Pedro Benítez (ALN).- Justo cuando los números de aceptación del presidente argentino comenzaban a dar los primeros ligeros signos adversos, estalló el escándalo que ha arrastrado por los suelos (todavía más) la imagen de su antecesor en el cargo. Desde que a inicios de este mes la ex primera dama Fabiola Yáñez acusó públicamente a su marido y ex presidente de maltrato físico, psicológico y abuso de poder, la cantidad de información sobre la poca edificante vida privada de Alberto Fernández, así como el uso y abuso que hizo de su cargo a fin de satisfacer sus desordenados apetitos íntimos, no ha cesado.
A estas alturas la historia supera largamente la más alocada imaginación de los libretistas que trabajan para series de televisión que exhiben las plataformas de streaming.
A Fernández, que en su gestión creó el Ministerio para la Mujer, no solo se le acusa de golpear regularmente a su esposa, sino de comportarse como un depredador sexual que dedicaba su tiempo a cortejar a diversidad de damas a quienes invitaba a hacerle compañía en las instalaciones oficiales, otorgando, a quienes así lo hacían, diversos privilegios a costa de los recursos públicos.
Por supuesto, todo está por probarse en los tribunales, pero la cantidad de evidencias que se van acumulando son de tal magnitud que se ha transformado en un problema para la coalición peronista que lo llevó al poder en 2019.
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Así, por ejemplo, la ex presidenta Cristina Kirchner ha marcado públicamente distancia, con su característico estilo, de quien fuera su ungido.
Indignación
Una primera señal de la conducta del entonces mandatario la recibieron los argentinos cuando el 13 de agosto del 2021 comenzó a circular una foto, del 14 de julio del 2020, donde se veía a la pareja presidencial celebrando un cumpleaños en compañía de un grupo de amigos en medio de las severas restricciones impuestas por pandemia de COVID-19. Por aquellos días Argentina sufría el que probablemente haya sido el aislamiento colectivo más largo del mundo, lo que afectó de manera muy dura tanto la vida social como la actividad económica.
La indignación general provocada fue el punto de quiebre en la evaluación ciudadana hacia Fernández puesto que más nunca recuperó su piso político, al extremo de ser el primer presidente argentino en ejercicio que no aspiró a la reelección para la que legalmente estaba habilitado. No es exagerado afirmar que ese día terminó su gobierno, desde entonces el timón estuvo a la deriva.
El «vacunatorio VIP» de Alberto Fernández
Previamente los medios argentinos habían destapado el escándalo del “vacunatorio VIP” en el Ministerio de Salud, procedimiento mediante el cual se distribuyeron las escasas vacunas existentes por razones de amistad y favoritismo político, y no por criterios de prevención sanitaria colectiva y/o de elemental equidad.
Esos dos incidentes han tenido consecuencias políticas que todavía hoy se pueden palpar en Argentina. Fue una evidencia muy grotesca de la inconsecuencia del discurso kirchnerista con sus propios hechos; por un lado, predicando en favor de los desposeídos y contra de los privilegiados, pero poniendo de manifiesto que en el país austral ellos son los auténticos privilegiados que viven de los impuestos que pagan los demás, mientras se saltan las normas y restricciones que imponen.
A lo anterior súmese la agudización de la crisis económica que llevó a la inflación a montarse por encima del 100% anual. Una casta privilegiada mal gobernando a una sociedad arruinada. Sin eso no se explica el fenómeno Milei.
Milei sigue avanzando en su proyecto de radical
No solo por haber sido elegido presidente, sino que luego de ocho meses transcurridos desde su llegada a la Casa Rosada, con el gasto de los consumidores derrumbado y el desempleo aumentado, sus cifras de aceptación sigan alrededor el 50%, dependiendo de la encuesta que se consulte.
De modo que, pese a su impericia política para lidiar con un Congreso que mayoritariamente lo adversa y los inevitables errores, Milei sigue avanzando en su proyecto de radical transformación económica ante una oposición impotente.
O para decirlo de otra manera, el único grupo con capacidad de hacer una oposición efectiva (el kirchnerismo) se encuentra tan desprestigiado ante los ojos de los argentinos, que no es capaz de capitalizar el inevitable desgaste de un gobierno que lleva a cabo un durísimo recorte del gasto público. La difusión de la vida privada con recursos públicos de Alberto Fernández ha venido a ser un recordatorio colectivo muy útil para Milei. Por estos días el dólar paralelo y las dificultades para desmontar el cepo cambiario no son la prioridad en las redes y los medios argentinos. Tampoco los problemas internos de la coalición libertaria.
Imposible tener un mejor amigo, por más involuntario que sea. Un auténtico ángel de la guarda, de noche y de día.