Daniel Gómez (ALN).- El mexicano, consejero de Banco Popular hasta el pasado septiembre, ha hecho oficial la jubilación que anunció hace tres años. Ahora explota su faceta de ponente y aboga por crear una alianza iberoamericana de empresas. Defiende que se trata de “una oportunidad única”. Antonio del Valle Ruiz se declara jubilado. El agobio por las reuniones ejecutivas y los densos balances de cuentas le robaban un tiempo que ahora disfruta en noches de ópera y tardes en la madrileña plaza de toros de Las Ventas. Sin embargo, le ha costado llegar al exilio. Desde que dijo retirarse hasta que lo hizo tardó tres años.
En 2013 anunciaba su marcha, la misma fecha que veía en el Banco Popular una oportunidad para conseguir beneficios. Junto a otros socios de su familia, se hacía con un 6% del accionariado con una inversión de 450 millones de euros (aproximadamente 475 millones de dólares), logrando un hueco en el consejo de administración.
Don Antonio, como le gusta que lo llamen, siempre tuvo en mente triunfar en la banca de Estados Unidos. Un sueño americano que se esfumó por el Atlántico. Desde su México natal contemplaba España como un caramelo mucho más suculento. Las reformas de Bruselas comenzaban a notarse en el país y era cuestión de tiempo para que las acciones de los bancos subieran de nuevo, pues estaban muy por debajo del valor real.
En una de sus últimas conferencias, Del valle se mostró a favor de crear una alianza iberoamericana de empresas
Banco Popular, que respira bajo el paraguas del Opus Dei, le transmitía seguridad para su propósito. Por eso Del Valle accedió a él. Y aunque hoy la inversión le supone pérdidas, todo apunta a que con el tiempo acabará recuperándola.
Cuando Don Antonio ingresó en el consejo de administración, de inmediato detectó el porqué del naufragio. Ángel Ron, presidente desde 2006, no había aplicado medida alguna para paliar los efectos de la crisis financiera de 2008. Ocho años de inmovilismo que han convertido a la entidad en una compañía arcaica y sin ideas, asfixiada por el peso muerto de los activos tóxicos del ladrillo.
Aunque le costó tres años, convenció al Banco Central Europeo, al Ministerio de Economía e, incluso, al accionariado del Opus Dei, afín a Ron, para que éste dejara el cargo. El primero de diciembre de 2016, el Popular anunció que Ángel Saracho lo remplazaría una vez cerrado el ejercicio de este año.
Es el último triunfo de Del Valle portando el traje de empresario. En septiembre, cuando estaba casi todo hecho, cedió a un primo, Jaime Ruiz Sacristán, su puesto en el consejo del banco. En la actualidad, más que de empresario, ejerce en el área de relaciones públicas pregonando una alianza iberoamericana de empresas. Casi como un filósofo.
Una oportunidad única
En 2015, en una ponencia en Madrid que organizó el Consejo Empresarial de América Latina, argumentaba por qué debían estrecharse los lazos atlánticos: “La península ibérica, Latinoamérica más la comunidad hispana de EEUU, juntos, superarían el producto interior bruto de un gigante como China. Es una oportunidad única”.
Del Valle se declara jubilado para erigirse como relacionista público / Foto: Casa de América
Del Valle cuestionaba que España, madre patria para los mexicanos, ignore a los que se suponen hijos, e igual con el resto de países latinoamericanos. Como ejemplo, contó la operación de cuando ingresó en Banco Popular. Mientras los socios mexicanos se hacían con el 6% de la entidad, los accionistas españoles adquirieron un 24,9% de BX+ (léase como “Ve por más”), grupo financiero de la familia Del Valle.
Aunque esta alianza sea fruto de la lógica, lo cierto es que las raíces de Don Antonio cavan túneles hacia España, una tierra que siempre mira con cariño, dado que su abuelo nació en Asturias.
En pro de oportunidades, éste migró a México para lanzar “El Asturiano”, una textilera que heredaron los hijos y figura en el currículo de Del Valle como su primer trabajo. Tenía 15 años.
Este inicio recuerda al de Carlos Slim. La mayor fortuna de México, y cuarta del mundo según la última lista de la revista Forbes, tiene orígenes libaneses y trabajó desde muy chico en la mercería familiar. Puede que esto explique la buena relación que une a ambos. Nexo que además de personal, es de negocios. Carso, el conglomerado de Slim, posee el 49% de Elementia, la cementera del Grupo Kaluz de Del Valle.
