Antonio José Chinchetru (ALN).- Por primera vez, Nicolás Maduro dijo que quiere liberar a los presos políticos (aunque no reconoció que lo sean). En su discurso ante la Asamblea Nacional Constituyente, y ante la gravedad de una situación que no reconoció de forma explícita, hizo llamamientos al diálogo y admitió que “no estamos haciendo las cosas bien”. Incluso aceptó su responsabilidad por la corrupción. Tendió la mano a opositores y empresarios, en un gesto poco común en él y que demuestra que no se siente fuerte, si bien dijo que quiere seguir avanzando en la revolución y el socialismo.
Nicolás Maduro concentra todo el poder político de Venezuela, como él mismo recordó en un discurso de hora y media ante la ilegal Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Su primera intervención ante la ANC tras las elecciones, sin embargo, lleva implícito un reconocimiento de debilidad y de la grave situación por la que atraviesa el país. Admitió que “no estamos haciendo las cosas bien” y llamó al diálogo con la oposición y los empresarios. Además, aunque evitó utilizar el término, anunció su intención de liberar presos políticos. Lo hizo, eso sí, con la amenaza de volver a encarcelarles “si reinciden”. En una exposición llena de contradicciones también dibujó un escenario internacional en el que el Gobierno no aparece aislado.
El de Maduro fue el discurso de un mandatario que, sin reconocerlo, sabe que tiene el rechazo de gran parte de la población y que esa es su principal debilidad. Aunque no habló de abstención con esa palabra, quedó claro que era consciente de lo que significa el bajo nivel de participación en los comicios. “Escuchemos bien el clamor de un pueblo, y también sus silencios, aprendamos a escuchar el clamor y los silencios del pueblo”, sostuvo.
Nicolás Maduro: “No estamos haciendo lo suficiente, ni lo estamos haciendo bien”
Con constantes referencias a supuestas conspiraciones, el autócrata sostuvo que “Venezuela necesita un nuevo comienzo, en revolución, con revolución y para hacer revolución”. Maduro, que dijo que “tenemos todo el poder político”, hizo un llamamiento a “una transformación del liderazgo de la revolución, una transformación de la jefatura de la revolución”. En una inusual muestra de autocrítica, sostuvo: “No estamos haciendo lo suficiente, ni lo estamos haciendo bien. Hay cosas buenas que hacemos, pero no quiere decir que las estamos haciendo bien ni estamos haciendo lo suficiente”. Eso sí, tampoco dudó en mostrarse como víctima: “Creo que no ha habido un presidente en la historia de este país sometido a tanta persecución imperialista, a tanto látigo y amenaza imperialista”.
No habló de ello, pero esas cosas que “no estamos haciendo bien” afectan todos los aspectos de la realidad venezolana. El nivel de inseguridad es uno de los más altos de mundo, con datos que desde hace tiempo se mueven siempre en torno a 25.000 homicidios anuales. En ausencia de datos oficiales, que son ocultados, el FMI estima que la inflación llegará a 13.865% en 2018 y el PIB caerá 15%. La carestía de los bienes más básicos es la norma en la mayor parte de los comercios del país y en el éxodo participan millones de personas que han salido al extranjero huyendo de la miseria y la crisis en todos los ámbitos que sufre el país. La crisis humanitaria es una realidad que denuncian tanto los venezolanos como organismos internaciones y gobiernos extranjeros, pero que Maduro no quiere reconocer.
En ese escenario del que no habló, pidió “la unión nacional para que rememos juntos” y apeló al diálogo. Dijo querer escuchar a “los intelectuales” y a “los políticos del otro bando, de la oposición, soy capaz de escucharlos a todos”.
También a “los sectores empresariales”, tanto venezolanos como extranjeros. Señaló que había ordenado que se convocara “a todas las empresas europeas a Venezuela, a sus directivos a una reunión de trabajo para resolver todos los problemas que tengan y que traigan nuevas inversiones. Y si hay algunas deudas, las convertimos en inversión de crecimiento. Y yo quiero recibir uno por uno a los presidentes, a los directivos de las empresas europeas que vengan”.
