Daniel Gómez (ALN).- El diseñador español Adolfo Domínguez paseaba por la isla de Margarita hasta que algo le llamó la atención: “¡Bah!, ¡qué bonito nombre!”. Era el de la bahía de Juan Griego. Y así, Juan Griego, se llama su última novela. Ahora le da lástima recordar aquello, porque hoy Venezuela vive una dura realidad. Y así se lo cuenta a ALnavío.
El diseñador Adolfo Domínguez, de 68 años, también escribe. Dice que lo hace para entenderse. “A mí, a mis problemas y al mundo”. Añade que escribe a mano. Y al sol. No le gusta encerrarse en una habitación, así que sale al campo. “Aprovecho hasta el último rayo de luz para dar rienda suelta a los pensamientos”. Y como gallego que vive en Galicia, en verano es más productivo. Allí el ocaso se prolonga hasta las 11.
Así que la escritura de Domínguez es casi como una manía. Un ritual que lleva repitiendo 40 años cada fin de semana. Y de ahí surgió su nuevo libro, Juan Griego, una reedición de la obra publicada en 1992 con un renovado enfoque y más profundidad. En su texto el amor, la violencia, la política, las dictaduras en Argentina y España, el narcotráfico en Colombia, y hasta la inestabilidad de los mercados cobran más profundidad.
Todos estos detalles los reveló el diseñador este lunes en un acto promocional en el Instituto Cervantes, en Madrid. A ALnavío le contó que el nombre de la novela se inspira en un lugar de Venezuela. “Estaba paseando hace ya muchos años por la bahía de Juan Griego en isla de Margarita y dije ¡bah!, ¡qué bonito nombre! Ese detalle dio nombre a la novela”.
Ese buen recuerdo pronto chocó con la realidad que vive el país. “Dios mío, qué desgracia”, dijo refiriéndose a los venezolanos y a Venezuela, azotada por una crisis infinita. Y es que Domínguez, en su día, hizo negocios allá. Negocios que ya no marchan, pero que conserva.
“Sigo conservando negocios allí, pero también es verdad que no funcionan. Allí hasta el comerciante más pequeño está arruinado. Cuando enviamos productos no venden, y la situación se vuelve imprevisible”, comentó.
La historia de Juan Griego
Otro imprevisible es Juan Griego. En esta ocasión, el Juan Griego que da nombre a la novela. El personaje. El protagonista. Un joven teniente de la Armada Argentina en tiempos de dictadura, a finales de los 70, cuyos sentimientos le definen como una buena persona, pero no sus actos.
En el evento, Domínguez afirmó que su escritura está influida por el estilo del argentino Jorge Luis Borges y el británico William Shakespeare. Y no le falta razón. El relato se enfoca en lo central y prima el diálogo. “A Juan Griego se le describe por lo que los demás dicen de Juan Griego”, apuntó.
Domínguez definió su libro como “minimalista”. Cualquiera lo diría. Tiene 700 páginas y está escrito en verso libre. “Es minimalista por la redacción. Sujeto, verbo, predicado. No abundo en descripciones. Uso metáforas estrictamente necesarias, coletazos esenciales que definan con precisión al personaje”.
En cierto modo, el relato de Domínguez es realista. Se basa en sus vivencias. Se ambienta en Argentina porque sus antepasados son de allí. Cuando era un niño, le costaba entender que Madrid era la capital de España. Estaba convencido de que era Buenos Aires.
Superado el trauma, la juventud la recuerda leyendo prensa donde Argentina “copaba las portadas más espectaculares”. Así que ha aprovechado la información de los periódicos que leía entonces para ambientar su obra.
Esta novela en versos, con toques de aventura, género negro e incluso humor, empieza con una tortura. Es tan realista que sobrecoge. Aunque no siempre comenzó así. En la primera versión de Domínguez, un apacible verano daba inicio al texto. Su hija Tiziana fue quien le obligó a cambiar.
“La recomendación de Tiziana fue un acierto. La descripción de la tortura impacta. Y en cierto modo eso me obliga a mantener la tensión narrativa en todo momento”, explicó el diseñador.
La novela, editada por Defausta, ya está en las librerías.