Daniel Gómez (ALN).- El ministro venezolano de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, tuvo insultos para todos en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos. No escatimó en epítetos. Y claro, al final, toda esa artillería se le volvió en contra. “Si nos trata así a nosotros imagínense cómo trata al pueblo. Este canciller representa a la perfección al régimen dictatorial de Venezuela”, dijo el ministro de Exteriores chileno, Roberto Ampuero.
Para Jorge Arreaza, ministro de Relaciones Exteriores deVenezuela, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA),Luis Almagro, es “un sicario”. Un sicario al mando de un “circo”, de un “cártel” compuesto por cancilleres que obedecen al imperialismo yanqui sin rechistar. Hasta “indignos” les llamó.
Por todo esto cabe preguntarse qué clase de sicario es Almagro: ¿Será un asesino político, de la democracia? Y la OEA, ¿por qué es un circo? ¿Acaso la componen esbirros al servicio de Washington? ¿Acaso sus miembros no son independientes? ¿Acaso no tienen la dignidad de expresarse libremente? ¿Por eso son indignos? ¿Por eso son “un ministerio de colonias”?
Este lunes, en la Asamblea General de la OEA las palabras volaban como puños. Aquello parecía un ring de boxeo. Era así porque se planteaba la salida de Venezuela del organismo. Por si fuera poco, la publicación el pasado jueves del informe que la OEA hizo llegar a la Corte Penal de La Haya caldeó más el ambiente. En el estudio se relatan las torturas, asesinatos e irregularidades políticas que ha cometido el régimen de Nicolás Maduro (Leer más:14 pruebas que implican al régimen de Nicolás Maduro en crímenes de lesa humanidad).
Con las sensibilidades a flor de piel, Arreaza quiso dominar el ring, quiso demostrar autoridad. Por eso no escatimó en calificativos y epítetos “sumamente violentos” que convirtieron la reunión en un acto “desagradable”. Así lo valoró al diario ALnavío Fernando Gerbasi, exembajador de Venezuela en Colombia, Brasil, Italia, Alemania, y ante las Naciones Unidas y las Comunidades Europeas.
Con la artillería de insultos desatada, el canciller no midió que en la reunión le iba a enfrentar alguien que en su día pensó como él, que sintió lo mismo que él. Fue Roberto Ampuero, ministro de Relaciones Exteriores de Chile.
“Si nos trata así a nosotros imagínese cómo trata al pueblo de Venezuela. No hay un solo minuto en el que este canciller haya reconocido algún tipo de duda, en el que haya estado dispuesto a escuchar a los demás, a pensar que está equivocado. Nada que no sea parte de su visión ideológica tiene sentido. Este canciller representa a la perfección al régimen dictatorial de Venezuela”.
Un pasado compartido
Es destacable que sea Ampuero quien contraataque a Arreaza. Está legitimado para hacerlo. Fue comunista cuando tenía 18 años. Huyó de la dictadura de Augusto Pinochet hacia el Estado socialista de Alemania Oriental. Y de allí marchó a la Cuba de Fidel Castro.
Fue después de esos viajes cuando Ampuero se dio cuenta de que se equivocaba. Así lo reconoce en entrevistas y libros, el más conocido Diálogo de Conversos, que escribió junto al historiador Mauricio Rojas. Otra cosa que explica su transformación ideológica es la pertenencia al gobierno de Sebastián Piñeraen Chile, de corte liberal y de derecha.
La evolución de Ampuero no se advierte en Arreaza. Este nunca dudó. Siempre ha defendido al socialismo. Una vez terminó sus estudios, militó en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Poco a poco fue ganando protagonismo, llegando a ser ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación del fallecido mandatario Hugo Chávez, quien es, por cierto, padre de su esposa, Rosa Virginia Chávez. Muerto Chávez, Arreaza se convirtió en un hombre de confianza para Nicolás Maduro, llegando a ser incluso vicepresidente.
Por todo esto, y cómo no, también por su actitud, el ministro chileno dijo que hablar con Arreaza es como hacerlo “con un muro”. Y agregó: “Es incapaz de aceptar un argumento contrario al suyo”.
Calibrando la suspensión a Venezuela
Roberto Ampuero no fue el único que cargó contra Arreaza. Con la misma contundencia se expresó la canciller canadiense, Chrystia Freeland. Ella recriminó que Venezuela siempre use como argumento los defectos de otros países. Como si eso les deslegitimara para cargar contras las violaciones de los derechos humanos que están teniendo lugar en Venezuela.
“De ninguna manera consideramos que nuestros desperfectos nos descalifiquen para hablar de los derechos humanos a nivel mundial. El pueblo venezolano, tan perjudicado por su propio gobierno, merece nuestro respaldo y apoyo”, dijo la canciller.
Roberto Ampuero: “Si [Arreaza] nos trata así a nosotros imagínese cómo trata al pueblo de Venezuela
Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, siguiendo la línea de su gobierno, también se opuso. Defendió la política de sanciones contra los funcionarios chavistas, y también, como forma de presión, pidió suspender a Venezuela de la OEA.
“Esta suspensión no es una meta en sí, pero mostraría que la OEA respalda sus palabras con acciones. Es un mensaje poderoso al régimen de Maduro de que sólo con elecciones reales su gobierno podrá estar incluido en la familia de naciones”, dijo Pompeo.
En la sesión del martes, los miembros de la OEA debatirán la suspensión de Venezuela. Un “punto fundamental”, según Gerbasi. “Veremos en qué profundizan. Habría que saber cómo se comportarían ciertos países, sobre todo los del Caribe. Se dijo que hay 18 votos seguros, pero faltan seis. Hacen falta 24”.
El diplomático explicó que en esta reunión se pulsarán las posiciones de los miembros de la OEA. “Los que están a favor de la suspensión están calibrando los comportamientos de algunos miembros, haciendo gestiones bilaterales”. Y es que este martes se vota si se convoca una asamblea extraordinaria para expulsar, o no, a Venezuela. La decisión final, por tanto, llegará otro día.