Este acercamiento que pedía a las empresas entraba en clara contradicción con una fuerte apuesta por profundizar en el modelo socialista, que definió como cristiano y chavista. Al capitalismo lo comparó con el bachaquerismo (el mercado negro de personas que compran productos subvencionados para revenderlos más caros). “Han elegido ustedes a un presidente para construir el socialismo”, afirmó contundente. De hecho, a pesar de decir que quería dialogar con los empresarios privados les acusó de corrupción, “cuando producen productos a 100 bolívares y los quieren vender a un millón”.
Se autoexculpa de la decadencia de PDVSA
La petrolera estatal también estuvo presente en el discurso. Bajo su mandato se ha desplomado la producción petrolera, de manera que el país no ha podido sacar beneficio de la subida del precio del crudo. “Quiero una PDVSA socialista”, además de “soberana y productiva”, afirmó en una alocución en la que llamó a “romper el modelo rentista petrolero dependiente”. Aunque reafirmó al general Manuel Quevedo como presidente de la compañía, llamó a cambios en la gestión para recuperar la productividad.
Dijo que no es suficiente con poner a los trabajadores “al frente” de PDVSA. “Aquí no sirven los dogmas ni las consignas, ni el falso radicalismo. Al que pongamos ahí, primero honestidad, segundo capacidad, tercero eficiencia y cuarto resultados”. Sostuvo que el objetivo era aumentar en más de un millón de barriles la producción este año, y después en más de cinco. En este caso, y aunque la decadencia de la compañía se acrecentó desde que él llegó al poder, el autócrata se autoexculpó: “El problema no es Maduro, y buena parte del país así lo entendió”, afirmó.
En otra muestra de debilidad, pidió ayuda a Rusia, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Irán y los países árabes para mejorar la producción de PDVSA.
Presos políticos
Fijó como una de las prioridades de su próximo mandato el diálogo, lo que incluye la liberación de presos políticos. Eso sí, evitó reconocer su existencia y les volvió a acusar de haber cometido crímenes violentos. Sostuvo: “Hay un conjunto de personas detenidas por causas de haber cometido delitos, por causas de violencia política, y yo quiero que esas personas salgan en libertad y se les dé una oportunidad para un proceso de reconciliación nacional, aquellos que no hayan cometido graves crímenes o asesinatos”. Tras anunciar una “amplia política de reencuentro y pacificación que permita que los factores que estuvieron en la violencia se reincorporen a la lucha política legal constitucional sin armas y sin violencia al país”, lanzó un aviso: “Si reinciden, hay justicia, y la justicia volverá a actuar”.
En materia de lucha contra la corrupción también asumió, al menos de forma retórica, su responsabilidad: “Hemos tenido un retroceso ético en la construcción de una nueva espiritualidad, una nueva moral. Culpa de Maduro, asumo mis culpas, pero asumo mis responsabilidades”.
Maduro trató de dibujar un escenario internacional totalmente distinto al aislamiento al que está sometido
Donde no hubo espacio para sorpresa alguna fue en la parte dedicada a la situación del régimen ante la comunidad internacional. Insistió en la existencia de “ataques del imperialismo” y en supuestas conspiraciones financiadas por una “alianza de la embajada gringa con el Gobierno de Colombia”. Tras afirmar que las nuevas sanciones, que son sólo contra algunos dirigentes chavistas (algo que no dijo), “nos van a crear graves dificultades” que “vamos a superar”, trató de dibujar un escenario totalmente distinto al aislamiento al que está sometido (Ver más: Países de 4 continentes estrechan el cerco sobre Nicolás Maduro).
No habló de las sanciones de la Unión Europa ni de los pronunciamientos de los 14 países del Grupo de Lima y el G-7. Del único país latinoamericano del que habló fue de Colombia, para acusar a Juan Manuel Santos de querer dejar una “situación bélica” a quien le sustituya en la Presidencia colombiana. Eso sí, no dejó de mencionar apoyos internacionales: “Agradezco todas las manifestaciones de respaldo y de apoyo firme de grandes potencias del mundo, de Rusia, de China, de Irán y de otras potencias que en el mundo nos respaldan integralmente, con las cuales tenemos asociaciones y alianzas de desarrollo de beneficio mutuo”.