación fue un tuit.
“Espero escuchar todas las voces y trabajar con todas los actores para promover y proteger todos los derechos humanos de todos los venezolanos. Haré una declaración el viernes”, dijo.
La declaración será el viernes, a las nueve y media de la noche. Antes se reunirá con Maduro. Con los ministros del régimen. Con altos funcionarios gubernamentales. Con Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia. Con Tarek William Saab, fiscal general. Y con Alfredo Ruiz Angulo, defensor del pueblo.
También dialogará con el Presidente Encargado, Juan Guaidó, y demás diputados de la Asamblea Nacional, así como con otros referentes políticos en Venezuela. Desde delegados de sindicatos hasta líderes religiosos.
Hoy se reúne con el cuerpo diplomático. Y recuerden que hay 50 países que no reconocen a Maduro, incluido Chile, en cuya embajada hay dos asilados, los diputados Freddy Guevara y Roberto Enríquez.
La visita de Bachelet acaba de comenzar. Por lo que al régimen le queda margen para seguir mintiendo. De momento, Arreaza prometió “facilidades” para que la alta comisonada haga su trabajo. ¿Será así?