Daniel Gómez (ALN).- Espaldarazo del embajador alemán en Caracas, Daniel Kriener, a Juan Guaidó. Apoya su causa. Colabora con ella. Y además, ataca a Nicolás Maduro. A un régimen que le decía que la crisis humanitaria no era más que “una invención”. El problema es que Kriener ha mirado a los ojos a la pobreza. Ha escuchado sus relatos. Así que a él no le engañan. Sabe que se enfrenta a un régimen cruel. Despiadado.
El rostro de Juan Guaidó es el de alguien que camina hacia la historia. Los músculos de la cara están relajados. Con la mirada apunta al horizonte. Hacia un punto fijo. Hacia un objetivo. Quizá contemple lo que le espera. Seguro imagina el futuro que promete. El de una Venezuela libre, democrática y en paz.
“El cambio es imparable”, afirma el presidente encargado, de 35 años, famoso en todo el mundo, entre otras cosas, por su meteórico ascenso. De ser un diputado casi anónimo, a convertirse en el elegido.
En el elegido para acabar con el régimen. En el elegido del pueblo. De los colegas parlamentarios, quienes le nombraron presidente de la Asamblea Nacional. En el elegido, además, de la comunidad internacional. De los 60 países que le reconocen como presidente.
Ese gesto de Guaidó se dejó ver este martes. Cuando compareció ante un numeroso grupo de periodistas pendientes de conocer los detalles de la reunión que mantuvo con los embajadores europeos en Caracas.
Guaidó posaba en un segundo plano. Se limitaba a escuchar una rueda de prensa en la que los diplomáticos le expresaban un apoyo unánime. Hacia la causa más inmediata: la entrada de la ayuda humanitaria. Causa que apoyan todas las potencias europeas, tal como dijeron los representantes de Berlín, Madrid, París, Londres e incluso Roma. Un gobierno, el italiano, que no ha reconocido al presidente encargado, pero sí está a favor de la ayuda humanitaria.
Alemania condena a Maduro
No sólo es el apoyo unánime. Es también la condena. La exposición al mundo de los males del chavismo. Y no dicho por un venezolano. Sino por Daniel Kriener, embajador en Venezuela de Alemania, que es la principal potencia europea. Un país que en el tablero geopolítico no tiene nada que envidiar a Estados Unidos, Rusia y China.
Kriener: “Nicolás Maduro no sólo carece de la legitimidad necesaria por razones políticas, sino que negaba la situación humanitaria que atraviesa Venezuela. Lo que a su vez empeoraba la situación misma”
“La situación en Venezuela requiere una atención humanitaria urgente. No se trata de una crisis como las que pudieran provocarse como consecuencia de conflictos armados, o desastres naturales. En Venezuela hablamos de una emergencia compleja porque sus causas son humanas. Nicolás Maduro no sólo carece de la legitimidad necesaria por razones políticas, sino que negaba la situación humanitaria que atraviesa Venezuela. Lo que a su vez empeoraba la situación misma”.
Así explicó Kriener el lado más despiadado de Maduro. Del régimen. Además, reveló un acontecimiento que destapa la crueldad del chavismo. También su afán de poder.
Según Kriener, desde “el gobierno de Maduro le sugirieron que la crisis humanitaria no era nada más que una invención”. Y no lo insinuaron una sola vez. “Lo hicieron muchas veces en el pasado”. Eso, como dijo, agrava todavía más la situación.
Venezolanos que mueren de hambre
El embajador alemán conoce el terreno. Le ha visto el rostro a la pobreza. Ha escuchado los dramas humanos. Como el que el lunes le narró una profesora del barrio La Vega. Una zona marginal de Caracas donde donde los jesuitas llevan años tratando de ayudar a la población. Una población que vive en chabolas cuyo tejado no es otra que una plancha de meta. Antes tenían algo para llevarse a la boca. Pero es que ahí ya ni comer se puede.
#AyudaHumanitariaParaVenezuela En el barrio #LaVega, en #Caracas, un grupo de niños recibe alimentos en un comedor popular, financiado con parte de los 5 millones de euros que #Alemania dispuso para #Venezuela #AlimentandoLaSolidaridad (cvm) pic.twitter.com/DQZ1jBLtH7
— DW Español (@dw_espanol) 19 de febrero de 2019
“Una docente relataba que en la escuela había niños que se desmayaban porque en su casa no habían comido”. Otra historia, “terrible”, la definió el embajador, fue la de una mujer que perdió a dos familiares como consecuencia del hambre.
Por eso insiste Kriener en que la ayuda humanitaria “no puede esperar”. Que tiene que “ingresar cuanto antes”. Que los tiempos políticos, largos en este caso, ahora no importan. Y es que al final, con el hambre no se negocia.
Y mientras el diplomático ratificaba el compromiso de Alemania, los cinco millones de euros en ayuda humanitaria -que enviarán y coordinarán con asociaciones humanitarias de Venezuela, Alemania y las Naciones Unidas– Guaidó contemplaba la exposición de Kriener.
Allí se vio a un Guaidó absorto pero pendiente. Orgulloso cuando le apoyaban. Serio cuando exponía el drama. Pero con las facciones relajadas. Con la mirada en otro lugar. En ese futuro mejor que imagina.