Daniel Gómez (ALN).- A principios de junio caducan las licencias de operación en Venezuela de las estadounidenses Chevron, Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes y Weatherford. Todo apunta a que el gobierno de Joe Biden, al igual que hizo Donald Trump, las extenderá a finales de este mes.
“Nuestro legado en Venezuela se remonta a la década de 1920 y tenemos la esperanza de que se renueve la Licencia General 8 para continuar nuestra larga historia constructiva en el país, donde apoyamos programas de inversión social que brindan los servicios necesarios para las comunidades locales”.
Eso dijo un portavoz de la petrolera estadounidense Chevron a la agencia Argus.
La fuente explicó que ha gastado más de 100 millones de dólares en “diversas iniciativas sociales” para Venezuela en los últimos 10 años.
También dijo que sigue “comprometida con la seguridad y el bienestar de nuestros empleados y sus familias, la integridad de los activos de nuestra empresa conjunta y los programas sociales y humanitarios de la empresa durante estos tiempos difíciles”.
Pero el interés de Chevron por Venezuela va más allá de lo social.
Chevron controla el 30% de PetroPiar y el 39,2% de PetroBoscán. En ambas operaciones la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) es el socio mayoritario. Así lo impone la ley venezolana.
Chevron también cuenta con el 34% de la empresa conjunta PetroIndependencia en el cinturón petrolero y el 25,2% de PetroIndependiente en el oeste. Y en la frontera marítima con Trinidad y Tobago, Chevron tiene el 60% del campo de gas natural Loran.
La multinacional estadounidense, pese a estos tiempos de ruina en Venezuela, sigue siendo un factor activo. Su participación neta de producción de empresas conjuntas promedió alrededor de 35.300 barriles diarios de petróleo equivalente en 2019, lo cual equivale al 6% de la producción total de Venezuela en ese momento.
Desde Chevron siempre han insistido en aguantar. Ahora la producción en Venezuela ronda los 500.000 barriles diarios, pero no hay que olvidar que el país suramericano posee las mayores reservas probadas de crudo del mundo.
Además, se espera que, si finalmente el gobierno de Joe Biden levanta las sanciones petroleras contra Venezuela, el país pueda alcanzar el millón de barriles diarios de producción en el corto plazo. Hasta ahora, no obstante, se ha mostrado incapaz, pese a las reiteradas promesas de Nicolás Maduro.
¿Venezuela tiene futuro petrolero?
Otro punto interesante son los planes del gobierno venezolano para potenciar PDVSA.
El que más interesa a los inversores tiene que ver con los planes de liberalización de las empresas conjuntas del país. Esto supondría el fin del monopolio estatal en los campos de Venezuela.
Sin embargo, de acuerdo con un documento interno de PDVSA filtrado por la agencia Reuters, la intención de la compañía es mantener el monopolio, mientras demanda más de 77.000 millones de inversión para reparar sus instalaciones y, lo más importante, devolver la producción por encima de los tres millones de barriles diarios. Eso significaría regresar a los niveles de 1998, antes de que Hugo Chávez llegara al poder.
Biden y las licencias
La realidad es que ninguno de estos escenarios se espera para el corto plazo.
Tampoco que el gobierno de Biden levante las sanciones. Venezuela no ha sido una prioridad geopolítica para EEUU como lo fue en la era de Donald Trump. De hecho, Centroamérica está siendo el foco principal de la diplomacia estadounidense en Latinoamérica.
Washington también ha dicho que “no tiene prisa” por retirar las sanciones contra Caracas. De hecho, el levantamiento de estas medidas ha sido condicionado a que prosperen las negociaciones planeadas por el opositor Juan Guaidó con Maduro. Este proceso apenas comienza.
Por todo lo anterior, el tema de las licencias es importante para una firma como Chevron. Cuando Trump decretó el bloqueo petrolero a Venezuela, concedió exenciones a las firmas estadounidenses.
Como Chevron, las empresas de servicios Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes y Weatherford han podido seguir operando en Venezuela con normalidad. Al menos, toda la normalidad que existía durante la era Trump, que usaba a Chevron como elemento de presión contra Maduro.
Las exenciones actuales caducan a principios de junio. Para fines de mayo, las fuentes consultadas por Argus esperan que Estados Unidos las prorrogue por tres o seis meses más.
El escenario ideal para la petrolera es que se levanten las sanciones. Por eso confían en la influencia de algunos miembros del flanco progresista del Partido Demócrata sobre el propio presidente demócrata, Joe Biden.
Estos parlamentarios están presionando a la administración para que alivie las sanciones, respaldando los llamamientos para restaurar los intercambios de diésel por parte de compañías petroleras no estadounidenses.
Sin embargo, la esperanza de que esto ocurra “es limitada”, apuntaron las fuentes.