Un multimillonario pasional
Si bien no es tan rico como Slim, lo cierto es que Don Antonio y familia, según Forbes, reúnen casi 5 mil millones de euros en patrimonio (aproximadamente 5.282 millones de dólares). Y todo esto gracias a un arrebato.
Del Valle comenzó en la banca, pues soñaba con triunfar ahí antes incluso de que se formara en finanzas por la Escuela Bancaria y Comercial de Ciudad de México. En 1974, fundó junto a otros socios el Banco de Crédito y Servicios, Bancrecer. Era una marca que auguraba lo que haría esa entidad en apenas seis años: crecer. Pasó de 200 a 1.000 empleados y de una sucursal a 100, siendo la primera banca múltiple del país.
Del Valle y Slim no solo son amigos, también son socios
Pero en 1982 recibió un duro golpe. El Gobierno mexicano la nacionalizó en un acto para él, “injusto y desleal”. En ese instante, se sembraba la angustia e inquietud en el comedor familiar. Don Antonio, que por aquel entonces tenía dos de sus cinco hijos, debatía junto a Blanca Perochena Barquín, su esposa, si seguir en el país o buscar nuevas oportunidades en España o Estados Unidos.
Pese al disgusto con la administración, se aferró a la memoria de su abuelo para quedarse en México y triunfar. Fue una decisión pasional, como la de invertir en petroquímicas, un negocio desconocido para él pero que terminó convirtiéndose en la corona del imperio Del Valle.
Mexichem genera ventas por 3.500 millones de euros / Mexichem
Mexichem, que genera ventas por 3.500 millones de euros (3.697 millones de dólares), con presencia en más de 50 países, nació de las inversiones de Don Antonio con el dinero de la indemnización de Bancrecer. En 1984, adquirió Química Pennwalt junto a otras tres empresas del sector. De una mina de sales sacaron sosa caustica. Y así, paulatinamente, llegaron los plásticos que han convertido a la compañía -conformada como tal en 1998- en la líder de América Latina.
Cuando se habla de dinero, Mexichem suele ser sinónimo de buenas noticias. No obstante, trabajar con sintéticos y combustibles hace pasar tragos agridulces, mucho más amargos que un mal ejercicio económico.
La tragedia de Pajaritos
El 20 de abril de 2016, el complejo petroquímico Pajaritos, que Mexichem poseía junto a Pemex, sufrió una explosión que acabó con la vida de 32 trabajadores. Lo más grave no fueron los 244 millones de pérdidas, sino las acusaciones a Del Valle como responsable directo de lo ocurrido.
Varios blogs y vídeos insinúan que se oculta y no asume responsabilidades. Que se escuda en Pemex e incluso afirman que la retirada final de Don Antonio fue consecuencia de la tragedia en Pajaritos. Y pese a que ha guardado silencio, Mexichem se hizo cargo de los daños causados.
Los compuestos químicos son un negocio rentable pero no bonito, quizá por eso Don Antonio prefiere declararse banquero. Con los créditos agrícolas que ofrece BX+ (2004) consiguió triunfar en el mundo financiero. No obstante, entre la nacionalización de Bancrecer y el éxito final, se registró otro fracaso. En 1990, el Gobierno mexicano devolvió a manos privadas el sistema financiero. Allí Del Valle apareció junto a otros socios para, dos años más tarde, formar Banco Internacional, también conocido como Bital, al que logró situar en lo más alto de los rankings de México. Sin embargo, tras varios desencuentros con otros accionistas, se divorció de la entidad en 2002.
Una explosión en la central Pajaritos acabó con la vida de 32 trabajadores
Finalmente, Don Antonio se retiró en 2016, con 78 años. Entre el éxito con Banco Popular y la explosión de Pajaritos puede que esté el porqué. El traje que ahora prefiere es el de relaciones públicas y mentor. Uno de los conceptos que más utiliza en las ponencias que lidera es el de “inversión paciente”. Es su gran consejo. Porque con paciencia logró todo lo que se propuso. Cuando el gobierno de México le arrebató Bancrecer, su primer impulso fue la huida. Sin embargo, se quedó en el país y aún con sangre en las rodillas, se levantó.
Del Valle está orgulloso de lo conseguido. También porque sabe que el Grupo Kaluz no morirá con él. Ha seguido el patrón de Slim: entregó la responsabilidad de las empresas a sus hijos varones. Antonio del Valle Perochena preside BX+; Juan Pablo, Mexichem; y Francisco, Elementia. Mientras, las hijas ayudan a los hermanos en sus responsabilidades. Blanca es la mano derecha de Antonio y Guadalupe trabaja junto a Juan Pablo. Con todo atado, toca descansar.