(EFE).- Abu Mohamed Al Jolani, que ha encabezado con su grupo islamista Organismo de Liberación del Levante la gran ofensiva en Siria iniciada el pasado 27 de noviembre contra el Gobierno sirio, se ha convertido en la figura rebelde que ha logrado derrocar a Bachar al Asad tras 24 años aferrado al poder, que heredó de su padre.
Nacido en Riad en 1982 pero de origen sirio, dado que su padre trabajaba como ingeniero de petróleo en Arabia Saudí, regresó a Siria en 1989, donde creció en el acomodado barrio damasceno de Mezzeh, un ambiente en el que el mismo aseguró que no le «empujaba» hacia el islamismo.
Ahora, su alianza, integrada también por rebeldes apoyados por Turquía, ha llegado hasta esos barrios a los que antes no podía volver.
Lideró Al Qaeda en Siria
Designado terrorista por Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de la ONU, Al Jolani no ha perdido oportunidad en los últimos años para salir en público y brindar algunas entrevistas a medios extranjeros, pese a que Washington pida por su cabeza 10 millones de dólares.
Pero los eventos en la región de Oriente Medio, como la Segunda Intifada Palestina en el año 2000 y la invasión estadounidense en Irak, en 2003 le empujaron a «cumplir» con su «deber» de «defender» a la comunidad árabe «perseguida por los ocupantes e invasores», como dijo en una entrevista al canal estadounidense PBS, en 2021.
De hecho, fue arrestado por los americanos en la prisión de Abu Ghraib y pasó en total cinco años encerrado en diferentes cárceles iraquíes.
En 2011, Abu Bakr al Bagdadi, quien fue luego el primer líder del grupo yihadista Estado Islámico (2014-2019), encargó a Al Jolani que estableciera una rama de Al Qaeda en Siria. Y así lo hizo al liderar el Frente al Nusra, que contaba con «miembros, dinero, armas y asesoramiento directamente de Al Qaeda», según el Consejo de Seguridad de la ONU.
El propio Al Jolani confirmó en 2013 la relación tan estrecha que tenía con Al Bagdadi y cómo este personalmente le había encargado dirigir «la lucha de Al Qaeda en Siria». Además, también juró lealtad a Ayman al Zawahiri, el que fue líder de Al Qaeda hasta su muerte en 2022.
Ruptura con Al Nusra
Asentado en Idlib, su principal bastión, todo cambió en 2016. Al Jolani anunció que disolvía el Frente al Nusra y creaba otro grupo, el Frente de la Conquista del Levante, el cual poco después pasó a llamarse Organismo de LIberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, en árabe) al fusionarse con otras facciones.
Esa disolución significaba que, en teoría, rompía toda relación con Al Qaeda para ser una entidad «independiente» con el único objetivo de derrotar al Gobierno sirio y «liberar» el país, lo que creó fricciones internas que provocaron que otros yihadistas abandonaran la senda de Al Jolani.
En Idlib, bajo el control de su grupo, se estableció en 2017 el Gobierno de Salvación, una suerte de frente político y civil de la agrupación en las zonas que escapaban al control del Gobierno sirio.
Sin apenas abandonar su atuendo militar, Al Jolani -aún con su tupida barba- se ha puesto, sin embargo, ocasionalmente ropas de civil, ya que ha pasado de ser uno de los hombres más buscados del mundo a viajar libremente de Siria a Turquía, que le apoya.
Ahora se sienta al frente de la reciente coalición «Mando de Operaciones Militares», encabezada por su propio grupo y que congrega también a otras facciones, que fue creado especialmente para esta ofensiva contra Al Asad, denominada «Disuasión de la agresión», que ha conseguido controlar gran parte de Siria.
Pese a no renunciar a su rigorismo religioso y a imponer por la fuerza su ley, Al Jolani sí parece haber abandonado la idea de la yihad global para centrarse en comenzar de cero con una población que quiere vivir alejada de Al Asad.
Desde el inicio de su ofensiva a repetido por activa y pasiva que no quiere ni venganza ni represión bajo su dominio, que busca «liberar» a todos los sirios sea cual sea su confesión religiosa o su posición política.
Sin embargo, la ONU sigue asegurando que la comunicación de Al Jolani con Al Qaeda no se ha roto, además de que numerosas organizaciones, incluidas locales, denuncian los abusos de los derechos humanos cometidos contra civiles de la población de Idlib, región de unos 3 millones de habitantes, la mayor parte desplazados.
En Idlib también se han escondido y se esconden miembros del Estado Islámico. De hecho, Al Bagdadi se hizo explotar en una operación estadounidense en 2019 en esta provincia a muy pocos kilómetros de Turquía