Juan Carlos Zapata (ALN).- Bolívar murió pobre y fue rico. Millonario niño, millonario joven, millonario cuando se casó y enviudó, millonario hasta que decidió entregarse a la causa de la independencia. Murió sin una camisa decente. ¿A cuánto ascendía la fortuna?
El cálculo lo hizo primero el historiador venezolano Tomás Polanco Alcántara en su libro Simón Bolívar. Polanco Alcántara calcula, con dólares de 1976, que la fortuna de los hermanos Bolívar asciende a 8 millones de dólares. Ahora hay una nueva estimación.
Era una de las fortunas criollas más importantes en la Venezuela colonial del siglo XVIII. Simón Bolívar nació en 1783. Pero a los 10 años ya era huérfano de padre y madre. Por el padre, los Bolívar y Ponte. Por la madre, los Palacios y Blanco. Cuatro de los 20 apellidos de los llamados Amos del Valle. Mejor conocidos como los mantuanos. Con poder económico. Y poder político. Sin embargo, un poder político siempre condicionado por Madrid, la metrópoli. Tanto que el padre, don Juan Vicente Bolívar y Ponte, un año antes del nacimiento de quien iba a ser El Libertador de América, le envía una carta al más universal hasta ese momento de los americanos, Francisco de Miranda, para que vea hacia Venezuela, y piense en liderar un movimiento liberador.
A los dos años, Simón Bolívar era rico por partida doble. Por el patrimonio directo de padre y madre, y porque un primo suyo, el cura que lo bautizó, Juan Félix Jerez de Aristiguieta, muere y lo había designado su heredero único y universal. En 1875 moría este y en 1876 don Juan Vicente Bolívar, de tuberculosis, como el hijo en 1830. La madre también muere del mismo mal pero en 1792. No ha sido calculado en dólares cuánto le dejó el primo cura.
Los 8 millones de dólares estimados por Tomás Polanco Alcántara se han convertido, medio siglo después, en 40 millones. Es el nuevo cálculo realizado por la escritora peruana-estadounidense, Marie Arana en Bolívar, Libertador de América, esta nueva biografía que se lee como si fuera una novela. Arana lo que ha hecho es “traducir” o indexar a valores de 2010 (“según el Índice de Precios al Consumidor de los Estados Unidos”), el monto original. 40 millones de dólares es mucho dinero. En aquella época como ahora, para Bolívar y sus hermanos.
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Se trata de una fortuna forjada en la cabalgata de más de dos siglos, y que comprendía tierras, un ingenio de azúcar, siembras de cacao, el Puerto de La Guaira, inmuebles en Caracas, esclavos y una mina de cobre, ubicada en la población de Aroa.
El padre había sido procurador de Caracas y estuvo en la Corte, en Madrid, de 1753 a 1758. El primero de la estirpe, Simón de Bolívar, llegaría en 1558 a Caracas como asistente del gobernador de Venezuela, don Diego de Osorio. Todo un adelantado este De Bolívar nacido en el pueblo de Marquina -País Vasco- que levantó proyectos agrícolas, que “con la colaboración de la Iglesia, estableció un sistema de educación pública. Con Osorio concibió y construyó el puerto de La Guaira. En 1592 ayudó a fundar lo que finalmente se convirtió en la Universidad de Caracas… Le dio a la ciudad el primer escudo de armas”, se lee en la biografía de Arana. “De esta manera, el primer Bolívar de América entró en la agitada historia del continente, no como un aventurero o colono sino como emisario de alto rango de la Corona española”.
Los 8 millones de dólares estimados por Tomás Polanco Alcántara se han convertido, medio siglo después, en 40 millones. Es el nuevo cálculo realizado por la escritora peruana-estadounidense, Marie Arana en Bolívar, Libertador de América
El primer De Bolívar estuvo en la Corona. Don Juan Vicente también. Su tío Esteban Palacios fue designado ministro del Tribunal de Cuentas. Y esa fue la oportunidad para que a los 15 años Bolívar viajara a Madrid, y también se introdujera en la Corte, conociera a la reina María Luisa, compartiera con su amante de turno, Manuel Mallo, que venía de Caracas, y con el heredero del trono, Fernando, justo a quien le iba arrebatar años después a Venezuela y la mitad de Sudamérica. En ese viaje es que conoce y casa el 26 de mayo de 1802 con María Teresa Rodríguez del Toro –otro apellido grande de Caracas-, quien muere apenas arriba a Venezuela. Esa viudez cambia la historia personal de Bolívar. Y cambia el destino de la fortuna.
De las últimas referencias de esa gran fortuna queda una carta de 1825, a cinco años de la muerte. En el libro La Criolla principal de la historiadora venezolana Inés Quintero, se da cuenta de ese documento. La criolla principal es la hermana de Bolívar, María Antonia, a quien le propone la venta de las minas de cobre de Aroa.
“Quiero venderlas ahora que hay tanta ansia por minas y colonias y extranjeras”.
Y aquí se lee a un Bolívar consciente de la coyuntura. Hace cuatro años que Venezuela es libre y la Gran Colombia pugna por consolidarse.
“Si perdemos esta ocasión, quizá no se logrará”, afirma Bolívar, atento al momento, atento al interés despertado en la inversión extranjera tras la independencia.
Y agrega: “Y cuando queramos asegurar una fortuna en Inglaterra”. O sea, El Libertador calcula el futuro. Calcula la jubilación. Calcula el monto de la inversión, y piensa en lo segura que es Inglaterra, donde el capitalismo florece.
“Lo cierto es que teniendo nosotros en Inglaterra cien mil libras esterlinas aseguradas en el Banco, gozamos al año de un tres por ciento que pasa de doce mil de renta y además tenemos el dinero de pronto para cuando lo queramos”.
Bolívar pensaba en la estabilidad familiar. Y hasta veía la posibilidad de que “ustedes pueden desear algún día ir a Europa a establecerse”.
(¿Para qué vivir en la Venezuela que será tomada por los caudillos militares? Violentos y corruptos).
Sobra decir que el dinero con el que piensa asegurar el futuro, es propio, y no de las arcas de la República como luego se haría usual en caudillos militares y jefes políticos civiles y militares.