Juan Carlos Zapata.- La Superintendencia de Bancos de Venezuela, Sudeban, confirmó la intervención del Banco Occidental de Descuento, BOD, propiedad de Víctor Vargas, quien era conocido como el banquero rojo, o el banquero amigo del chavismo.
La Sudeban detectó una serie de irregularidades. Un conjunto. Como antes no se habían visto en la banca de Venezuela. La Sudeban había intervenido hace un mes la entidad. Luego suspendió la medida. Más tarde, hace una semana, un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia confirmaba que el BOD no debía ser intervenido. Esta sentencia causó malestar en algunos miembros del alto tribunal y en el propio régimen de Nicolás Maduro. Ahora la Sudeban publica la resolución en Gaceta Oficial. Lo hace después de que en Curazao, fue declarada la bancarrota del Banco Orinoco, propiedad de Víctor Vargas, y en Panamá, se extendió la intervención de AllBank, instituto también de Vargas y del Grupo Financiero BOD.
Dice la Sudeban:
Que el BOD no poseía los sistemas adecuados de prevención de delitos de legitimación de capitales y que los empleados no estaban adiestrados para ello.
Que los títulos en monedas extranjeras que se supone posee el BOD están en custodia de bancos extranjeros y en un 99,8% no han sido transferidos al Banco Central de Venezuela, tal como lo estipula la ley.
Que esa posición en títulos representan el 45% del patrimonio, lo cual viola las disposiciones de las autoridades.
Que las garantías de los créditos están emitidas por bancos que pertenecen al Grupo BOD, y esos bancos, que operan en jurisdicciones extranjeras, se encuentran en problemas: en Curazao el Banco del Orinoco declarado en bancarrota, y en Panamá, el AllBank, intervenido, y el de Antigua, BOIBank, y República Dominicana, Bancamérica, en observación. La Sudeban habla de bancos sometidos a medidas extraordinarias y por lo tanto ello se traduce para el BOD en “obligaciones no cubiertas”. Así, se hace imposible determinar las provisiones. Vargas había dicho en rueda de prensa que en lo que refiere a los montos, habló de casi 800 millones de dólares, todo estaba ya provisionado. Pero la Sudeban lo pone en duda.
Que el BOD no acató las instrucciones de disminuir el riesgo crediticio de empresas relacionadas.
La Sudeban no lo dice. Pero lo que se infiere es una especie de centrífuga internacional.
Y cuando señala el problema de los títulos, confirma la sospecha que había en el sistema financiero: la dependencia de los bancos de títulos de la deuda de Venezuela. Títulos de una deuda en default.
La Sudeban determina que la empresa Cartera de Inversiones es el accionista mayoritario del Grupo BOD. Y que el banquero Víctor Vargas a su vez posee el 99,57% de Cartera. Hay que anotar que es la primera vez que la autoridad nombra de manera directa al principal protagonista de la historia.
Y dice esto, para señalar que la vinculación puede comprometer los activos del BOD y ello suponer un riesgo para clientes y usuarios.
Que las ganancias del BOD provienen de operaciones cambiarias por tenencia de activos extranjeros que son las que poseen aquellos bancos sometidos a medidas extraordinarias. Ello, afecta el patrimonio de un banco que es segundo en el ranking, justo en lo que refiere a posición patrimonial y el quinto en activo y séptimo en captaciones.
Que lo anterior implica el registro de eventuales pérdidas por la “desvalorización e irrecuperabilidad de las inversiones”.
Que el BOD no ha podido cumplir con el encaje legal desde febrero de 2019. Encaje obligatorio para todos los bancos en el Banco Central de Venezuela.
Que la mayoría de los miembros de la Junta Directiva del BOD también ejercían cargos administrativos.
Hay muchas más causas. Pero estas señalan los problemas por los que atravesaba la institución de Vargas. El banquero se encuentra en República Dominicana. Sorprende cómo la autoridad no había actuado antes. En las relaciones de poder está la explicación.